Israel

Hertzog, la alternativa con posibilidades a Netanyahu

El líder de la coalición de centro izquierda encabeza las últimas encuestas antes de los comicios de mañana

CONTRA RELOJ. Hertzog y Livni llaman personalmente a los indecisos, ayer
CONTRA RELOJ. Hertzog y Livni llaman personalmente a los indecisos, ayerlarazon

A medida que pasan los días y avanza la campaña electoral, el candidato laborista, Itzjak Hertzog, se muestra con mayor aplomo, irradia mejor postura como candidato a primer ministro y da la sensación de que acumula más seguridad de cara a su investidura. Quienes dudan de sus posibilidades sostienen que no es carismático, que su imagen no queda bien y que no transmite la firmeza y soltura del «premier», Benjamin Netanyahu. Pero Hertzog, jefe del Partido Laborista israelí, que, junto con la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni (llegada de Hatnuá), encabeza hoy la Unión Sionista, se considera la única alternativa al actual jefe de Gobierno. No lo amedrentan los comentarios a veces un tanto burlones de quienes dicen que su voz relativamente fina no le ayuda, como tampoco su apodo, «Buyi». En una reunión con la Prensa internacional en Jerusalén, mostró buen talante al ser preguntado sobre él mismo, acompañada de un comentario de parte de la cronista que la planteó, en el sentido que en el extranjero, a menudo, estos apodos tan típicos de Israel, suenan ridículos.

Sonriendo ampliamente, Hertzog contó que su madre, Ora, nacida en Egipto, hablaba francés, y que de la combinación entre ese idioma y el hebreo nació su sobrenombre. «Dicen que yo era un bebé muy hermoso», señaló. «De la combinación entre la palabra ‘muñeca’ en hebreo y en francés, salió Buyi. Y aquí estoy».

Hertzog ocupó varios puestos ministeriales, hizo su servicio militar en la prestigiosa unidad del Servicio de Inteligencia 8200, habla árabe y cuando se postuló a la jefatura del laborismo le vaticinaban una derrota, pero ganó. «También ahora puedo sorprender», asegura, aunque para él ya no hay sorpresa ninguna: hace semanas que en casi todas las encuestas recibe algunos escaños más que el Likud. Él sabe bien que eso no es suficiente, dado que para tener mayoría en el Parlamento (Knesset) necesitará aliarse con otros partidos. Pero por ahora, rechaza con firmeza las preguntas acerca de si aceptaría sumarse a una coalición encabezada por Netanyahu, que el actual jefe de Gobierno forme nuevamente tras las elecciones y las califica de «derrotistas». «Mi intención es ganar los comicios y formar el nuevo Gobierno de Israel. La ciudadanía debe entender que se puede derrotar a Netanyahu. Y yo soy la única alternativa». Esto pasa no solamente por una táctica de no querer aparecer como quien considera factible que Netanyahu –y no él– sea el próximo primer ministro. «No estaremos con él, con su visión de vida, con su enfoque», recalca. «Ha dicho que Livni y yo somos antisionistas. Hay quienes se creen dueños del sionismo, y no lo son».

Hertzog destaca la esperanza en un cambio, en un futuro más prometedor que, según él y Livni aseguran, puede llegar si ellos conducen los destinos de Israel. Lo que para el bloque conservador equivaldría a un «desastre» –que ganen los laboristas–, para quienes los siguen, es la única opción cuerda. El secreto, en opinión de Hertzog, está en una combinación firme y clara entre un horizonte político que renueve la posibilidad de negociaciones de paz con los palestinos y una mano firme en temas de seguridad.