Italia

Hacia un cuarto «premier» sin pasar por las urnas

Análisis. Un Gobierno interino sólo debería reformar la ley electoral y adelantar elecciones

La Razón
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–¿A qué retos se enfrentará un nuevo Gobierno? Italia tendrá el cuarto primer ministro sin pasar por las urnas...

–Ciertamente, no va a ser un periodo fácil para quienquiera que tome el poder, pero los contextos pueden ser diferentes. Un Gobierno interino sólo debería tener como función conducir al país hasta las próximas elecciones, con la única tarea de reformar la ley electoral. A otros retos bien distintos se enfrentará un Gobierno de tecnócratas o políticos si tiene que estar al mando hasta 2018. Una fuente de incertidumbre es la recapitalización de alguna de las debilitadas instituciones financieras italianas, notablemente el MPS. Una potencial recapitalización fallida (una posibilidad si los inversores bajan su interés por la inestabilidad) podrá implicar graves pérdidas para los ahorradores en el contexto de una recapitalización del BRRD, y un contagio a otros bancos que luchan contra créditos en demora. Esto podrá crear una incertidumbre política que favorezca al M5E en las próximas elecciones. Aun así, los mercados no han estado particularmente inquietos, pues ya se anticipaba la victoria del «no». Cabe recordar que las crisis políticas pasadas tuvieron lugar en un marco económico mucho más peligroso. Con todo, la inestabilidad política no tendrá como consecuencia automática prender de nuevo la llama de la crisis de la eurozona.

–¿Está la UE asustada por el avance de figuras como Beppe Grillo o Matteo Salvini?

–Hay ciertamente una gran ansiedad en Europa por una potencial toma del poder del populismo en Italia. Aun así, esto debería ponerse en perspectiva. Salvini ya ha fallado fundamentalmente en sus intentos de lograr un liderazgo de la derecha nacional. En cuanto al M5E, su negativa a entrar en cualquier coalición les hará que sea casi imposible que controlen el Senado en caso de elecciones anticipadas. La oposición italiana continúa profundamente dividida. Incluso sin que los populistas asuman el poder, hay un riesgo de que el resultado electoral produzca una parálisis, lo que no serán buenas noticias para Europa.

–¿Cuánto hay del voto del «no» debido a la crisis migratoria?

–Como es predecible, parte del voto del «no» ha estado motivado por sentimientos anti «establishment» y antigubernamentales, más que por la reforma de la Constitución. El nerviosismo sobre la migración alimenta en parte estos sentimientos y es explotado por algunos partidos. Pero no es fácil medir cuánto ha afectado al voto. Los electores son complejos y diferentemente motivados en ambos campos. Al final, creo que el resultado da poca información sobre el apoyo general a este u otro partido.

–¿Está el populismo ya asentado en Italia?

–Insisto en que el «no» no refleja el tamaño de los sentimientos populistas, a pesar de que la campaña del «sí» haya insistido en dividir los bandos de acuerdo a esta categoría. Muchos de los simpatizantes del PD votaron «no» en contra del liderazgo de Renzi, y muchos de los votantes de centro derecha terminaron votando «sí». De hecho, muchos de los que votaron en el plebiscito no votarán en las elecciones generales y viceversa. El populismo ya está canalizado en Italia, pero una gran porción de su electorado tiende a ser volátil, no es leal y no está dirigido ideológicamente. Cambian fácilmente de opinión de una elección a otra.

*Analista en el European Policy Center. Preguntas de Esther S. Sieteiglesias