Irak

El Estado Islámico entrega Dabiq a los «infieles»

Humillante derrota de los yihadistas en la «ciudad del apocalipsis», que abandonan sin ofrecer resistencia. Ahora tratan de salvar a la cercada Mosul, su bastión en el norte de Irak.

Un soldado de una de las facciones rebeldes porta una bandera capturada al Estado Islámico en el entorno de Dabiq.
Un soldado de una de las facciones rebeldes porta una bandera capturada al Estado Islámico en el entorno de Dabiq.larazon

Humillante derrota de los yihadistas en la «ciudad del apocalipsis», que abandonan sin ofrecer resistencia. Ahora tratan de salvar a la cercada Mosul, su bastión en el norte de Irak.

El Estado Islámico sufrió ayer una severa derrota militar y espiritual con la pérdida de su bastión de Dabiq, en la provincia de Alepo. En menos de 24 horas las fuerzas rebeldes e islámicas sirias, respaldadas por fuego de artillería y los bombardeos turcos, recuperaron esta «apocalíptica» localidad en la que, según una tradición islámica, se enfrentarán los musulmanes contra los infieles en el fin de los tiempos. De ahí que haya sido un golpe moral para los yihadistas la derrota de Dabiq, ya que han sido los yihadistas y no sus enemigos quienes han sido derrotados.

En esta operación relámpago contra el grupo terrorista han participado más de 2.000 combatientes, apoyados por carros de combate y cazas turcos y de la coalición internacional, que se han enfrentado a un batallón de los 1.200 yihadistas que aguadaban en Dabiq. Según un comandante rebelde de la brigada Hamza que participó en la ofensiva, los yihadistas «no opusieron resistencia» y abandonaron por la noche la ciudad, dejando tras de sí un «camino plagado de minas». El Observatorio Sirio de Derechos Humanos precisó que los rebeldes y sus aliados turcos recuperaron no sólo Dabiq, que antes de agosto de 2014 tenía más de 3.000 habitantes, sino también de Surán y Ehtimilat, situadas en el noreste de Alepo. Desde todas ellas los yihadistas se retiraron a áreas seguras en el norte.

Asimismo, los rebeldes tomaron el control de la aldea de Hur al Nahr, próxima a la ciudad de Marea, después de que el viernes avanzaran en la zona situada entre ésta y la localidad de Ejtarin, con lo que lograron poner fin al cerco del EI sobre Marea, considerada un feudo de los insurgentes en el norte de Alepo. Desde que Turquía comenzó el 24 de agosto la operación «Escudo del Éufrates», los rebeldes sirios, con apoyo de las tropas turcas, controlan ya alrededor de 2.000 kilómetros de territorio dentro de la provincia de Alepo. Según diversos informes, el Estado Islámico ha perdido en los dos últimos años más del 25% de territorio y más de la mitad de las poblaciones que controlaba en 2014, pasando de unos 90.000 kilómetros de entonces a menos de 70.000, una superficie inferior a la de la comunidad de Andalucía.

En estas últimas semanas, y tras las últimas derrotas en el norte de Siria, las fuerzas yihadistas han empezado a dar muestras de agotamiento, debilidad que podría acabar en colapso si pierde la «capital» del califato en Irak. Ante la inminente ofensiva para arrebatar al Estado Islámico Mosul, éste ha bloqueado ya todos los puntos de acceso a la urbe y desplegado a más de «3.500 hombres, muchos de ellos procedentes de localidades como Diyala, Tikrit o Anbar», según la agencia de noticias kurda Rudaw. Los yihadistas también han posicionado a sus combatientes extranjeros en poblados adyacentes como Hamdaniya, Tel Kaif, Bartella y Tel Afar», agregó.

Además de levantar posiciones reforzadas en el interior de la ciudad, los yihadistas están incendiando trincheras excavadas y repletas de miles de litros de crudo para ocultarse de los ataques de la coalición internacional.

Pese a los rumores y tambores de guerra que suenen estos días, la esperada ofensiva para liberar Mosul no parece tan inminente. Al menos ayer el Mando Central de Estados Unidos negó que los últimos bombardeos contra posiciones del EI en su segunda ciudad de Irak sean el preludio de una ofensiva a gran escala. Pero aviones iraquíes lanzaron ayer antes del amanecer decenas de miles de folletos informativos en la ciudad, advirtiendo a los residentes de que la ofensiva para recuperar la ciudad estaba en «su fase final de preparación». En los panfletos, el Ejército iraquí se informa a la población de que el avance de las unidades del Ejército y los ataques aéreos «no tendrán como objetivo a civiles» y en otros se alerta a los civiles de que eviten los lugares de reunión de militantes del EI. También se les pide que «se queden en casa y no hagan caso de rumores para difundir pánico».

Con cerca de un millón y medio de personas atrapadas en Mosul, el ataque a la urbe provocará un éxodo masivo. La portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja en Irak, Sara Zawqari, prevé que «tras el inicio de la operación estimamos que huyan miles[de personas]; el número puede alcanzar el millón». Zawqari recordó también que la situación humanitaria en Irak es «extremadamente difícil de por sí», con más de tres millones de desplazados.