Desapariciones

La Armada falló al «ARA San Juan»

Un informe interno del Ministerio de Defensa argentino había advertido ya en 2016 que no se cumplieron los estándares normativos habituales en el recambio de baterías del submarino.

Trabajadores a bordo del «Sophie Siem», el buque que lleva el minisubmarino estadounidense para buscar al «ARA San Juan», ayer
Trabajadores a bordo del «Sophie Siem», el buque que lleva el minisubmarino estadounidense para buscar al «ARA San Juan», ayerlarazon

Un informe interno del Ministerio de Defensa argentino había advertido ya en 2016 que no se cumplieron los estándares normativos habituales en el recambio de baterías del submarino.

En Argentina un informe interno del Ministerio de Defensa sostiene que hubo irregularidades en la llamada reparación de media vida y en el proceso de recambio de baterías del submarino «ARA San Juan», desaparecido en el Atlántico Sur desde el miércoles 15 con 44 tripulantes a bordo. Según publicaba ayer el diario «La Nación», una investigación realizada por expertos de Defensa entre 2015 y 2016 concluyó que la Armada habría incumplido «estándares normativos y operativos» para llevar a cabo la reparación y el recambio de baterías del sumergible, y que en ese proceso «se buscó direccionar la compra de suministros para beneficiar a ciertos proveedores» y «se habrían adquirido insumos con garantías vencidas».

Las empresas que habrían sido beneficiadas por el personal militar serían Hawker Gmbh y Ferrostaal AG, según consigna el artículo en base a fuentes de Defensa. LA RAZÓN ya adelantó hace dos días que según una fuente interna de la Armada, las baterías no fueron renovadas por el alto coste que suponía –un millón de dólares–, sino que simplemente retiraron el óxido y las carcasas. Por otra parte, y según publica la prensa local, el juez Norberto Oyarbide –acusado de ser fiel de los Kirchner– archivó en 2010 una causa en la que también se hacía énfasis en irregularidades presuntamente cometidas durante la reparación de media vida del San Juan. El suboficial José Óscar Gómez denunció al entonces jefe de la Armada, almirante Jorge Godoy, entre otros. Según manifestó, durante las tareas de mantenimiento «se produjeron varias irregularidades y manejos espurios, como la contratación de empresas privadas para los trabajos realizados para dicho mantenimiento y reactivación de la nave». Durante la «reparación de media vida», realizada entre 2007 y 2014 en Complejo Industrial Naval Argentino, al «ARA San Juan» se le cambiaron los cuatro motores diésel y se le restauraron las 960 baterías que lo hacen funcionar, entre otros trabajos. Para el recambio de motores fue necesario cortar el casco del buque a la mitad, una obra considerada de las más complejas en la industria naval.

En el día 12 sin señales del submarino, las hipótesis sobre qué sucedió son variadas. Uno de los focos está puesto en cómo fueron realizados esos trabajos de reparación. No hay tampoco que olvidar, que las reparaciones se realizaron bajo el mando de la ex ministra de Defensa, Nilda Garré, procesada en otra causa por comprar armamento obsoleto –concretamente fusiles–. El jueves pasado, el fiscal Lucas Colla, que investiga los hechos relacionados a la desaparición del submarino, explicó que una de las líneas apunta a determinar «las condiciones de navegabilidad» del sumergible. La Armada informó que se registró una explosión en la zona donde se busca al submarino, en el golfo San Jorge, el mismo miércoles que el submarino emitió su última comunicación.

Jorge Bergallo, un ex comandante del ARA San Juan, sostuvo ayer que la nave pudo haber sufrido inconvenientes en las baterías por el ingreso de agua y que la explosión podría haber impedido que alguien active los mecanismos de emergencia. Según dijo, una de las posibilidades es que por el ingreso de agua se haya producido un «blackout total», es decir, que la nave se haya quedado sin energía. A pesar de todo, el Gobierno y la Armada insistieron en que hacen «lo imposible» por hallar el submarino y mantienen la esperanza de encontrar con vida a sus tripulantes, que pueden estar en una situación de «supervivencia extrema».