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Inmigración

Cécile Kyenge: «La UE debe abandonar la hipocresía que la empuja a no cumplir su deber»

Cécile Kyenge. Eurodiputada italiana y ex ministra de Integración. Lo importante es «poner en marcha rápido una operación que permita los rescates»

Cécile Kyenge. Eurodiputada italiana y ex ministra de Integración
Cécile Kyenge. Eurodiputada italiana y ex ministra de Integraciónlarazon

La muerte de más de 850 inmigrantes por el naufragio de su embarcación el pasado domingo ha hecho que la Unión Europea se replantee la «cierta hipocresía institucional que llevaba a que no cumpliéramos nuestro deber, que es socorrer a los inmigrantes». Lo dice Cécile Kyenge, europarlamentaria y ministra de Integración en el anterior Gobierno italiano. Congoleña de origen y emigrada hace 30 años a Italia, donde gracias a las becas logró estudiar Medicina y especializarse en Oftalmología, Kyenge espera que la tragedia suponga un punto de inflexión en las políticas migratorias de la UE. La semana pasada presentó una relación con varias propuestas en este sentido.

–¿Qué ha cambiado en Europa con la muerte de más de 850 personas en el naufragio del pasado domingo?

–Es la primera vez que veo a la UE tan concienciada para responder al drama de la inmigración. Ahora lo importante es poner en marcha cuanto antes una operación que permita el rescate de los inmigrantes en alta mar. Luego habrá que tratar el resto de los puntos para acompañar esta medida de emergencia, de manera que llevemos soluciones estructurales a los países de origen de estas personas. También es necesario poner en marcha un plan para destruir a los traficantes de seres humanos. Podría ser similar al programa Atalanta, puesto en marcha para poner fin a la piratería en el Cuerno de África.

–¿Cómo debe realizarse la lucha contra los traficantes? ¿Le parece adecuada la idea de destruir las naves que utilizan?

–No debemos perder de vista la prioridad de la cuestión humanitaria. Aunque ahora se vaya a actuar para detener a los traficantes, claramente ése no debe ser nuestro objetivo principal. Hay que conseguir entender todas las ramificaciones de esta tragedia, seguir el rastro del dinero y descubrir todas sus implicaciones. Debemos investigar cómo están organizados los grupos de traficantes, su presencia en Europa y en Libia, su probable conexión con los grupos terroristas y el papel que desempeñan en los países de donde provienen los inmigrantes. Debemos ir completando las teselas de este mosaico para tener el cuadro completo del desafío que tenemos delante.

–¿Ha llegado la Unión Europea a un punto de no retorno en su política migratoria tras el naufragio del pasado domingo?

–Depende del trabajo que se haga a partir de ahora. Hasta el momento había una cierta hipocresía institucional que llevaba a que no cumpliéramos nuestro deber, que es socorrer a los inmigrantes. La Unión Europea es una entidad política que no sólo debe dar respuestas técnicas; debe dotarse de un perfil político y poner en marcha una política común en el terreno migratorio.

–¿Hay una concienciación entre sus colegas eurodiputados provenientes de países septentrionales frente a este problema?

–El Parlamento Europeo tiene una conciencia fuerte, que va más allá de las proveniencias nacionales de cada uno. La mayoría nos encontramos en la misma longitud de onda frente a estos problemas, aunque después hace falta que se lance un mensaje fuerte para intentar convencer a todos los países miembros de la necesidad de hacer algo.

–Usted ha viajado a varios países africanos para desarrollar iniciativas por parte del Parlamento Europeo destinadas a reforzar las instituciones de estas naciones. ¿Cómo es esta labor?

–Cuando suceden tragedias como la del domingo parece que hay que poner todos los esfuerzos en la emergencia, pero hace falta un trabajo a largo plazo para favorecer la estabilización de los países africanos. En la relación que presentamos la semana pasada propusimos un cambio en las políticas de asilo y acogida de los refugiados. Una de las partes del documento se basa en iniciativas destinadas a favorecer el desarrollo y las relaciones con los países de donde parten estas personas. Es clave conseguir una buena gobernanza y unas instituciones estables. La democracia es una herramienta que favorece el desarrollo. Por ello la UE debe acompañar los procesos electorales de los países en los que la democracia no está asentada. La estabilidad política es determinante para mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales y conseguir que no se vean empujadas a dejar su tierra.

–Muchos de los refugiados que sobreviven a la travesía por el Mediterráneo y son acogidos en Italia se quejan de que el país no les brinda ayuda, de que están olvidados. ¿Dónde está la raíz del problema?

–Italia debe pasar de la buena voluntad hacia estas personas a políticas concretas. No se puede decir que Italia no acoja a los refugiados: nuestra Marina y nuestra Guardia Costera están haciendo un trabajo formidable, yendo más allá de sus obligaciones. Necesitamos una política de integración, pero que no sólo puede ser realizada por Italia. Hace falta una óptica europea, una política común.

–Cuando usted fue ministra de Integración durante el Gobierno de Enrico Letta sufrió continuos ataques racistas por parte de exponentes de la Liga Norte. ¿Siguen atacándola por el color de su piel?

–Cuando estoy en Italia siguen produciéndose episodios racistas contra mi persona. De hecho, hay abierto un proceso por los insultos racistas que recibí. En cualquier caso, hace falta un cambio en las leyes en este campo en el que está en juego el futuro de Europa. Hay que concienciar a la población de que la diversidad no es algo de lo que tener miedo, sino un elemento positivo. En este campo hay mucho camino por recorrer y los medios de comunicación pueden influir mucho. También los políticos. Sigue habiendo líderes que hacen declaraciones que incitan al odio y a la violencia. Sus palabras tienen un impacto negativo a largo plazo.