Acuerdo nuclear con Irán

El diálogo nuclear se encalla en el mecanismo de control

El secretario de Estado de EE. UU., John Kerry (c, al fondo), a su llegada a la reunión entre Irán y los países del Grupo 5+1 (EE.UU., Francia, Rusia, Reino Unido, China y Alemania) en Viena
El secretario de Estado de EE. UU., John Kerry (c, al fondo), a su llegada a la reunión entre Irán y los países del Grupo 5+1 (EE.UU., Francia, Rusia, Reino Unido, China y Alemania) en Vienalarazon

La cuenta atrás para las negociaciones nucleares con Irán ha empezado. Las seis potencias negociadoras se reunieron en Viena ayer en Viena, cuando finalizaba el plazo fijado para alcanzar un pacto con Teherán sobre su programa atómico. Al igual que en rondas anteriores, los negociadores dijeron que necesitan un poco más de tiempo para obtener un acuerdo histórico que aliviaría años de sanciones que han paralizado la economía de Irán. La nueva fecha prevista se ampliará hasta el 7 de julio. La Administración Obama necesita rubricar el pacto como muy tarde el día 9 para no correr el riesgo de dar más tiempo al Congreso y que pueda deshacer el texto final. La UE anunció ayer que mantendrá suspendidas ciertas sanciones contra Irán hasta el 7 para dar tiempo al 5+1 y a Teherán a sellar un acuerdo definitivo.

El presidente de EE UU, Barack Obama, reiteró ayer que su Gobierno prefiere retirarse que las negociaciones nucleares antes de firmar un «mal acuerdo», en caso de que el Ejecutivo iraní no permita un mecanismo de verificación «serio y riguroso». Mientras que su homólogo iraní, Hasan Rohani, alertó al Grupo 5+1 de que, si da marcha atrás en lo pactado hasta ahora, la República Islámica reanudará su programa nuclear «más seriamente» después de la prórroga para alcanzar el acuerdo final. «Si un día ignoran lo acordado, el Gobierno iraní estará dispuesto a revertir el camino más seriamente de lo que podían imaginar», dijo Rohani en Teherán a la agencia IRNA. Para el «sprint» final, Teherán ha enviado a dos pesos pesados a las negociaciones en Viena. Se trata de Hosein Fereydoun, un asesor cercano y hermano menor del presidente Rohani, y Ali Akbar Salehi, jefe de la Organización de Energía Atómica de Irán. Si Occidente anhela el pacto con Teherán, más esperanzados se muestran los propios iraníes, que llevan años sufriendo las consecuencias económicas de las sanciones impuestas por la comunidad internacional. La población iraní sigue atenta los resultados de las conversaciones, ya que cree que el acuerdo generaría una mejora económica importante a corto plazo. Según una encuesta del Centro para la Investigación de la Opinión Pública, de la Universidad de Teherán, el 61% de los iraníes espera que el acuerdo traiga al país un mayor acceso a medicinas y equipos médicos extranjeros y otro 62% tiene expectativas de que haya mayores inversiones de empresas extranjeras en un año o menos.

No obstante, el acuerdo nuclear no proporcionará a la República Islámica, de 80 millones de habitantes, unas libertades políticas o cultural. A pesar de que Irán tiene ahora un Gobierno más moderado, muchos iraníes desconfían de la capacidad de Rohani debido a la falta de autoridad. «Primero tendría que pedirle permiso al líder supremo para lo que quiera implementar», opinó un activista iraní.