Relaciones internacionales

Israel desconfía de la venta de armas a Riad

Varios ministros plantarán a Trump cuando aterrice hoy en Jerusalén para reactivar el diálogo.

Un operario coloca banderas en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv
Un operario coloca banderas en el aeropuerto Ben Gurion de Tel Avivlarazon

Varios ministros plantarán a Trump cuando aterrice hoy en Jerusalén para reactivar el diálogo.

En medio de un enorme operativo de seguridad israelí denominado «Escudo Azul», integrado por más de 11.000 policías y tres helicópteros que acompañarán a la comitiva en todo momento, llega hoy el presidente de EE UU, Donald Trump, a Jerusalén en la que supone la segunda parada de su gira internacional. Según el primer ministro, Benjamin Netanyahu, «el pueblo de Israel lo recibe con los brazos abiertos», pero la realidad es que le espera con cierta hostilidad. Tanto es así que Netanyahu abandonó ayer enojado y antes de tiempo la sesión semanal de su Gabinete al enterarse de que algunos ministros pensaban ausentarse de la recepción a Trump en el aeropuerto Ben Gurion.

Más allá de esta anécdota, Trump no genera confianza en este aliado histórico y clave para Estados Unidos y, de hecho, tienen varios asuntos pendientes para tratar con el nuevo mandatario. El ministro Yuval Steinitz expresó su preocupación por la gigantesca transacción armamentística firmada por Trump en Riad. «Habría que ver cómo influye esto en la ventaja estratégica de Israel», comentó. Por su parte, el jefe del partido Hogar Judío y ministro de Educación, Naftali Bennett, situado en el ala derechista del Gobierno, criticó abiertamente la línea actual de Trump en relación al prometido traslado de la embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén. Ésta fue una de sus promesas de campaña, pero al poco de llegar a la Casa Blanca matizó sus palabras y parece que ahora esta medida ha quedado en la nevera.

No obstante, por encima de discrepancias puntuales, es innegable que Israel ve a Trump como un presidente amigo. El simple hecho de que visite el país 116 días después de llegar a la Casa Blanca supone una señal inequívoca de su compromiso. Barack Obama tardó cuatro años en hacerlo. Sin embargo, en Israel tienen claro también que el nuevo inquilino del Despacho Oval no es un presidente al uso y que sus intenciones de contribuir al proceso de paz pueden ser problemáticas. En campaña, Trump dijo que «el problema no son los asentamientos israelíes, sino la incitación palestina al terrorismo», pero más tarde afirmó no saber si está a favor de la «autodeterminación palestina» o de un «Estado palestino independiente», y se acercó al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, con quien se reunirá mañana en Belén.

El último frente abierto por Trump con Israel es la filtración de la información sobre el Estado Islámico proporcionada por el Mosad a la Casa Blanca y que el presidente de EE UU ofreció a Rusia, lo que puso en jaque la colaboración entre aliados.