Política

Guerra en Yemen

Arabia Saudí planea el envío de tropas a Yemen

La gran movilización militar árabe liderada por Arabia Saudí para aplastar la rebelión de los hutíes (milicia zaidi, secta derivada del chiismo) en Yemen no ha sido repentina sino largamente planificada. La ofensiva saudí consta de seis etapas, con la participación de un total de 185 aviones de combate, además del despliegue de tropas, según publicó ayer el diario saudí «Al Riad». Además de la flota de aviones, Arabia Saudí tiene listos 150.000 hombres y unidades navales para entrar en acción.

Por el momento, no se espera una intervención terrestre inminente pero todas las opciones están abiertas «en caso de necesidad», como apuntó el jueves el general saudí Ahmed al Asiri, portavoz de la «operación Tormenta de la Firmeza». También ayer, el ministro yemení de Asuntos Exteriores, Riad Yasin, dejó abierta la posibilidad de que se produzca una campaña terrestre. Se trata del mayor despliegue regional, con una participación 10 estados árabes –ayer Turquía ofreció su apoyo logístico–, que sólo es comparable con el de la coalición internacional –liderada por Estados Unidos– que bombardea posiciones del Estado Islámico en Irak y Siria. La operación «Tormenta de la Firmeza» entró el jueves en la fase tercera con ataques aéreos contra los centros de peso político de los hutíes y los círculos del ex presidente yemení Ali Abdalá Saleh, para limitar su capacidad militar. Los aviones de la coalición árabe bombardearon ayer nuevas posiciones de los rebeldes hutíes. Los blancos de los ataques fueron cuarteles y arsenales situados en la capital Saná y sus alrededores, y en las provincias de Saada y Al Hodeida. Las incursiones aéreas golpearon tres sedes de las Fuerzas de Reservistas, leales a los hutíes, en las afueras de la capital, así como el complejo presidencial, que ya fue bombardeado el jueves. Los aviones de la alianza árabe destruyeron arsenales, baterías antiaéreas y lanzaderas de misiles de los hutíes en Al Hodeida. Frente a estos blancos militares, los bombardeos contra Saada afectaron a un mercado de la localidad de Qutaf al Boqa, cerca de la frontera con Arabia Saudí, donde murieron siete civiles y doce resultaron heridos.

Los bombardeos no esperan prolongarse más de tres o cuatro días, según responsables yemeníes. Posteriormente se prepararán las tropas para llevar a cabo operaciones que contarán con respaldo aéreo. Una eventual campaña terrestre saudí ha alarmado a las fuerzas rebeldes chiíes, que se han concentrado en Saada, bastión de los hutíes.

A los bombardeos de la alianza árabe se sumó una emboscada en el acceso norte de la ciudad costera de Adén, en el sur de Yemen, tendida por fuerzas partidarias del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi. Al menos 21 milicianos hutíes murieron en ese ataque, en el que los agresores abrieron fuego e incendiaron el camión en el que viajaban los combatientes del grupo chií, según dijeron a Efe testigos. En Adén, donde Hadi estableció su sede en febrero tras huir de la capital, la situación es caótica y se ha desatado una auténtica cacería contra los hutíes.

Las fuerzas leales al presidente depuesto por los hutíes efectuaron redadas en las calles para capturar a los combatientes rebeldes que lograron entrar el jueves en la ciudad, mientras que habitantes saquearon armamento de los principales arsenales del Ejército.

Yemen se ha convertido en el campo de juego donde compiten los intereses regionales. De un lado está el bloque conformado por la alianza suní, liderada por Arabia Saudí. En el otro está el grupo rebelde chií hutí, capitaneado por la Republica Islámica de Irán. Aunque su capacidad de producir crudo es menor que la de Dinamarca, el país más pobre del Golfo tiene una posición estratégica privilegiada en cuanto al transporte del petróleo mundial. Por su situación geográfica, desde Yemen salen los superpetroleros de los países del Golfo Pérsico cargados de crudo hacia Occidente y Oriente. Si los rebeldes hutíes se hacen con el poder del país, afectará en la relación entre las empresas petroleras de los países situados en el Golfo Pérsico, que son los mayores exportadores de crudo del mundo. Riad acusa a Teherán de utilizar a los hutíes como herramienta para controlar Yemen y tener mayor poder sobre el petróleo.

Irán se ha mostrado contrario a la estrategia de Arabia Saudí de mantener intacta la producción de petróleo a pesar del exceso de oferta mundial que ha hundido los precios. Pero la importancia de Yemen no es sólo como enclave estratégico, ya que la religión también tiene un papel importante. Hace escasos meses, el presidente de Irán, Hassan Rohani, se refirió a la política petrolera de Arabia Saudí como «una traición al mundo musulmán». Quién sabe si el avance de los hutíes en Yemen podría ser el comienzo de la venganza de Teherán por la política de Riad en la OPEP ante la caída del precio del petróleo.