La amenaza yihadista

En busca de los cruzados

La Razón
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El Daesh combina por primera vez dos marcas de su acción violenta: atacar cristianos y hacerlo en Europa. Desde hace décadas, pero especialmente desde 2003, la situación de los cristianos en Irak ha ido deteriorándose. En 1987 había allí 1,4 millones de cristianos y hoy habría menos de 300.000. Los ataques a cristianos y a sus iglesias son recurrentes. Recuerdo que en diciembre de 2013, estando en Bagdad, la celebración de la Navidad terminó con una explosión que dejó 94 víctimas. Y hace apenas una semana entrevisté en Jordania a algunos cristianos que habían logrado huir del avance del Daesh en los pueblos cercanos a Mosul: un rosario de relatos macabros. Para el EI, hay dos tipos de personas: ellos, los verdaderos musulmanes, y el resto; siendo el resto chiíes, cristianos, judíos, ateos e, incluso, los suníes que no les reconozcan como los llamados a establecer el califato que sueñan. Para ese resto, las palabras más comunes en sus proclamas y comunicados son: apóstatas e infieles. Y reservan para Occidente el apelativo de cruzados. Por otro lado, todos conocemos los múltiples ataques a sitios concurridos en Europa, como estaciones de tren, estadios, discotecas, aeropuertos, pero nunca se había atacado de manera deliberada un símbolo religioso en Europa. Degollar un sacerdote en Francia es, simbólicamente, más desafiante que decapitar a un periodista en Siria. Desde el punto de vista de la voluntad del Daesh de crear terror, la tendencia se mantiene, pero al atacar una iglesia busca un espacio de concreción en Europa de la lucha contra los «cruzados». Saben que la radicalización dentro de Europa les favorece. Paradójicamente, la xenofobia y la islamofobia son un caldo de cultivo para aumentar su potencial reclutamiento pero, sobre todo, permite subrayar la línea de división entre «nosotros» y «ellos». Hay un sector de la sociedad que no se siente representado por el Daesh: los rechazan y no los consideran musulmanes; pero tampoco termina de sentirse parte de Europa, la que los mira con reserva, ya sea por musulmanes o inmigrantes. El reto está, también, en cómo combatir al Daesh de tal manera que la lucha contra éste no termine por aumentar la xenofobia y la islamofobia. Ésa es parte del reto.

*Experto en terrorismo y profesor de la Universidad Nacional de Colombia