Internacional

Kenia se asoma al precipicio de la violencia

La oposición aceptará los resultados sólo si tiene acceso a la Comisión Electoral, por lo que crece el temor a que se repitan los episodios de 2007

Un simpatizante del líder de la oposición, Raila Odinga, gesticula con un machete en una barriada en Kibera, ayer, en Nairobi
Un simpatizante del líder de la oposición, Raila Odinga, gesticula con un machete en una barriada en Kibera, ayer, en Nairobilarazon

La oposición aceptará los resultados sólo si tiene acceso a la Comisión Electoral, por lo que crece el temor a que se repitan los episodios de 2007.

El líder de la oposición Raila Odinga y su partido, la Súper Alianza Nacional, NASA, comunicaron que aceptarían los resultados de las elecciones si podían comprobar de primera mano que no había habido fraude accediendo al sistema informático de la Comisión Electoral (CE). «Si ellos pueden abrir sus servidores y nosotros podemos mirar, estamos preparados para aceptar los resultados,» dijo James Orengo, jefe electoral de NASA, en declaraciones a los medios. De momento, NASA ha difundido un comunicado en el que rechazan los resultados porque la Comisión Electoral aún no les ha dado acceso. Yakub Guliye, miembro de la CE encargado de tecnologías de la información, ha respondido diciendo que NASA sólo ha hecho un llamamiento público, pero que no ha seguido ninguna petición formal para una solicitud, y que por eso no habían tenido acceso.

Desde las elecciones el día 8, el candidato de NASA Raila Odinga, ha venido denunciando un fraude en las elecciones. A Odinga se le predecía en las encuestas un resultado mucho más cercano al del actual presidente, Uhuru Kenyatta, pero los resultados le otorgan casi un 10% menos de los votos. Odinga denunció que el sistema de voto electrónico sufrió un ciberataque en el que se habrían manipulado los resultados para garantizar la continuidad de Kenyatta. La Comisión Electoral investigó los hechos y concluyó que hubo un intento de hackeo, pero no prosperó. Los piratas habrían usado la identidad de Christopher Msando, el responsable de los sistemas de información electrónicos del sistema de votos, que había sido torturado y asesinado apenas unos días antes de las elecciones. Otro líder de la oposición, Musalia Mudavadi, ha declarado que su equipo ha encontrado un centro de votación ficticio donde al menos 1.000 personas habrían votado.

Anoche se anunciaron los resultados oficiales. El vicepresidente, William Rutto, y Odinga se desplazaron a Bomas, en Nairobi, para el anuncio. A pesar de tener de plazo hasta el martes, el recuento de votos se ha realizado a paso acelerado en un intento de que la tensión creciente en el país no explote como en 2007 cuando, en apenas dos meses, hubo más de mil muertos y 600.000 personas fueron desplazadas. Estos días el Gobierno busca la calma y le ha pedido a la gente que vuelvan al trabajo, asegurando que el país es seguro. Pero de momento cinco personas han muerto en las protestas tras las elecciones, al menos tres de ellas por disparos en enfrentamientos entre la Policía y la oposición. Para evitar los disturbios de los últimos días se ha reforzado la seguridad en las ciudades más importantes. También se ha ampliado la presencia policial en el aeropuerto de Kisumu, en el oeste de Kenia, para que la población «pueda entrar y salir», le dijo a Reuters el Comisionado de la Policía Joseph Keitany, que añadió que también «estaban colocando vehículos en ciertas áreas» que podrían ser foco de protestas.

Finalmente, al cierre de esta edición, la Comisión Electoral dio los resultados oficiales. Uhuru Kenyatta resultó reelegido presidente de Kenia para los próximos cinco años al obtener el 54,27% de los votos en los comicios celebrados el martes. El líder de la oposición, Odinga, habría obtenido un 44,74% de los sufragios, según ese organismo. La participación en las elecciones fue del 78,91%, seis puntos menos que en las elecciones de 2013, aunque este año había cerca de cinco millones de votantes más registrados, recordó el director de la Comisión Electoral, Wafula Chebukati, quien calificó el proceso de «justo, transparente y creíble».