Reino Unido

Escocia y Londres se rebelan

La ministra principal escocesa y el alcalde de la capital reclaman también una relación propia con la UE y abren otro quebradero de cabeza a May

La Razón
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La ministra principal escocesa y el alcalde de la capital reclaman también una relación propia con la UE y abren otro quebradero de cabeza a May.

Arlene Foster, líder del Partido Unionista Democrático (DUP), lo dejó claro ayer: «No aceptaremos ninguna regulación que separe económica o políticamente a Irlanda del Norte de Reino Unido». La norirlandesa compareció en Belfast cuando se filtraba a la Prensa que Theresa May estaba a punto de acordar con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, que la provincia británica se quedara, al menos en la práctica, dentro de la unión aduanera y el mercado único.

Por su parte, la ministra principal escocesa, la nacionalista Nicola Sturgeon, y el alcalde de Londres, Sadiq Khan, no tardaron en reclamar también un trato especial. En definitiva, la integridad de Reino Unido se desmoronaba en cuestión de minutos. Incluso Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar, demandaba dejar dentro del mercado único al Peñón. El efecto dominó era incontrolable y la «premier» no tardaba en dar marcha atrás en el último momento. El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, se mostraba «sorprendido y decepcionado» de que Londres finalmente cambiara de posición. Según la BBC, la presión ejercida por el DUP habría sido determinante para que la líder «tory» no firmara el ansiado acuerdo que habría dado la luz verde para que en la cumbre europea de este mes se empezara a hablar de las futuras relaciones comerciales. Veinte minutos después de la rueda de prensa de Foster, May abandonaba la reunión con Juncker para llamarla por teléfono y a su regreso al almuerzo con el presidente de la Comisión cancelaba los planes para cerrar un pacto.

Con todo, unos 20 diputados «tories» euroescépticos habrían mostrado también su temor ante las concesiones que se querían hacer a Bruselas. Downing Street se limitó a decir que quedaban aún flecos por resolver «sobre los derechos de los ciudadanos y el Tribunal de Justicia Europeo».

Sin embargo, todas las miradas se centraban ayer en Belfast. Tras perder la mayoría absoluta en las elecciones de junio, May tuvo que recurrir al apoyo de los diez diputados norirlandeses del DUP para garantizar su supervivencia política y gobernar en minoría. Y la formación norirlandesa había advertido en los últimos días de que, en caso de que el Ulster recibiese un trato diferente, retiraría su respaldo a la «premier».

El miedo que tiene el DUP es que, si la provincia está más unida a la regulación de la República de Irlanda que a la de Reino Unido, esto podría suponer el paso previo a la unificación de la isla. En este sentido, hay que recordar que los protestantes han perdido mucho apoyo electoral. En las regionales de marzo, el DUP se quedó sin mayoría absoluta y la provincia sigue sin Gobierno ante la imposibilidad de los protestantes del DUP y los católicos del Sinn Fein de pactar una coalición como establece el Acuerdo de Viernes Santo, por lo que Londres se podría ver obligada a suspender la autonomía.