Europa

Bruselas

El mismo esquema que en Francia y Bélgica

Aunque el ataque aún no ha sido reivindicado, todo apunta a una célula del Estado Islámico

El mismo esquema que en Francia y Bélgica
El mismo esquema que en Francia y Bélgicalarazon

El atentado perpetrado anoche en Estambul (Turquía), por las primeras informaciones acerca de la forma en que fue perpetrado, demuestra una preparación previa similar a la utilizada en las acciones criminales del año pasado en Francia y este mismo año en el aeropuerto de Bruselas. En ambos casos, los autores pertenecían al Daesh, al Estado Islámico, pero, al tratarse de Turquía, no se puede descartar por el momento la autoría del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

A mediados de 2015, el Estado Islámico, sin renunciar a la acción de los actores solitarios, ordenó a sus células y militantes que prepararan lo más concienzudamente posible los atentados; que no se presentaran, en este caso en un aeropuerto, sin haber estudiado cómo debía llevarse a cabo la acción criminal, independientemente de si eran suicidas o si pretendían huir tras la acción criminal. Todo ello respondía a la estrategia general, como señalan expertos en la materia consultados por LA RAZÓN, de convertir una guerra lejana, la de Irak y Siria, en una guerra cercana, que las sociedades occidentales pudieran sentir en sus carnes cómo algo que les podía pasar en cualquier momento.

Los aeropuertos, como se demostró en Bruselas, son objetivos prioritarios de los terroristas. Por los datos de que se disponía al cierre de esta edición, habrían participado una célula de apoyo, armada con pistolas y fusiles de asalto que consiguió acceder al parking del aeropuerto para franquear el paso de los suicidas con el fin de que llegaran hasta las salas de pasajeros y allí hicieran detonar las bombas. Sin embargo, también se mantenía la posibilidad de que se tratara de una sola célula en la que sus miembros actuaran sincronizadamente.

«La guerra lejana se convierte en vuestra guerra», a las puertas de nuestras casas, de nuestros aeropuertos, discotecas, estadios de fútbol, transportes públicos, etcétera. Es, por citar una frase del jefe del «aparato militar» del Estado Islámico, el hispano sirio Mustafa Setmarian, Abu Musasd al Shuri, la yihad global.

El atentado del aeropuerto de Estambul, de haber sido cometido por el Estado Islámico, demostraría que las medidas que están siendo adoptadas en Europa funcionan en buena medida y que los terroristas han optado por un objetivo más fácil y cercano a sus zonas de influencia. Si los autores son los pistoleros del PKK, sería una acción criminal más en la «guerra» que este grupo mantiene con el régimen turco, recrudecida en los últimos meses.

Los aeropuertos, como se demostró en Bruselas, ejercen una especie de fascinación para los terroristas, ya que, en definitiva, son las puertas por las que ingresan en un país millones de personas a lo largo de un año. En este caso, el objetivo es esencial. El aeropuerto de Ataturk es el más importante del país, utilizado por unos 60 millones de personas cada año. Trasladar a la opinión pública que no son seguros es una forma de llevar el terror no sólo a los ciudadanos del propio país, sino a todos aquellos que tengan previsto trasladarse a esa nación por motivos de negocios o placer. No hay que olvidar que estamos al comienzo del verano y muchos extranjeros tenían previsto viajar a Turquía, especialmente por vía aérea, para visitar un país que siempre ha sido muy atrayente para los turistas.