Grecia

Dinamarca estrena nuevo Gobierno

La salida de sus socios socialistas obliga a la socialdemócrata Thorning-Schmidt a remodelar su Gabinete por tercera vez en seis meses

La primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, posa, ayer en Copenhague, con su nuevo Gobierno
La primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, posa, ayer en Copenhague, con su nuevo Gobiernolarazon

La salida de sus socios socialistas obliga a la socialdemócrata Thorning-Schmidt a remodelar su Gabinete por tercera vez en seis meses

Una sonriente Helle Thorning-Schmidt presentaba ayer en Copenhague su nuevo Gabinete. La foto de la primera ministra danesa flanqueada por sus ministros frente al palacio de Christianborg, sin embargo, se ha convertido en una imagen muy habitual. La líder socialdemócrata ha remodelado su Gobierno tres veces en los últimos seis meses. En esta ocasión, Thorning-Schmidt debía remplazar a los seis ministros del Partido Socialista Popular (SF), que abandonaron la coalición con el Partido Socialdemócrata y el Partido Radical Liberal el pasado jueves.

A menos de dos años de las próximas elecciones y con unos sondeos desfavorables, la primera ministra danesa no tenía tiempo que perder. La nueva distribución de carteras concede trece ministerios a los socialdemócratas y siete a los radicales liberales. Aunque el nuevo Gobierno bipartido apenas cuenta con 61 de los 179 diputados del Folkentinget (Parlamento), podrá seguir gobernando gracias al apoyo parlamentario de sus antiguos socios socialistas y de los "rojiverdes"de la Lista Única.

Cuatro de los puestos que dejan los socialistas los ocuparán la radical Sofie Carsten Nielsen, que asumirá la cartera de Educación e Investigación, y tres socialdemócratas: Mogens Jensen (Comercio y Desarrollo), Magnus Heunicke (Transportes) y Kirsten Brosbøl (Medio Ambiente). Dos radicales que ya estaban en el Gobierno ocuparán los otros dos puestos vacantes: Martin Lidegaard dirigirá la diplomacia danesa y Morten Østergaard ocupará Hacienda.

La venta del 26% de la empresa energética Dong Energy al banco Goldman Sach y a dos fondos de pensiones por apenas 11.000 millones de coronas (1.500 millones de euros) provocó la semana pasada una tormenta política en el país nórdico. La operación, justificada por el Gobierno como la única forma de sanear las cuentas de la empresa pública y lograr financiación para el futuro, no sólo fue duramente criticada por los díscolos socios socialistas, sino entre las filas del Partido Socialdemócrata. El dudoso papel jugado por Goldman durante la crisis financiera, entre otras cosas maquillando las cuentas de Grecia, enardecieron muchos ánimos y enfadaron a la opinión público, que en un 68% rechaza la venta de esta joya del Estado. Víctima del fuego amigo, Thorning-Schmidt necesitó el apoyo de la oposición conservadora para aprobar en el Parlamento la transacción. Y es que ése parece ser el sino de la líder socialdemócrata desde que en las elecciones de septiembre de 2011 acabó con una década de Gobiernos de centro derecha. Su prometido giro a la izquierda quedó en agua de borrajas cuando se vio obligada a asumir la reforma del Estado del Bienestar iniciada por el Gobierno saliente a cambio del apoyo de los radicales liberales. Desde entonces, los escándalos y traspiés no han hecho levantar cabeza al Ejecutivo danés.