Turquía

Desintegración turca

Análisis

La Razón
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–¿Ha habido fallos de seguridad en el Gobierno turco?

–Sin duda, la preocupación más inmediata es la caza del autor del atentado y el análisis de los fallos de seguridad que han permitido llevar a cabo un ataque de estas características. Pero la cuestión clave sigue ahí: ¿Cómo puede Turquía salvarse del caos regional y mantenerse como país? Las autoridades europeas, preocupadas por los refugiados sirios, deberían pensar en el riesgo potencial de millones de turcos convertidos en refugiados sumándose a los sirios en su huida mientras Turquía se desliza al abismo.

–¿Ha cambiado el Estado Islámico la forma en que comete sus ataques en otros países?

–A diferencia de otros atentados en los que existía una elaborada planificación, a menudo con grandes explosivos, esta modalidad de ataque se basa en un solo terrorista que mata a civiles sin una estrategia compleja. Ésta es la táctica impulsada por el Estado Islámico, que prefiere actuar así a desarrollar redes a largo plazo. De esta forma, usa el atractivo que mantiene entre los jóvenes musulmanes para generar el máximo daño posible entre sus enemigos y crear un estado de terror en las mentes y los corazones occidentales.

–¿Turquía corre el riesgo de convertirse en un país constantemente inestable y violento?

–Este atentado dice mucho sobre la deriva turca. Durante mucho tiempo, Turquía ha sido un fiable aliado de la OTAN, visto como modelo tanto por su modernización secular como por sus avances democráticos. Sin embargo, ahora el país se está rompiendo. Turquía no es ya un país europeo, sino más bien un país de Oriente Medio, afectado por todos los problemas propios de la región. El Estado turco se está desintegrando lentamente. Las causas de raíz de esta situación han estado siempre ahí, el rechazo al pluralismo y la imposición de una obediencia especialmente aplicada sobre las minorías kurdas, a las que se les han denegado sus derechos durante generaciones. A ello hay que sumar una estructura estatal centralizada e invasiva y una política de suma cero que otorga al vencedor el poder absoluto sin limitaciones ni contrapesos. El catalizador inmediato hoy de todo esto es la crisis en la vecina Siria. Se necesitaría una notable habilidad política para proteger al tejido social más débil del país de las ramificaciones de este conflicto, y el presidente Erdogan apenas ha ofrecido un liderazgo así.

*Experto en islamismo y terrorismo en Oriente Medio en el Hudson Institute