Malasia

Fin del enigma del MH370

Expertos franceses concluyen que el alerón de la isla Reunión pertenece al avión perdido. «Es la primera prueba física de que se estrelló en el Índico sur», subrayó el «premier» malasio. Los análisis podrán determinar si el Boeing explotó en pleno vuelo o impactó en el océano

Uno de los trozos de metal hallados en la isla de La Reunión.
Uno de los trozos de metal hallados en la isla de La Reunión.larazon

Uno de los mayores misterios de la aviación civil de los últimos tiempos podría estar algo más cerca de desentrañarse. Según confirmó ayer el equipo de investigadores malasios y franceses involucrados, los restos de avión encontrados en aguas de la isla Reunión, un territorio francés en el océano Indico, pertenecen al vuelo MH370, que desapareció el 8 de marzo de 2014 cuando cubría la ruta Kuala Lumpur-Pekín con 239 personas a bordo.

Los expertos han llegado a esta conclusión tras analizar los fragmentos de avión encontrados la semana pasada en las costas de Reunión, lo que les ha permitido establecer su pertenencia a este aparato. Han transcurrido 515 días desde este enigmático accidente en los que los familiares de las víctimas no han tenido la respuesta a ninguno de los interrogantes sobre qué sucedió realmente. Una incertidumbre que el primer ministro malasio, Najib Tun Razak, calificó ayer como «un tormento» en un discurso televisado a la vez que aseguraba que las autoridades harán todo lo posible para aclarar lo sucedido.

Con la identificación del aparato se desvela el primer interrogante, pero no el único de una madeja difícil de desenredar. Los técnicos intentan aportar datos sobre qué pudo ocurrir para que se apagaran los sistemas de comunicación y el vuelo desapareciera de los radares 40 minutos después de haber despegado de Kuala Lumpur. Según la escalofriante hipótesis de las autoridades malasias, el avión cambió de rumbo para cruzar el Estrecho de Malaca de manera deliberada en dirección contraria a su trayecto inicial. Las investigaciones apuntan a que el avión voló con el piloto automático y con todas las personas a bordo inconscientes por la falta de oxígeno hasta quedarse sin combustible y precipitarse de manera abrupta contra el mar.

Asimismo, los investigadores confían en que se que pueda aclarar si el aparato explotó en el aire y se deshizo en pedazos o si se sumergió entero en el mar. De hecho, ni siquiera se sabe todavía dónde se estrelló exactamente el avión, un punto sobre el que se espera arrojar luz a partir del análisis de los crustáceos que se han instalado en ese trozo de fuselaje perdido en aguas del océano Índico. Los análisis de los restos podrían también ayudar a entender la trayectoria del vuelo y a la búsqueda del resto del avión. Los investigadores esperan dar más respuestas al final de la semana.

El estudio del fragmento del ala encontrado se hace bajo supervisión de la Justicia francesa, que tiene abierta una investigación sobre la desaparición del aparato, en el que viajaban cuatro ciudadanos galos, paralela a la investigación internacional comandada por Australia, uno de los países afectados. A las afueras de París, en el Instituto de Investigación Criminal de la Gendarmería Nacional francesa, se examina un trozo de maleta hallado el pasado jueves también en Reunión. La investigación de la Fiscalía contempla los cargos de homicidio involuntario y de presunta destrucción intencionada del aparato. La tesis prioritaria mantenida hasta ahora por parte de la Justicia gala es la del secuestro del avión.

Ante la extrema complejidad de este caso, los análisis se han realizado en presencia de representantes de la compañía malasia, de un técnico australiano, de la Justicia china (la gruesa mayoría de los desaparecidos eran de esta nacionalidad), del constructor Boeing y de la Justicia y Gendarmería francesas. El lunes pasado, los representantes de las principales partes involucradas se reunieron ya en París para coordinar la investigación. Llegar a un acuerdo sobre quién debía líderar las pesquisas no siempre ha sido fácil. Malasia y Australia, que llevaban la investigación de esta tragedia desde hace más de un año, solicitaron la repatriación del alerón, pero Francia se negó ya que los restos se hallaron en Reunión, departamento de ultramar francés galo, y porque cuatro de los pasajeros desaparecidos en el vuelo eran de este país. Las primeras búsquedas se realizaron en el océano Índico, cerca de las costas australianas, donde los investigadores consideraban que podrían estar los restos del avión, según las últimas señales antes de que la nave desapareciera de los radares.

Los técnicos que trabajan en el laboratorio militar de Balma, cerca de Toulouse, adonde llegó el alerón el sábado han comprobado que este fragmento de ala de unos dos metros pertenece al avión siniestrado tras examinar los números de serie disponibles, con los planos de fabricación, los materiales utilizados e incluso los posibles restos de pintura. Ya se conocía que la pieza pertenecía a un Boeing777, el mismo modelo del aparato del vuelo MH730, una primera prueba determinante, ya que no se han registrado otros accidentes de este tipo de avión en la zona. De hecho, desde que este modelo de avión comenzó a operar en1994 sólo se han producido cinco accidentes, incluyendo el del MH370, que fue el único que desapareció en el mar.

Un duelo interminable

Los familiares de las 239 víctimas exigen más respuestas

La falta de información ha sido una queja constante por parte de los familiares de los 298 personas que viajaban abordo del MH370 desde su desaparición. Ayer, de nuevo, volvieron a protestar frente a las oficinas de Malaysia Airlines en Pekín (la mayoría de los pasajeros eran chinos) para exigir que les dieran más datos sobre los restos identificados del avión. En las instalaciones forcejearon con las Fuerzas de Seguridad, que les impedían la entrada.