Estados Unidos

¿Es Bernie Sanders el Pablo Iglesias norteamericano?

El rival de Hillary Clinton pide “una revolución política” y esgrime un discurso pragmático. Lleva casi treinta años en el Congreso de Estados Unidos como político independiente. Promete acabar con la corrupción de las élites políticas y financieras que están “destruyendo la clase media”

Bernie Sanders, ayer en Claremont, New Hampshire
Bernie Sanders, ayer en Claremont, New Hampshirelarazon

Bernie Sanders es hijo de un inmigrante polaco, nacido en Brooklyn en 1941, educado en Chicago y vecino del estado de Vermont desde los años sesenta, momento en el que se subió a la ola del movimiento hipi. Ha sido carpintero y documentalista

Bernie Sanders es hijo de un inmigrante polaco, nacido en Brooklyn en 1941, educado en Chicago y vecino del estado de Vermont desde los años sesenta, momento en el que se subió a la ola del movimiento hipi. Ha sido carpintero y documentalista, y en 1981, ganó la alcaldía de Burlington, una ciudad de Vermont. En 1991 fue elegido para la Cámara de Representantes sin afiliación política, pero el año pasado decidió presentarse a las primarias dentro del Partido Demócrata.

Ha sido siempre un luchador por los derechos civiles, la igualdad racial y defensor del matrimonio del mismo sexo. Su discurso político no ha variado desde que llegó al Congreso. Lleva casi 30 años diciendo lo mismo: mayor intervención del Estado, aumento del gasto social, establecimiento de un salario mínimo, reforma del sistema judicial y de las leyes migratorias, educación y sanidad de calidad para todos.

En su campaña para las primarias demócratas denuncia que la clase media “está siendo destruida” y enarbola la bandera de “la revolución política” para acabar con la corrupción de las élites político financieras. “No creo que los hombres y mujeres que defendieron la democracia americana lucharan para terminar en un sistema donde los multimillonarios fueran dueños del proceso político”, proclamó el día en que presentó su candidatura en abril del año pasado.

Mucho antes de la irrupción de movimientos de protesta social como el 15M y Occupy Wall Street (los indignados norteamericanos), Sanders ya estaba allí, pero nadie le había hecho caso. El cansancio de millones de votantes norteamericanos, especialmente los jóvenes, ante las élites políticas de Washington, el aumento de las desigualdades y la irrupción de partidos de izquierdas como Podemos en España y de líderes como Jeremy Corbyn, el líder laborista británico, han hecho de la figura de Sanders algo más atractivo la entre grandes audiencias.

Él gasta fama de hombre auténtico, alguien que dice lo que piensa. Se le ha etiquetado como “socialista” y “populista”. Él rechaza ambos términos y prefiere declararse como un “socialista demócrata”. Tampoco es un comunista ni está atrapado en el peso de la ideología. Nada que ver con el intelectual de referencia de la izquierda norteamericana Noam Chomsky. Para algunos, Sanders ha forjado una mezcla de pragmatismo y oportunismo que se presenta como mejor futuro del Partido Demócrata.

Hay quien le ha comparado a Pablo Iglesias. Ambos hacen blanco de sus críticas a la “casta” o “establishment” en el caso estadounidense. Son pragmáticos, no se sienten atados por la ideología pero critican sin vacilar el actual sistema capitalista. “Es como si la izquierda moderna, que ha agitado la política en Europa y en América Latina, hubiera llegado a América” se pregunta un analista estadounidense.

Para Donald E. Martinez, politólogo del Truman National Project en EE UU, Sanders se asemeja a los socialdemócratas europeos, “políticos que defienden cosas como la baja por enfermedad remunerada, un sistema sanitario universal y una educación libre para sus ciudadanos. Lo suyo no es el socialismo de Marx o el comunismo sino un socialismo democrático”.

La pregunta que se formula con mayor frecuencia ahora es si un izquierdista de 74 años que pone a los más desfavorecidos en el centro de su discurso político será capaz de derrocar al poderoso aparato de Hillary Clinton. Martínez cree que sí: “Sanders ha sido silenciado en muchos temas y muchos demócratas sienten que Clinton tiene más experiencia en política exterior y seguridad. Ha sido sorprendente ver como Sanders, que venía de lejos, ha conseguido el 50% del apoyo en Iowa teniendo en cuenta que Clinton tenía los recursos y al experiencia”.

Sean Theriault, profesor de la Universidad de Texas en Austin, opina en cambio que Sanders es poco más que flor de un día. “Conseguirá atraer los focos nuevamente pero se desvanecerá como Gary Hart, Jerry Brown, Bill Bradley y Howard Dean en el pasado. Todos estos candidatos hicieron campañas llamando a la insurgencia que atraparon a votantes jóvenes, pero al final todos perdieron”.