Política

Terrorismo yihadista

La barbarie de los fanáticos en Mosul inflama a la Unesco

Surgen las primeras luchas internas en el Estado Islámico de Irak, que se fractura por el abandono de combatientes extranjeros

Soldados de las Unidades de Protección Popular kurdas en la ciudad siria de Qamishli
Soldados de las Unidades de Protección Popular kurdas en la ciudad siria de Qamishlilarazon

El Estado Islámico en Irak podría estar fracturándose y luchando entre sí, publicó ayer el diario panárabe «Asharq al Awsat» citando fuentes kurdas e iraquíes. Según los portavoces kurdos, los enfrentamientos internos se estarían produciendo entre combatientes extranjeros del Estado Islámico (EI) y grupos locales, y tendrían como escenario la región de Mosul, donde el EI ha establecido la capital de su califato. Precisamente, para esta primavera se prepara una ofensiva a gran escala de las tropas iraquíes, y las fuerzas kurdas, apoyadas por los bombardeos aéreos de la coalición internacional para recuperar la segunda ciudad de Irak.

Un portavoz de la Unión Patriótica del Kurdistán para la provincia de Nínive dijo que las divisiones comenzaron en Tal Afar –a unos 70 kilómetros al oeste de Mosul– cuando su gobernador fue ejecutado por orden de la jefatura del EI en Mosul, hace unos quince días. Los milicianos de Tal Afar, en su mayoría iraquíes pero entre los cuales hay un grupo de tunecinos, «han desertado del EI», señaló la fuente.

Said Mamozeini, del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), añadió que los enfrentamientos estallaron durante una reunión entre unos y otros en Hamam al Alil, al sur de Mosul, que acabó con 15 muertos. El motivo habría sido el reparto del botín de guerra, que incluye las mujeres convertidas en esclavas. Tal Afar fue ocupada en junio del año pasado, al igual que Mosul, y allí habrían sido apresadas numerosas mujeres, en particular yazidíes y turcomanas. La hipótesis de que el Estado Islámico tiene problemas con sus propios combatientes se vio reforzada por una información de la agencia kurda Rudaw del pasado 18 de febrero, pues el EI practicó reclutamientos forzosos en localidades cercanas a Tal Afar. Las disputas en el seno del EI se estarían dando a varios niveles: entre los jefes y sus milicianos y entre los combatientes extranjeros y los iraquíes.

También ayer, la Unesco hizo balance del valor patrimonial de las esculturas destruidas en el Museo de Mosul por los yihadistas del EI. «Esta tragedia está lejos de ser sólo un asunto cultural. Es un asunto importante de seguridad en el que los terroristas usan esta destrucción del patrimonio en una estrategia de terror para desestabilizar y manipular a las poblaciones y poder así asegurarse su dominación», señaló la directora general de la Unesco, Irina Bokova desde París. La responsable de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) indicó que las autoridades iraquíes han confirmado la destrucción de las obras mostrada en un vídeo distribuido por el EI el jueves. «Afrontamos una ideología fanática y totalitaria, que actúa en dos frentes: el de la dominación de un territorio y el del avasallamiento de los espíritus. Atacan a periodistas, escuelas, museos, el patrimonio, todo lo que encarna la libertad de pensamiento y la diversidad cultural», señaló. Algunas de las obras destruidas, señaló Bokova, «son copias de escayola, reproducciones, pero la mayor parte son auténticas». Se trata de objetos procedentes del sitio arqueológico de Hatra, inscrito en el patrimonio mundial de la Unesco, además de otras procedentes de centros asirios de la provincia de Níneve. Bokova aeguró que están trabajando para verificar la localización exacta del lugar de procedencia de las obras destruidas, unas piezas que según expertos en Irak databan de la época asiria (siglos VIII y VII a.C).