Guerra en Irak

Irak: El Estado Islámico pierde su bastión en el norte

El «califato» se queda sin Hawija, una ciudad de 80.000 habitantes, y se repliega a pequeñas localidades junto a la frontera con Siria, donde sólo cuenta con entre 5.000 y 10.000 hombres

Fuerzas peshmerga kurdas detienen a militantes del Estado Islámico ayer el sur de Kirkuk
Fuerzas peshmerga kurdas detienen a militantes del Estado Islámico ayer el sur de Kirkuklarazon

El «califato» se queda sin Hawija, una ciudad de 80.000 habitantes, y se repliega a pequeñas localidades junto a la frontera con Siria, donde sólo cuenta con entre 5.000 y 10.000 hombres.

El Ejercito iraquí confirmó ayer la captura de Hawija, el último bastión del grupo yihadista del Estado Islámico en el norte de Irak, después de que las milicias chiíes, conocidas como las Unidades de Movilización Popular (UMP), hicieran el anuncio no oficial este miércoles. «La IX división del Ejército y la Policía Federal iraquí, apoyadas por las UMP, liberaron todo el centro de Hawija y continúan su avance», afirmó en un comunicado el comandante del Mando Conjunto de las Operaciones (JOC, por sus siglas en inglés), el general Abdel Amir Rashid Yaralá. El jefe militar, además, informó de la muerte de unos 196 terroristas de Daesh durante la última fase de las operaciones.

«Hemos tomado los barrios de Al Nidaa y Al Askari, en el oeste de la ciudad», afirmó, por su parte, el jefe de la policía federal, el general Raed Jawdat, antes de explicar que el avance forma parte de la «tercera fase» de la operación de «liberación de Hawija». Anteriormente, las tropas iraquíes apoyadas por las UMP tomaron el control de la base aérea de Rashad, ubicada a unos 30 kilómetros al sur de la localidad y que fue utilizada como campo de entrenamiento y base de las operaciones del EI. Los yihadistas aún tienen bajo su poder varias localidades de la comarca de Hawija, entre ellas Saidia y Hilua, las más importantes. Pero ésta supone una durísima derrota para el casi extinto califato islámico, cuyo territorio se ha reducido a un 10% en Siria y que en Irak controla también las localidades de Rawa y Al-Qaim, al oeste de la provincia occidental de Al-Anbar, donde quedan entre 5.000 y 10.000 yihadistas, según fuentes de inteligencia.

Las televisiones iraquíes mostraban ayer imágenes de soldados izando la bandera iraquí en la plaza del centro de la villa o de calles desérticas en las que circulaban todoterrenos blindados ondeando insignias negras de las UMP. Más de mil yihadistas se habrían rendido a las fuerzas iraquíes, según Bagdad. La liberación fue posible después de que el miércoles las UMP, a la vanguardia de las operaciones militares de Bagdad, rompieran el cerco y entraran en la ciudad, en manos de los yihadistas desde junio de 2014. Muchos civiles han huido en la última semana, aprovechando los avances militares. Según la ONU, alrededor de 80.000 estarían atrapados en el casco urbano, viviendo en una precaria situación sin apenas comida ni electricidad.

Hawija ha sido desde hace décadas bastión de grupos radicales islámicos. Tanto, que llegó a apodarse la «Kandahar» de Irak en comparación con los talibanes de Afganistán. En una visita reciente a la ciudad de Kirkuk, el comisario jefe Halo Najat explicó a LA RAZÓN que la localidad de Hawija tuvo «más de 300.000 suníes radicales». «Ha sido el hogar seguro para todos los grupos que apoyan el terrorismo en Irak», añadió el teniente coronel Najat, que se refirió, entre otros, a la organización radical de Ansar Al Sunna, Al Qaeda de Irak (AQI) y el Estado Islámico.

La liberación de Hawija, sin embargo, tiene una segunda lectura para el pueblo kurdo: comenzó el 21 de septiembre, unos días antes de que el Kurdistán iraquí celebrara el referéndum ilegal de independencia. Y está situada a sólo 60 kilómetros de la disputada ciudad de Kirkuk, por lo que este rápido movimiento militar de Bagdad ha sido visto como «sospechoso» por los peshmerga kurdos. El hecho de que las fuerzas paramilitares chiíes penetrasen en la provincia de Kirkuk ha hecho saltar la alarma entre la población kurda. «No entiendo por qué ahora el Ejército iraquí ha decidido liberar Hawija. Creo que Bagdad está preparando algo y las UMP atacarán Kirkuk en represalia por el referéndum. Pero nosotros la defenderemos. Estamos dispuestos a luchar lo que sea necesario», advierte a LA RAZÓN el peshmerga Muhamed Said.

Desde París, el primer ministro iraquí, Haider Al Abadi, tras anunciar la liberación de Hawija, dijo que «sólo nos queda ya reconquistar una zona fronteriza» con Siria para expulsar a los yihadistas. Al mismo tiempo lanzó una advertencia a los kurdos: «No queremos ninguna agresión o enfrentamien-tos, pero la autoridad federal debe imponerse en las áreas en disputa», advirtió Al Abadi en una rueda de prensa con el presidente francés, Emmanuel Macron. El mandatario iraquí renovó la oferta para administrar Kirkuk conjuntamente con los peshmerga, pero bajo la autoridad del Gobierno central. Las milicias kurdas tomaron el control de Kirkuk en 2014, cuando el Ejército iraquí huyó ante el avance del EI y desde entonces ha estado administrada por el Partido de la Unión de Kurdistán (PUK) fundado por el ex presidente iraquí Jalal Talabani. De hecho, en la entrada de Kirkuk se ha erigido la estatua de un miliciano peshmerga de 26 metros y medio para dar la bienvenida a los visitantes.

Por otro lado, en la vecina Siria, las malas noticias vuelven a oscurecer cualquier iniciativa de alto el fuego. El Comité Internacional de la Cruz Roja denunció ayer que el país árabe lleva dos semanas sufriendo los peores combates del año tras el final de la batalla por el control del este de Alepo en 2016, al tiempo que se mostró alarmado por la destrucción de hospitales y escuelas y el aumento de bajas civiles en estas últimas semanas.