Italia

La fragilidad de una arquitectura centenaria

Análisis. Adaptar los edificios del país a las normas antisísmicas supondría gastos enormes y gran complejidad logística

La Razón
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–¿Por qué el 70% de los edificios en Italia no respeta las normas antisísmicas?

–La principal razón es que más del 60% de los edificios italianos fueron construidos antes de 1971, fecha de la primera legislación sísmica. De este 60%, una parte considerable consiste en construcciones históricas, para las que es necesario preparar intervenciones especiales. Por cuestiones de coste, estas medidas no pueden ser impuestas por ley, salvo en algunas excepciones. Desde hace varios años, se está hablando de la posibilidad de ofrecer subvenciones estatales para apoyar este tipo de intervenciones de mejora.

–¿Por qué la mayoría de italianos no quiere aplicar las reglas antisísmicas, a pesar de que Italia sea una zona muy activa en cuanto a terremotos?

–Por problemas de viabilidad y de presupuesto. Las intervenciones de mejora sísmica implican a la propiedad en su conjunto (por lo que requiere el consentimiento de todos los propietarios), y se trata de un trabajo significativo. En edificios históricos también se requieren profesionales especializados para esta tarea.

–¿Se podrían haber evitado estos desastres si las normas antisísmicas se hubieran aplicado con anterioridad?

–Tal vez. El conocimiento sobre terremotos ha aumentado en las últimas décadas, aunque a menudo se hace la comparación entre el resultado de los terremotos en Italia y Japón, a fin de aludir a un cierto retraso o la imposibilidad italiana de resolver el problema. No obstante, el 90% de las viviendas en Japón se renueva cada veinte años, mientras que la mayoría de las construcciones italianas datan desde la edad clásica hasta hoy, es decir, son arquitecturas de gran valor, pero frágiles. Para poder disfrutar de la arquitectura italiana original, no de imitaciones (como en Las Vegas), es necesario mejorar sísmicamente los edificios antiguos de una forma más costosa. Y para ello se necesita que la población italiana esté concienciada con el problema.

*Profesora de Arquitectura de Universidad Sapienza de Roma