Conflicto armado

De Alepo a Kazajistán

La Razón
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La liberación de Alepo, segunda ciudad más grande de Siria, tras 53 meses de estar bajo la ocupación de los terroristas de Daesh y de la oposición armada al Gobierno de Siria, debido a sus características geográficas, demográficas e históricas, se considera un valioso triunfo político, militar y estratégico para el Estado sirio y sus aliados. Este importante acontecimiento, en el caso de que se perfeccione con un proceso político, puede transformar la geopolítica del terrorismo y del extremismo en Oriente Medio.

En la fase política de esta crisis, se han puesto en marcha negociaciones inter-sirios gracias a la iniciativa de Irán y Rusia así como la participación turca, lo que en los últimos días ha dado lugar a un desarrollo considerable tras los determinantes acontecimientos en la escena. La última reunión trilateral del 30 de diciembre de 2016 concluyó en la ejecución de un frágil alto el fuego entre el Gobierno sirio y los opositores armados. Uno de los frutos de la reunión trilateral de Moscú fue la delimitación entre los terroristas y los grupos opositores. Asimismo, en esta reunión se llegó a un acuerdo para el establecimiento de un alto el fuego global e incluyente y el mantenimiento de la unidad territorial de Siria sin abordar el tema de la renuncia de El Asad al poder. El nuevo alto el fuego acordado entre el Gobierno de Damasco y los principales grupos opositores armados – que fue implementado desde la madrugada de aquel mismo día - se ha conservado a pesar de haber sido violado en reiteradas ocasiones por la oposición armada, aumentando así la esperanza por la resolución política de la crisis. El alto el fuego busca allanar el camino para la resolución de la crisis siria mediante mecanismos políticos y fue respaldado por el Consejo de Seguridad de la ONU, el 31 de diciembre de 2016, con una resolución aprobada por unanimidad en la que se exigía hacer llegar ayudas humanitarias al pueblo sirio. En este mismo marco, la próxima reunión trilateral está prevista para los días 23 y 24 de enero en Astaná, capital de Kazajistán, con la participación de los actores en la crisis siria para abordar, una vez más en la mesa de negociaciones, la solución política a dicha crisis. Hasta el momento, la ONU y el Gobierno sirio han saludado las próximas negociaciones en Astaná con la participación de los defensores y detractores del Gobierno sirio. Sin embargo, ciertos países que han prestado los mayores apoyos financieros, armamentísticos y políticos a los terroristas siguen insistiendo en las soluciones anteriores. Esto ocurre cuando todo el mundo está consciente de que la situación se ha cambiado. La República Islámica de Irán ha puesto todo su empeño para el establecimiento y la continuación del alto el fuego en Siria y el Gobierno sirio también ha anunciado su voluntad política para respetar el acuerdo sobre el alto el fuego.

Mientras tanto, persisten preocupaciones por posibles intentos de Daesh, del frente Al Nusra, o de ciertos grupos armados y sus patrocinadores regionales contra el proceso del alto el fuego y la reconciliación nacional. Asimismo, miles de opositores armados se han escondido en Idlib y otros se encuentran dispersos en demás regiones teniendo bajo su ocupación o asedio, amplias zonas del país. Además de Palmira, Idlib y Al Raqa, en muchas otras sensibles regiones sigue la amenaza del terrorismo y una amplia parte del norte de Siria está en manos de los opositores armados, grupos que hasta ahora no se han adherido al proceso de la paz e incluso se han vengado de los civiles defensores de la conciliación, abriéndoles fuego o contaminando el agua potable de Damasco y Alepo. Pero todos sabemos que el terrorismo no puede ser utilizado como un instrumento para plantear exigencias políticas y va completándose el dominó del cambio geopolítico del terrorismo, desde Irak a Siria.

La República Islámica de Irán al expresar su profundo respeto hacia las exigencias legítimas que se persiguen democráticamente por las naciones en la región y ratificando el derecho de los pueblos para determinar su propio destino – y no con la provocación y la preparación desde el exterior- cree que parte importante de lo que en los últimos seis años ha pasado en Siria ha sido el resultado del esfuerzos de actores extranjeros para cambiar la geopolítica en Siria e Irak mediante la provocación de una falsa primavera árabe; las ayudas financieras, armamentísticas e informativas a los opositores; la creación y la ampliación de decenas de grupos terroristas en busca del debilitamiento del gobierno central; y el error estratégico de los actores regionales y extra regionales en dividir los terroristas en tres grupos; buenos, malos y moderados. Todos estos factores han tenido que ver con la situación actual de la región, en la que se amenaza la paz y la seguridad de la región y de todo el mundo.

Todos los actores que buscaban la determinación del destino del sistema político de Siria en lugar del pueblo de este país e ilusionados con la caída de Damasco ponían previas condiciones a la paz, se encuentran en un callejón sin salida. El Gobierno sirio se ha mantenido; el Alepo se ha liberado; los rebeldes se han debilitado; y la mayoría de los grupos opositores está de acuerdo con el plan de la paz y la creación de un gobierno de transición. Actualmente, el Gobierno sirio tiene el control completo de la ciudad de Alepo (la segunda ciudad más grande del país) y domina rutas hacia Damasco, las fronteras con el Líbano y las proximidades de Jordania. Esto muestra que se han producido las condiciones para el establecimiento de un alto el fuego duradero en la región y que se celebrarán las negociaciones entre El Asad y sus opositores en Astaná. Aunque no se puede apostar por una salida en concreto, pero es probable que se consiga un resultado esperanzador. Sería una excelente noticia para la región y el mundo si tras la incorporación de Turquía y varios grupos armados al proceso político, otros países de la región también apoyasen de forma práctica dicha iniciativa. Obviamente, el proceso de la reconciliación nacional tiene duros enemigos descontentos por los acontecimientos. Se escuchan noticias sobre la resistencia por parte de algunos grupos armados dependientes de actores regionales en contra la reunión de Astaná. Ellos se esforzarán hasta el último momento para acabar con el proceso político. Aun así, siguen los esfuerzos para llevarles a adoptar un enfoque constructivo. Irán busca el establecimiento y la consolidación del alto el fuego; la asistencia a los heridos y los necesitados; el inicio de los diálogos inter-sirios con el objetivo de la creación de un gobierno de transición, formado por la totalidad de las etnias y grupos religiosos; así como la determinación del futuro político de Siria de forma democrática y con el voto de su propio pueblo. El enfoque político en Siria requiere del respeto hacia el alto el fuego en todo el país y por parte de diferentes grupos, la reunión incluyente con la participación de todos los grupos políticos y el acuerdo con el Gobierno sirio para definir la hoja de ruta del futuro político del país.

Irán ha sido, siempre, pionero en defender la salida pacífica de las crisis regionales, y estrecha las manos de aquellos actores que quieran contribuir con el proceso político en la crisis de Siria sin recurrir al terrorismo como instrumento. El país persa no busca eliminar a ninguno de los actores nacionales y regionales – con la excepción de grupos terroristas- en el proceso político. Definir un horizonte de paz para Siria requiere de la participación constructiva de todos los países con influencia. Con sus posturas progresistas y como un país importante en el conocimiento y la interacción de las civilizaciones, España puede desempeñar un papel clave en armonizar las posturas, tanto anunciadas como aplicadas, de sus socios europeos. En espera de que la reunión de Astaná tenga éxito y sus resultados signifiquen un paso positivo hacia la resolución política basada en un acuerdo entre las tribus y etnias de Siria.