Moscú

Dejemos tropezar a Putin en Siria

La Razón
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El presidente ruso, Vladimir Putin, se dirigió el lunes a la ONU proponiendo una amplia coalición en contra del Estado Islámico en Siria y en Oriente Medio en general y el mismo miércoles, de vuelta a Moscú, logra de su Parlamento títere el permiso para enviar tropas al extranjero y responder a la petición de ayuda militar del presidente sirio, Bachar al Asad.

Rusia ha sido desde hace tiempo un aliado de Siria, pero estos días el caso es altamente personal, al menos en dos aspectos. En primer lugar, Putin ve en Siria al único superviviente de la Primavera Árabe, que cree que fue inspirada y maniobrada por potencias occidentales. Él piensa sin lugar a dudas que Ucrania también era parte de este plan, y que Occidente le derrocará si no pone freno en otros lugares. En segundo lugar, la respuesta es resultado de las conversaciones con el presidente Barack Obama. En ellas, Putin se mostraba seguro de que no habría intercambio de Siria por Ucrania y, por tanto, él, simplemente, subió la apuesta. Aun así, es una mala señal, pues por un lado demuestra que Putin está listo para mantenerse en la línea de colisión con Occidente y, por otro, provoca una inevitable internacionalización del conflicto sirio.

¿Cuál será el siguiente paso de Rusia? Por supuesto, los miembros del Kremlin recuerdan las experiencias de Vietnam y Afganistán de ambos superpoderes, y por ello ahora no están buscando comprometerse en una contienda terrestre. Sin embargo, las guerras tienen su propia lógica, al igual que Rusia, que si se ve atacada en un país extranjero no dudará en responder, y con gran probabilidad se arriesgará a sufrir un coste humano alto. Al contrario que en el caso de Ucrania, estas casualidades serán reconocidas abiertamente –por lo que podemos esperar que en varias semanas Rusia se vea envuelta oficialmente y de facto en una guerra real–. Putin necesita demostrar al pueblo ruso que no es ningún títere de Estados Unidos, sino un líder independiente de una potencia lista para enfrentarse a Washington.

¿Cómo debería reaccionar Occidente? La mejor opción por ahora es esperar y ver cómo se hunden los rusos en el caos sirio. Lo más peligroso sería la posibilidad de enfrentamientos directos entre las fuerzas estadounidenses (o francesas) y las rusas en suelo sirio – y se puede llegar a pensar que el objetivo de Putin no sea sólo atacar a las fuerzas opositoras. Opino que en los próximos días comprobaremos el grado de seriedad de Putin y lo reales que son sus planes.

Por todo ello, aunque pueda parecer algo irresponsable, propondría a las potencias occidentales que se limiten a ignorar las acciones de Rusia, que suspendan su actividad militar en Siria durante un par de semanas y que traten de evitar cualquier tipo de conversaciones o negociaciones con Putin. Las decisiones rápidas pueden ser erróneas, por lo que sugiero que dejemos tropezar a Putin, evitando así cometer nuestros propios errores.

*Miembro del Instituto de Humanidades de Viena e Investigador en el Centro para los Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington