Unión Europea

El precio de salida

La Razón
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–¿El texto acordado por Tusk y Cameron pone en riesgo la integridad europea?

–No, porque no se trata de reformas fundamentales de los tratados existentes, lo que llevaría mucho tiempo y necesitaría consenso. Estamos hablando de medidas, declaraciones, protocolos, pero no de modificaciones fundamentales de los tratados.

–¿Conseguirá Cameron convencer al ala más euroescéptica de su partido?

–Cameron estaba y sigue estando bajo una fuerte presión para convocar lo más rápido posible el referéndum sobre la permanencia de Reino Unido en la UE, no sólo por parte de la sociedad británica, sino también por miembros de su propio partido. Sin embargo, creo que su estrategia de conseguir un acuerdo con la UE y así hacer campaña por el «no» a la salida no va a funcionar. Ya se ha acordado con la UE un paquete de reformas, pero esto no hará sino aumentar la presión sobre los que hacen campaña por el «sí», ya que lo ven insuficiente. Especialmente problemático es el tema de la inmigración. Mucha gente en Reino Unido sigue viendo a la UE como el principal problema. En mi opinión, de convocarse ahora el referéndum, el resultado será muy estrecho. Estoy convencido de que, aunque gane el «sí», va a ser un apoyo poco convincente, por lo que no va a quedar zanjado este debate en la sociedad.

–¿Cuándo podría celebrarse la consulta? ¿Este año?

–Ni el propio Cameron sabe cuándo convocarla. Creo que depende de cómo se desarrolle el debate ahora que ya hay una propuesta sobre la mesa. Lo que está claro, y más ahora tras el acuerdo con Tusk, es que Cameron seguirá defendiendo la permanencia del país en la UE. Su gran reto es convencer ahora a la sociedad de que estas reformas pactadas serán una realidad y beneficiarán a Reino Unido.

–¿Qué precio pagaría Reino Unido por su salida de la UE?

–Un precio enorme. La inversión en el país se reduciría y el acceso al mercado único sería restringido. No obstante, lo más importante es que Reino Unido no sobreviviría a un hipotético «Brexit», puesto que Escocia volvería a endurecer su discurso sobre su separación para así seguir permaneciendo en la UE. Es decir, le traería muchos más problemas de los que tiene ahora. Por supuesto que el resto de los Estados miembros de la Unión pagarían también un coste alto, pero el escenario más negativo sería el de Gran Bretaña.