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Henrique Capriles: «Jugar a un estallido social es jugar a la destrucción de Venezuela»

El gobernador de Miranda y líder de Primero Justicia defiende la vía pacífica de un referéndum revocatorio para desalojar a Nicolás Maduro del poder

Henrique Capriles: «Jugar a un estallido social es jugar a la destrucción de Venezuela»
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El gobernador de Miranda y líder de Primero Justicia defiende la vía pacífica de un referéndum revocatorio para desalojar a Nicolás Maduro del poder

Ante el desabastecimiento de medicinas y alimentos básicos, las malas políticas económicas recién anunciadas y la polarización que crece cada día más en las calles de Venezuela, la oposición tiene un solo objetivo: sacar a Nicolás Maduro del poder. Para eso, ya se está discutiendo los mecanismos constitucionales necesarios. No hay acuerdo, por ahora, pero diversos portavoces aseguran que debe ser lo más rápido posible. En contra de otros muchos opositores, Henrique Capriles Radonski, ex candidato presidencial en dos ocasiones y gobernador del Estado de Miranda, se inclina por un referéndum que revoque el mandato de Maduro, pero también apoya una enmienda que modifique algunos aspectos de la Constitución de la República. Trabajará promoviendo sus propuestas en la calle, con la gente, esa que asegura perdió el Gobierno desde hace tiempo.

–¿Por dónde puede empezar a resolverse el problema de la crisis política de Venezuela?

–La crisis económica y social está agravándose de una forma acelerada. Sólo en el mes de enero, la información que a mí me dieron del Banco Central de Venezuela (BCV), es que la inflación cerró en más del 30%; se habla ya de un 600% a final de año. Se está hablando de una clara hiperinflación. Venezuela es una bomba que puede explotar. Frente a eso, obviamente se coloca en frente la crisis política.

–¿Lo más importante, entonces, es lo político?

–Nosotros ganamos unas elecciones el 6 de diciembre, había que tener esa legitimidad, esa fuerza necesaria. Nosotros dijimos que la prioridad tiene que ser ya lo económico y lo social, hacer nuestros planteamientos e instar al Gobierno a los cambios, a la rectificación. En un incendio se apaga primero el fuego y después se hace el trabajo de refrescamiento, para después ir a la reparación de los daños. El incendio está extendiéndose, frente a eso el Gobierno no hace nada, entonces a eso nos obliga. Hemos llegado al tiempo constitucional de un referéndum revocatorio. Debemos hablarle con sinceridad a la gente de los pros, los contras, las dificultades y los obstáculos. El Gobierno también existe y es capaz de cualquier cosa, cualquier marramucia (trampa) para permanecer en el poder. Este debate hay que abrirlo y hay que poner todas las opciones en la mesa. Hemos llegado al momento en el que los venezolanos tenemos que tomar una decisión, vamos hacia el cambio político. Yo nunca dije que había que esperar. Un sector más interesado en la lucha interna que realmente en el cambio quiso hacer creer que yo estaba planteando esperar hasta el años dosmilnosé cuánto, y yo nunca he planteado eso.

–¿Con cuál de los mecanismos constitucionales estaría de acuerdo y cuál es el más viable?

–No es un tema de un simple «me gusta». Voy uno a uno: la renuncia del presidente no depende de los venezolanos, es un acto voluntario y depende de Nicolás Maduro. Hay gente que dice «generemos las condiciones para que renuncie». ¿Qué significa generar las condiciones? ¿Un escenario de revuelta social? ¿Saben lo que significa una explosión social? ¿Lo que significa que esto reviente? ¿Están midiendo un estallido social? Ni saben las dimensiones, ni cómo pueda terminar eso. Entonces, eso es una gran irresponsabilidad. Jugar a un estallido social es jugar a la destrucción de Venezuela y yo no juego a la destrucción de mi país. No creo en la violencia. Lo que se logra con violencia sólo se puede defender con violencia. Eso casi que es una ley de vida. Además, no veo a Maduro renunciando. Ojo, se le puede pedir la renuncia, pero Maduro te puede decir que no y ¿qué haces entonces?

–¿Entonces, qué? ¿Una Constituyente?

–Una nueva Carta Magna no es para cambiar un gobierno. Si esa es la finalidad, esa Constituyente no nos va a dejar un país unido. El Gobierno pisotea la Constitución, pero los venezolanos la asumen como suya. Además, el proceso es engorroso y largo.

–¿Y una enmienda?

–La Asamblea Nacional aprueba una enmienda ¿y tú crees que el Tribunal Supremo de Justicia va a decir que está bien? Ya sabemos cuál es la nueva trinchera de defensa del Gobierno. Ya la mostraron en el inicio del año judicial. La fiscal dijo que la Asamblea Nacional (AN) no puede remover magistrados. Ése es un Tribunal del Partido Socialista Unido de Venezuela (el de Maduro). Si vamos hacia una enmienda, el TSJ lo rechaza, dice que no se puede cambiar, que el período constitucional se puede recortar a partir del próximo período constitucional. Si eso pasa, ¿qué hace la AN? ¿Va a ir la enmienda? Pareciera que no, porque ya se presentó una situación sobre la cual tuvieron que tomar una decisión donde suspendieron cuatro diputados y se acató la decisión del Tribunal Supremo. Así que no es una cuestión de si me gusta a mí. Yo creo que a la gente hay que hablarle con la verdad.

–¿Cuál es su propuesta?

–Yo propongo que abramos el debate y le expliquemos a la gente cada opción, cuál tiene las posibilidades de lograrse y cuál no. Creo que es factible lograr los votos para un referéndum revocatorio. Podemos recoger el 15% de las firmas de los electores. Además, en marzo hay que elegir a dos rectores del Consejo Nacional Electoral (CNE), lo que quiere decir que va a dejar de ser un CNE con mayoría del partido de Gobierno para pasar a ser un CNE que genere confianza en los venezolanos. Tenemos la posibilidad de lograr ese cambio pacífico y constitucional que hemos planteado. Si hubiésemos tomado el camino, el atajo de la violencia, nunca hubiésemos tenido posibilidades de éxito.

–¿Uniría ambos planteamientos en su propuesta?

–Yo haría las dos: revocatorio y enmienda. Ese debate está abierto en la opinión pública y debe ir a la mesa. Hagamos el debate con el país grande, hagamos sentir a la gente parte de la solución del problema político del país. Tiene que ser una solución civil, pacífica, democrática y electoral.

–La oposición está buscando el mecanismo para sacar al Gobierno. ¿Qué diferencia hay entre este febrero de 2016 y el de 2014, cuando un sector planteó la llamada «Salida» y hubo protestas en las calles?

–Aplaudo que a quienes se oponían y se tiraban al piso (suelo) y decían que la Asamblea Nacional era una estafa, hoy se los vea pidiendo la tribuna de oradores para dirigirse al país. Son ellos los que tuvieron que rectificar, y no es un tema de que suene soberbio. Nosotros hemos sido coherentes y consistentes en un planteamiento.

–¿Se están tendiendo puentes con el Gobierno para una posible transición? ¿Cree que Aristóbulo Istúriz, recién designado vicepresidente de la República, juega un papel fundamental en ello?

–El discurso de Aristóbulo es exactamente el mismo que el de Nicolás Maduro. Arrancó muy mal Aristóbulo. Porque si Aristóbulo viene, como creíamos, con una señal de diálogo en el país, no se hace así.

¿Qué papel espera que juegue, por ejemplo, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana?

–La solución en Venezuela no es militar. Para mí es un chisme el que habla de que en el 6-D el ministro de la Defensa, (Vladimir) Padrino le dijo algo a Maduro el día de las elecciones. Hay gente que sigue buscando hacernos creer que las elecciones en Venezuela se dirimieron porque Padrino dijo o no algo. El 6-D fue un triunfo de los venezolanos, un triunfo inobjetable y tan contundente que nadie pudo frenar u ocultar lo que ocurrió.

–Una vez se logre una solución a la crisis política, ¿qué país queda? ¿Cuál es el siguiente paso?

–Seguimos teniendo un país con las reservas petroleras más grandes del planeta, un país con innumerables recursos naturales, un país que con un cambio político y con el planteamiento de un cambio de modelo pondrá acento en la pobreza. El cambio político con un mensaje que genere confianza abrirá fuentes de financiamiento a Venezuela, a la inversión tanto nacional como internacional. Yo soy optimista y creo que con un cambio político Venezuela puede sentir en un año la recuperación. Yo pondría todo mi esfuerzo en la comida y las medicinas, los otros temas ya van saliendo.