Cristina Fernández de Kirchner

Macri anuncia una nueva era en Argentina

La coalición de centro derecha se impone en las legislativas y acelera el declive del peronismo. El presidente impulsará un «reformismo permanente» y se refuerza de cara a su reelección

El presidente argentino, Mauricio Macri, saluda ayer, en el búnker del partido Cambiemos, en Buenos Aires (Argentina)
El presidente argentino, Mauricio Macri, saluda ayer, en el búnker del partido Cambiemos, en Buenos Aires (Argentina)larazon

La coalición de centro derecha se impone en las legislativas y acelera el declive del peronismo. El presidente impulsará un «reformismo permanente» y se refuerza de cara a su reelección.

Soplan aires de cambio en Argentina y eso se percibe en la calle y en las urnas. Cambiemos, la coalición del presidente Mauricio Macri, se impuso el domingo en el mayor distrito del país, incluida la provincia de Buenos Aires –la madre de todas las batallas y otrora feudo peronista– en unas elecciones legislativas que otorgan al mandatario el respaldo necesario para profundizar la apertura de la economía iniciada hace dos años. Aquí el candidato oficialista a senador Esteban Bullrich logró el 41,4% de los votos frente al 37,2% de la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, la principal opositora al Gobierno de centro derecha. Las elecciones confirman una fuerte caída del peronismo y el auge del bloque conservador que llevó a Macri a la jefatura del Estado en diciembre de 2015, que se consolidará a partir del próximo 10 de diciembre como primera fuerza de la Cámara de Diputados, con 107 asientos de los 257 totales, 21 más que hasta ahora. Asimismo, aunque en ninguna de las Cámaras el oficialismo tendrá mayoría absoluta, en el Senado también aumentará su presencia con nueve escaños más, y llegará a tener 24 de los 72 totales.

Este resultado, con victoria en los principales distritos del país, le dará al Gobierno más libertad de negociación para aprobar importantes reformas en áreas como fiscalidad, laboral, financiación y pensiones.

La clave de los comicios estuvo en la provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, donde Fernández de Kirchner buscaba derrotar al aspirante oficialista al Senado para mostrar que aún tiene respaldo como para lanzarse a la presidencia en 2019. Fernández logró los votos necesarios para acceder a un escaño, pero el resultado tranquilizará a los inversores, que temían que la ex presidenta y sus políticas económicas de profunda intervención estatal volvieran a cobrar fuerza. «En esta elección funcionó un mecanismo que es estar a favor o en contra del proceso de cambio», explica a LA RAZÓN el analista político Enrique Zuleta Puceiro, de la consultora OPSM.

Menos impuestos

Los resultados han mostrado ganador a Cambiemos en varios de los demás distritos importantes de Argentina, como la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Córdoba y Santa Fe. En los comicios se votó la renovación de un tercio del Senado y la mitad de la Cámara de Diputados.

Ayer, el presidente ratificó que el Gobierno apuntará a una reforma laboral «sector por sector» e insistió en que antes de 2019 el Congreso deberá aprobar una reforma que tenga en cuenta la «longevidad» de la población. «Entramos en una etapa de reformismo permanente. Argentina no tiene que parar y no tiene que tenerle miedo a las reformas», advirtió Macri, quien se pronunció a favor de lograr «un país justo, un país moderno que se inserte en el mundo».

Durante una conferencia de prensa, el jefe de Estado ratificó que el Gobierno apuntará en lo que resta de legislatura a los sectores petrolero, automotriz y de la construcción. «El tridente económico» de Argentina junto con «el campo», un sector intocable –los agricultores casi tumbaron el anterior Gobierno, cuando «la dama peronista» intentó subirles los impuestos. Macri añadió que se debe «reducir el gasto público» porque «Argentina no puede seguir endeudándose a esta velocidad eternamente» y «los argentinos más impuestos no pueden pagar». También está pendiente un cambio en la ley de ética pública, en los organismos de control y en el Poder Judicial que el Gobierno pondrá en marcha una vez superado el «obstáculo electoral» que representa derrotar en las urnas a la ex presidenta.