Elecciones

El voto útil de la izquierda deja en muerte cerebral al Partido Socialista y da alas a la Francia Insumisa

En Pantin, un suburbio limítrofe con París y antiguo feudo de los comunistas, el izquierdista Jean-Luc Mélenchon, euroescéptico y condescendiente con Putin, se afianza como el favorito

El candidato izquierdista Jean Luc Mélenchon en un mitin en Nantes
El candidato izquierdista Jean Luc Mélenchon en un mitin en NantesJeremias GonzalezAgencia AP

Pantin es un suburbio limítrofe con París que se encuentra en la esquina noreste de la capital. Durante el siglo XX fue uno de los grandes feudos comunistas del cinturón parisino, para más tarde, ya entrado el nuevo siglo con el aumento de los precios inmobiliarios, reconvertirse en lo que los franceses llaman “bobo”, burgués-bohemio, una clasificación social que designa lo que coloquialmente en España se define como “pijoprogre”. Clases jóvenes pudientes conectadas a un estilo de vida ecológico y con un buen nivel académico. Pantin sigue siendo de izquierdas como antaño, pero de otra izquierda. Aquí ganó Jean-Luc Mélenchon con holgura en las últimas presidenciales con un 37% de los votos y Marine Le Pen, acreditada ahora mismo a nivel nacional con un 23% de intención de voto, no llegó ni al doble dígito. Pantin representa un terreno poco fértil para la ultraderecha francesa que al mismo tiempo escenifica bien uno de los problemas que la izquierda ha arrastrado en estas elecciones: su atomización.

Nicolas, profesor de literatura de 36 años, vive al lado del canal que atraviesa este suburbio y que le dota de una atmósfera con aires a Ámsterdam, cuenta para LA RAZÓN que su voto irá para Mélenchon. “No era mi primera opción, quizás hubiese votado por Los Verdes, pero hubiese sido tirar el voto”.

Cruzando la carretera periférica, a menos de 200 metros, entramos en la zona limítrofe de los barrios del este de París, también con tradición de votar a la izquierda. Sobre el papel,este debería ser un caladero de votos para la alcaldesa Anne Hidalgo, candidata socialista. Pero los llamados al voto útil por Mélenchon aquí también parece que tienen efecto. Lucile sale de ver un concierto del bonito edificio de la Filarmonía en el parque de la Villette y nos confirma su giro de voto dentro del mismo espectro: votó por Hidalgo en las municipales, pero ahora lo hará por Mélenchon. Ha cambiado su decisión en el tramo final de campaña. Estamos en ese territorio del voto útil imprescindible para el candidato de La Francia Insumisa, esos feudos socialistas y ecologistas que no puede perder este próximo domingo si quiere plantar cara a Le Pen y Macron y tener alguna oportunidad de colarse en segunda vuelta.

El sociólogo Eric Fassin de la Universidad Paris VIII explica para LA RAZON. “En el pasado el voto útil de la izquierda acababa en el Partido Socialista y ahora estamos asistiendo a un cambio nuevo y radical. El voto socialista se ha esfumado y a ello ha contribuido la retórica de La Francia Insumisa que llama a un voto útil por la pura supervivencia de la izquierda en Francia”. Un discurso que se ha apoyado en lo que decían los sondeos hasta hace un mes: los cuatro primero clasificados eran representantes liberales, moderados o de la extrema derecha y la izquierda no tenía ninguna posibilidad en unos comicios que pivotaban a derecha según todos los expertos.

En ese escenario, Mélenchon, con una experiencia acumulada de lustros en política y una potente conexión con los jóvenes, se presentó como la única esperanza. Y así fue sumando semana a semana, con un discurso más amable que antaño, hasta escalar a una actual tercera posición, con un 15,5% que si bien hoy por hoy no es suficiente para clasificarse, sí que otorga una esperanza al votante progresista. La gran incógnita es si Mélenchon logrará de aquí al domingo aglutinar todo ese voto útil.

Las conquistas del izquierdista han sido mucho más notables en barrios como Pantin que en zonas puramente obreras donde Marine Le Pen ya estaba muy consolidada como primera opción desde hace años. Y esto se puede observar nítidamente en los mítines de Mélenchon donde priman jóvenes cantando rock, reggea y cumbia entre hologramas tecnológicos de su candidato. Si la izquierda francesa cuenta con alguna opción de dar la campanada el domingo, no será por la vía obrera. Mélenchon, candidato presidencial por tercera vez, es blanco de ataques estos días por parte de los candidatos de la izquierda moderada como el ecologista Yannick Jadot y la socialista Anne Hidalgo.

Quizás lleguen demasiado tarde. Ambos suelen recordar con insistencia la pasada complacencia de Mélenchon con Putin o los riesgos que para Francia implican sus posiciones euroescépticas. Lo que casi todo el mundo reconoce en Francia es su faceta de animal político, su fresca oratoria cargada de ironía y referencias históricas o culturales. Mélenchon atrapa, cosa que no tienen los otros candidatos. ”Una segunda vuelta Mélenchon-Macron sería inédito pero para que se produzca ese suspense Mélenchon necesita acercarse más a Le Pen, hoy creo que ese suspense no está”, recalca para LA RAZON el politólogo Yves Sintomer, uno de los intelectuales franceses que dan clase en varias universidades europeas. Escéptico con esa ilusión de que la izquierda acabe sumando, Sintomer apunta sobre todo a las nefastas consecuencias que todo este panorama puede dejar al histórico Partido Socialista. “El PS no podrá seguir, tendrá que refundarse, incluso cambiar de nombre. Es una crisis existencial”. Los sondeos apuntan a un ridículo 2% para Anne Hidalgo que ni quiera valdría para que el Estado le reembolse los gastos de campaña. Tampoco saldrán bien parados los ecologistas de Jadot de la cita del domingo si la demoscopia se confirma con apenas un 4,5%. Los Verdes venían de imponerse en las municipales del año pasado, en plena crisis sanitaria, como el partido de las grandes ciudades francesas. Su bajón demostraría que otra crisis, la ucraniana, ha relegado al ecologismo a un segundo plano por detrás de prioridades como la inflación, el precio del carburante o las relaciones internacionales, por mucho que estos días varias voces del partido se esfuercen en explicar que la crisis climática puede salir seriamente perjudicada de la guerra de Putin.