Elecciones en Holanda

La derecha holandesa deja fuera de los pactos al radical Wilders

El líder antiinmigración se confirma como segunda fuerza pero no es decisivo en la formación de gobierno. El primer ministro inicia los contactos con democristianos, liberal demócratas y centristas.

La estrella en las elecciones holandesas, el ecologista Jesse Klaver, conversa con Wilders con el triunfante primer ministro en funciones de fondo
La estrella en las elecciones holandesas, el ecologista Jesse Klaver, conversa con Wilders con el triunfante primer ministro en funciones de fondolarazon

El líder antiinmigración se confirma como segunda fuerza pero no es decisivo en la formación de gobierno. El primer ministro inicia los contactos con democristianos, liberal demócratas y centristas.

Resaca electoral en Países Bajos tras una larga noche de escrutinios y debates. Los partidos holandeses demostraron que aún se pueden ganar unas elecciones defendiendo los valores europeos. «Gana el centro», titulaba el diario «NRC» tras constatar que «Países Bajos se ha despertado como un país normal». «No ha habido una revuelta populista, sólo unos pocos martillazos», resumía. Sin mucho tiempo para saborear su tercera victoria electoral consecutiva, el primer ministro, el liberal de derechas Mark Rutte, inició la jornada como un día más. Como cada jueves no faltó a su compromiso de impartir una clase a los alumnos de la Escuela de Comercio antes de celebrar una reunión con la ejecutiva de su formación, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD). «Hemos detenido el populismo en Europa» tras el Brexit y la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, «pero el resultado trae consigo también obligaciones», recordó a sus compañeros, en clara alusión a que el VVD ha perdido ocho diputados por el camino y se queda con 33. De hecho, sí hubo voto de castigo en las urnas contra los liberales, pero especialmente contra los socialdemócratas del PvdA, que sólo conservan 9 de sus 38 escaños tras cuatro años de Gobierno de coalición.

Ya a primera hora de la tarde y digeridos los resultados electorales, los líderes de los trece partidos que han obtenido representación parlamentaria mantuvieron una reunión en el Parlamento de La Haya para designar al conocido como «verkenners» (informador, en español), que debe sondear a los grupos políticos para conocer si se dan las condiciones necesarias antes de iniciar las negociaciones para formar Gobierno. La elegida fue la ministra de Sanidad en funciones, Edith Schippers, que deberá entregar su informe el próximo miércoles para que los diputados, que la semana próxima toman posesión de sus escaños, puedan debatirlo. Si Schippers tiene éxito, se nombrará entonces a un «formador», responsabilidad que recaerá directamente sobre Rutte por ser la lista más votada. Es decir que hasta dentro de una semana no empezarán como tal las negociaciones para formar una coalición de Gobierno, que se estima pueden prolongarse hasta el verano. El récord está en 208 días, aunque en una ocasión sólo hicieron falta diez. En vista de la tradicional dispersión del voto en Países Bajos, se necesitarán cuatro partidos para sumar los 76 diputados que garantizan la mayoría absoluta. Desde la campaña, Rutte siempre se mostró favorables a pactar con democristianos (CDA) y liberal demócratas (D66), ambos con 19 escaños tras ganar seis y siete, respectivamente. Sin embargo, los tres partidos necesitarían de un cuarto, probablemente la centrista Unión Cristiana (CU), con cuyos cinco diputados alcanzarían los 76. Una mayoría, según los analistas, demasiado ajustada para poder agotar la legislatura. De ahí que el segundo escenario que se dibuja sea una alianza de VVD, D66 y CDA con Los Verdes (GroenLinks), que dieron la campanada en las urnas pasando de cuatro a catorce escaños. Sin embargo, las diferencias programáticas entre los ecopacifistas, que nunca han formado partes de un Gobierno, y sus posibles aliados dificultarán un pacto que proporcionaría una cómoda mayoría de 85 escaños.

Descartado como socio de coalición, el populista Geert Wilders, no obstante, se mostró dispuesto a participar en las conversaciones. «Nos ha votado más de un millón de personas. Me considero uno de los ganadores, aunque hubiera preferido arrasar, desde luego. Creo que puedo participar en esas negociaciones. Si no me convocan, seremos una oposición fuerte», añadió el líder del Partido de la Libertad (PVV), que ha visto como las urnas han desinflado sus expectativas de convertirse en el primer partido eurófobo y xenófobo en alcanzar el poder en la Unión Europea. Con un 13,3% de votos logra sumar cinco escaños a los 15 que tenía, pero queda lejos de ser decisivo en la nueva legislatura. Con todo, Wilders, desaparecido durante la noche electoral mientras sus rivales celebraban sus resultados, se consolida como segunda fuerza política del Parlamento.

Los resultados electorales dibujan un mapa dominado por el color azul del partido de Rutte, que reunió el 21,3% de los votos, pero con algunas excepciones que muestran la pluralidad política holandesa. Así, cabe resaltar el exitoso debut en la urnas de Denk (piensa, en holandés), un partido dirigido a la comunidad inmigrante fundado por dos ex diputados socialdemócratas de origen turco. La nueva formación llegó a superar al PvdA, tradicional partido de los holandeses de segunda generación, en La Haya y Rotterdam, e incluso batió a los populistas en Ámsterdam. Precisamente, en esta última ciudad, GroenLinks fue el partido más votado, seguido por D66 y el VVD.