Francia

Francia desmantela el limbo de «La Jungla»

Más de 6.000 refugiados que se hacinaban en el campamento de Calais a la espera de viajar a Reino Unido son trasladados a campos de acogida repartidos por todo el territorio

La evacuación ha provocado largas colas en el campamento
La evacuación ha provocado largas colas en el campamentolarazon

Más de 6.000 refugiados que se hacinaban en el campamento de Calais a la espera de viajar a Reino Unido son trasladados a campos de acogida repartidos por todo el territorio

Sesenta autobuses partieron ayer de Calais hacia distintos puntos de la geografía francesa llevando a los inmigrantes que han decidido pasar la página del «paraíso» británico y asumir que no podrán atravesar el Canal de la Mancha. Es el principio del fin de la « Jungla de Calais», el nombre con el que los inmigrantes bautizaron el «campo de la Landa», junto a la ciudad portuaria de Calais, que desde 2013 se había convertido en el símbolo de la miseria que viven los que vienen a Europa huyendo del hambre y de la guerra. La prueba, 700 periodistas del mundo entero estaban acreditados para cubrir el desalojo. En sólo tres años, el número de inmigrantes ha pasado de 500 a 6.500, según las cifras oficiales, aunque las asociaciones hablan de la presencia de hasta 8.000 personas dispuestas a todo para introducirse en los camiones que llegan al puerto o en los trenes que se dirigen a Reino Unido.

Ante la explosión de llegadas de inmigrantes a la jungla de Calais este verano, el pasado 26 de septiembre, François Hollande, de visita a la ciudad, prometió desmantelar «definitiva, entera y rápidamente» el campamento. Y aseguró que quedaría completamente eliminado antes de que terminara el año.

Ayer, desde primera hora de la mañana, varios cientos de inmigrantes hacían cola para acceder a los autobuses que esperaban para desplazar a los primeros hacia los Centros de Acogida y Orientación (CAO) preparados por los prefectos de las distintas regiones de Francia para acogerles. Antes tenían que hacer cola en una de las cuatro filas preparadas: adultos, menores solos, familias y personas vulnerables. En el interior de un hangar, debían dar su nombre, edad y nacionalidad al personal de la Oficina Francesa de Inmigración e Integración, y elegir entre una de las dos regiones que les ofrecían como destino.

El Ministerio del Interior desplegó un importante dispositivo de seguridad, 1.250 policías y gendarmes, para hacer frente a eventuales tumultos o enfrentamientos. Los días previos, las autoridades habían detectado la llegada de varias decenas de activistas «no-borders» y temían que hubiera algún tipo de oposición. Pero todo transcurrió con relativa tranquilidad, y poco después de las ocho de la mañana salía el primer autobús. Los más proclives a montarse en los vehículos eran los sudaneses, los que más reticencia mostraron fueron los afganos. Según las asociaciones humanitarias, unos 2.000 rechazan ir a otros puntos de Francia pese a que allí les prometen mejores condiciones de vida.

Todas las regiones de Francia van a participar en la acogida de inmigrantes, salvo Ile de France, porque ya está saturada, y Córcega, donde no existe un centro de petición de asilo. Hay unas 7.250 plazas repartidas en 450 Centros de Acogida, en los que cada inmigrante pasará una media de tres meses antes de pasar a integrar un Centro de Acogida de Demandantes de Asilo, siempre que su petición haya sido admitida a trámite. Sólo si disponen de un estatus de refugiado podrán luego acceder a un trabajo.

Hay algunos municipios como Montpellier, Hénin-Beaumont o Louveciennes, donde los habitantes se han manifestado en contra de la llegada de inmigrantes y quieren que se celebre un referéndum sobre este tema. Este descontento también se ha puesto de manifiesto con la degradación de algunos centros de acogida, o, como es el caso de Saint-Bauzille-de-Putois, donde el alcalde ha dimitido de su cargo para protestar contra la decisión del Estado de obligarles a acoger a 87 inmigrantes en una localidad de 1.800 habitantes sin haberles consultado previamente.

La situación de los menores

Hoy se espera que salgan otros 45 autobuses de Calais (y mañana otros cuarenta), y comenzarán la destrucción de las primeras tiendas y cabañas de la «jungla». Pascal Brice, director general de la Oficina de Protección de Refugiados y Apátridas, está convencido de que en muchos casos han aceptado «decir adiós» a su sueño de ir a Reino Unido y «la mayoría» podrá optar por la soliciutud del derecho de asilo.

El tema de los 1.200 menores aislados es un caso aparte. La mayoría tiene familia en Reino Unido, pero hasta ahora las autoridades británicas no ha mostrado gran interés en abrirles la puerta, aunque estos últimos días han acelerado el proceso y desde este fin de semana han acogido a 200, aproximadamente.

La operación de desmantelamiento está siendo de momento un éxito. Según la prefecta de Pas-de-Calais, Fabienne Buccio, esperan terminar «esta semana». El objetivo es doble, mostrar la autoridad del Estado y hacerlo de forma humanitaria, ofreciendo a los inmigrantes ilegales una solución adaptada a su situación. Para Hollande puede ser una muleta para una eventual candidatura de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.