Cuba

«La apertura económica de Cuba va a ser imparable»

El abogado José Maria Mohedano asesora a empresas españolas que quieren establecerse en Cuba, un país –dice– que ofrece buenas oportunidades de negocio tras el deshielo con EE UU

José María Mohedano, en su despacho en Madrid
José María Mohedano, en su despacho en Madridlarazon

El abogado José Maria Mohedano asesora a empresas españolas que quieren establecerse en Cuba, un país –dice– que ofrece buenas oportunidades de negocio tras el deshielo con EE UU

El abogado y ex diputado socialista José María Mohedano está volcado desde hace veinte años en el mundo de la empresa. Es socio del despacho de Dikei Mohedano, que acaba de abrir sede en Cuba para asesorar a empresas españolas y europeas que quieren implantarse en la isla, tras firmar un convenio de cooperación y un contrato de corresponsalía con el Bufete Internacional de Cuba.

–¿Por qué su despacho se establece ahora en Cuba?

–Lo que me ha hecho impulsar esta actividad de negocio jurídico en Cuba ahora es la apertura de las relaciones comerciales y políticas entre Cuba y Estados Unidos. Creo que esto abre una autopista muy importante. Nuestro despacho es pionero en la representación de empresas en Cuba, donde las cosas están cambiando desde 2014 dentro de un proceso imparable, lo cual no quiere decir que vaya a ser rápido, sino algo bastante controlado.

–¿Las empresas españolas tienen que preocuparse ante el posible desembarco de empresas norteamericanas?

–En Cuba hay establecidas más de 200 empresas españolas, la mayoría son medianas y pequeñas. Tradicionalmente, el sector turístico en la isla ha estado dominado por nuestras empresas. Su situación no peligra, pero es verdad que tendrán que hacer un esfuerzo mayor porque van a tener competencia, algo a lo que, por otra parte, están muy acostumbradas. En Cuba han hecho un papel muy bueno, y la presencia de las compañías norteamericanas las va a espolear.

–¿Qué es lo más difícil para una empresa española que se quiere establecer en Cuba?

–Lo más difícil es entender y adaptarse a un régimen económico centralizado y totalmente intervenido por el Estado, algo que empieza a cambiar.

–¿Puede un empresario extranjero ser propietario de un negocio al cien por cien, o el Estado cubano tiene que tener una participación?

–Esa es una de las cosas que han cambiado. Con la nueva Ley de Inversiones de 2014 y con la zona especial del Mariel ya es posible que las empresas extranjeras puedan tener el cien por cien del capital. Quizá en algunos sectores estratégicos de la producción no será así, pero cada vez se van a tener que abrir más sectores a la economía de mercado, empezando por la agricultura.

–¿Qué sectores pueden atraer a las empresas españolas?

–Hay buenas oportunidades en energías renovables, en el sector agroalimentario, en turismo –donde aún se puede crecer–, en ingeniería e infraestructuras.

–¿La apertura económica traerá un desmoronamiento gradual del régimen político?

–Más que un desmoronamiento va a haber una evolución muy importante. Hasta dónde llegará esa evolución será decisión del pueblo cubano, que no quiere algo distinto a lo que quiere la mayor parte de los pueblos.

–España, tan ensimismada en sus problemas internos, parece que ha dejado de lado a Cuba.

–No le hemos dejado de lado, aunque es verdad que no se ha mantenido el pulso y la tensión que han tenido otros países. Pero España –que sigue siendo el primer inversor en la isla– tiene aún una renta muy grande en Cuba, tanto por la presencia económica como por la simpatía que históricamente existe entre los pueblos cubano y español.

–¿El embargo de Estados Unidos a Cuba tiene los días contados?

–El embargo se levantará de forma paulatina, pero no será un cambio radical. Y no nos olvidemos de Canadá, que es un gran socio de EE UU y que tiene una presencia grandísima en Cuba, donde ha jugado un papel muy importante, aunque silenciosamente. Por ejemplo, Canadá es el gran explotador del níquel de Cuba, que es uno de los dos o tres productores del mundo.

–¿Es optimista ante la situación de España?

–Sin duda. España es un gran país, somos punteros en sectores importantes como el turismo, la industria agroalimentaria y la tecnología, y eso sin tener el I+D que deberíamos tener. En España, además, se trabaja mucho y hay gente muy bien formada.

–Usted fue diputado socialista, ¿cómo ve al PSOE, en un callejón sin salida?

–Ante esta situación yo me hago muchas preguntas. ¿Puede decir un partido mayoritario que veta a otro partido mayoritario? ¿Un partido de izquierdas que lidera la oposición puede abandonar su papel de jefe de la oposición para que lo ocupe otro que lo quiere fagocitar? La política española a veces es un poco simplista, pero estas cuestiones hay que plantearlas y responderlas. Yo creo que no se pueden plantear vetos, porque el que tiene vocación mayoritaria tiene que actuar de otra manera, pero también creo que el partido socialdemócrata, moderado y reformista de la izquierda es necesario para que España siga progresando.

–¿Fallan los líderes políticos en los dos grandes partidos?

–El liderazgo es muy importante. Lo que pasa es que no se trata sólo de carisma, sino de saber manejar los asuntos del país, de la formación, la capacidad de empatía y de tener una visión global del mundo, algo que en España sí que nos falta a veces.

–¿También faltan buenos políticos?

–Está bien que la Prensa critique la corrupción, porque tenemos más corrupción de la que es posible mantener. Ahora bien, ¿quién se va a meter en la política si estamos fomentando la antipolítica? La gente buena huye de la política debido a una persecución exacerbada. Los medios deberían reflexionar sobre ese punto, sin que esa reflexión suponga renunciar a la denuncia de la corrupción.