Alemania

Jaque a la líder de Europa

A nueve meses de las elecciones, el atentado reivindicado por el Estado Islámico, asesta un duro golpe a Merkel. El partido xenófobo AfD responsabiliza directamente a la canciller de la matanza en el mercadillo de Navidad

Homenaje a las víctimas. Angela Merkel, junto a los ministros del Interior y Exteriores y el alcalde de Berlín, deposita, ayer, flores en el lugar donde ocurrió el atentado
Homenaje a las víctimas. Angela Merkel, junto a los ministros del Interior y Exteriores y el alcalde de Berlín, deposita, ayer, flores en el lugar donde ocurrió el atentadolarazon

Informes antiterroristas advierten de la estrategia para «desestabilizar gobiernos» del Estado Islámico, que reivindicó ayer el atentado de Berlín. Alertan de que quieren radicalizar a la opinión pública ante las elecciones, como hicieron en Francia

Mientras toda Alemania continúa consternada por lo sucedido, la extrema derecha se frota las manos ante un hecho que podría dar alas a sus proclamas y que, de confirmarse la autoría del refugiado, supondría un impulso a la cruzada que desde hace meses mantienen contra la política migratoria de la canciller, Angela Merkel. En su primera comparecencia pública desde el ataque terrorista contra un mercadillo de Navidad, la canciller alemana reconoció que «sería especialmente difícil para nosotros tolerar, si se confirma, que la persona que cometió este acto, había pedido protección y asilo en Alemania». «Esto sería particularmente repugnante para todos los alemanes que día tras día trabajan para ayudar a los refugiados y a todas aquellas personas que realmente necesitan nuestra protección», aseguró. Merkel garantizó que la autoría del atentado será esclarecida antes de que fuera reivindicado por el Estado Islámico y sus responsables castigados según las leyes alemanas y expresó su rechazo a vivir «paralizados por el miedo ante el mal». Por ello animó a sus compatriotas a seguir haciendo las cosas que han hecho siempre en estas fechas. Blanco de los ataques de la derecha xenófoba, la canciller recibió pocos minutos después del ataque el primer dardo del dirigente de Alternativa para Alemania (AfD) Marcus Pretzell, que sostiene que las víctimas son «los muertos de Merkel». «¿Cuándo va a reaccionar el Estado de Derecho? ¿Cuándo acabará esta maldita hipocresía?», preguntó Pretzell desde su cuenta de Twitter a sus más de 6.000 seguidores, desde donde aprovechó, asimismo, para señalar a los medios de comunicación alemanes de hacer caso a las autoridades y no atreverse a hablar de un atentado desde el primer momento. Aunque los comentarios de aquellos que criticaron la instrumentalización de las víctimas no se hicieron esperar, la actitud de Pretzell añade un capítulo más a la historia de esta formación populista y de extrema derecha que ha visto cómo se le abrían las puertas de los Parlamentos de la mitad de Estados federados, una vez que la canciller ponía en marcha durante el verano de 2015 su política de puertas abiertas y que con este acto allana más si cabe su acceso directo y con fuerza hacia el Bundestag, del que quedaron fuera por un puñado de votos en las elecciones federales de 2013.

El mensaje extremo de esta formación es para muchos la clave de su fortaleza y más en un país cuyos medios y administraciones se definen por su excesiva cautela y que continúa atónito ante la llegada de una nueva amenaza cuya dimensiones pocos se atreven a calcular. «La Policía debe detener a los inmigrantes que cruzan de forma ilegal desde Austria y si es necesario debe utilizar las armas», aseguró la líder de AfD, Frauke Petry.

Un mensaje que rápidamente fue condenado por los partidos de izquierda e incluso por el propio sindicato alemán de policías, pero que, sin embargo, cala hondo ante un importante segmento de la ciudadanía, que siente compartir el mismo suelo con el enemigo.

Sin embargo y no contenta con su idea, Petry subrayó poco después que su país «ya no es seguro» y, además de reformular la cita de su compañero de partido y hablar de «los muertos de Merkel», exigió a la canciller retomar de forma inmediata el control de las fronteras. En un comunicado, Petry aseguró que «el ambiente en que prosperan» ataques como el de Berlín se ha «importado hacia Alemania sistemáticamente durante el último año y medio». «No podemos vivir bajo ninguna ilusión», añadió. «El mercado de Navidad no era un objetivo cualquiera. No es sólo un ataque contra nuestra libertad y nuestra manera de vivir, sino que es contra nuestra tradición cristiana».

A las previsibles críticas de los populistas contra Merkel, se unió el fuego amigo de la Unión Socialcristiana, el partido hermano de los democristianos. En opinión de Horst Seehofer, que no se ha cansado de criticar la política de puertas abiertas del Gobierno, es necesario emprender cambios. «Le debemos a las víctimas, a los afectados y a toda la población alemana repensar nuestra política migratoria y de seguridad y cambiarla», aseguró Seehofer, el primer ministro de Baviera, el «Land» que hasta la fecha más ha sufrido los zarpazos de la amenaza yihadista. Lo cierto es que en el reciente congreso de la Unión Cristianodemócrata (CDU), Merkel ya endureció su discurso frente a la llegada de inmigrantes al recordar que lo que sucedió durante 2015, cuando Alemania recibió a casi un millón de solicitantes de asilo, es un hecho excepción que no volverá a repetirse. En cambio, el Partido Socialdemócrata, socio de la Gran Coalición con Merkel, apeló por la unidad nacional contra el terrosimo. Según su líder, Sigmar Gabriel, «nuestra respuesta al odio es la cohesión, la prudencia y la determinación».

Con todo, la prueba de fuego se dirige a las generales del próximo otoño o a una cita electoral en la que ya se da por seguro la irrupción de la AfD en el Bundestag. De hecho, de celebrarse ahora las elecciones y, según un sondeo realizado por el instituto Emnid, los populistas xenófobos y eurófobos irrumpirían en la Cámara Baja con el 13% de los votos. Un porcentaje que, aunque dista mucho del 33% que se llevaría la CDU de Merkel, pondría a la canciller en ciertos apuros para desenvolverse con serenidad en una legislatura en la que también desde el exterior tendrá que lidiar con el ascenso de los populistas.

Una corriente que podría poner en aprietos a la canciller por mucho que sume once años en su cargo o sea la mandataria de la Unión Europea con más experiencia de gobierno. Implacable en temas de política internacional, pocos se atreven sin embargo a vaticinar cómo hará frente a estos y a los próximos desafíos. Al anunciar su candidatura a un cuarto mando, Merkel ya advirtió que la próxima campaña sería muy dura.