Estados Unidos

La losa del conflicto de intereses en EE UU

Tillerson, se aparta del proceso de la construcción del superoleoducto Keystone XL porque podría beneficiar a su ex empresa. Un restaurador demanda a Trump por competencia desleal

El secretario de Estado, Rex Tillerson
El secretario de Estado, Rex Tillersonlarazon

Tillerson, se aparta del proceso de la construcción del superoleoducto Keystone XL porque podría beneficiar a su ex empresa. Un restaurador demanda a Trump por competencia desleal

Los conflictos de intereses en la Administración Trump son su espada de Damocles. O más bien dicho, una de ellas, porque de escándalos está servida la Casa Blanca capitaneada por Donald Trump. Si el mes pasado, el Fiscal General, Jeff Sessions, se vio obligado a recusarse de la investigación abierta sobre la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales, ayer fue el turno del secretario de Estado, Rex Tillerson, ex consejero delegado de la petrolera de Texas ExxonMobile. El jefe de la diplomacia tuvo que retirarse de las conversaciones del Gobierno debido al posible conflicto de intereses de uno de los grandes proyectos de Trump, el cual se convirtió en una de sus grandes promesas de campaña: la construcción del oleoducto Keystone XL. De esta forma, Tillerson ha optado por no participar en las reuniones con Canadá sobre los permisos al departamento de Estado para la construcción del controvertido oleoducto, debido a su trabajo durante décadas en la petrolera de Texas ExxonMobile.

«No ha trabajado en las conversaciones del departamento de Estado y no tendrá ninguna función en las deliberaciones o resolución de la solicitud de los permisos de TransCanadá. Ha cumplido con todas sus obligaciones éticas», explicó la consejera legal del departamento de Estado, Katherine McManus, en una carta al grupo de Greenpeace, que está contra de la construcción de la controvertida tubería. Desde Greenpeace se establece que la empresa de Tillerson podría beneficiarse de la construcción de la cuarta fase del proyecto, que tendría un recorrido de 1.179 millas (1.897 kilómetros).

Trump siempre ha defendido que el oleoducto «crearía muchos trabajos», exactamente 28.000 empleos. «Excelentes trabajos en la construcción», apuntó el presidente de EE UU cuando firmó los decretos sobre el proyecto de Keystone y el de Dakota Access. Ambos proyectos habían sido bloqueados por su antecesor, Barack Obama. Sin embargo, un informe del departamento de Estado reveló que el proyecto de Keystone XL crearía 3.900 empleos directos en la construcción durante un año.

A este embrollo, se añade que la decisión de su retirada no se haya hecho pública, ya que Tillerson siempre que puede huye de los periodistas, lo cual se ha puesto de manifiesto con la decisión de acudir a Asia la semana que viene sin ellos, rompiendo así con una tradición que apuesta por la transparencia política.

A las «incompatibilidades» de Tillerson, se suman los del propio presidente Trump a quien acaban de demandar por sus negocios privados. En esta ocasión han sido los dueños de un bar especializado en vinos, Diane Gross y Khalid Pitts, del Cork Wine Bar, ubicado en las inmediaciones del Trump International Hotel, que acusan al presidente de competencia desleal. «Es injusto que el presidente tenga un negocio con el que no podemos competir», dijeron los demandantes. Sus abogados aseguran que un político elegido en las urnas a nivel federal no pueden alquilar un edificio para convertirlo en un negocio. De hecho, el hotel de Trump se ha convertido en el lugar preferido de políticos, empresarios y diplomáticos de Washington, que han dejado de acudir a otros restaurantes de la zona para degustar el menú que sirven en el local del presidente.

Mientras, ayer se supo que el ex asesor ex consejero de Seguridad Nacional de Trump, Michael Flynn,cobró 500.000 dólares de un importante turco estadoundienses, muy cercano al presidente Recep Tayyip Erdogan, para investigar al opositor Fethullah Gulen.

Trump invita a Abas a la Casa Blanca

El presidente Trump habló ayer por teléfono con el líder palestino, Mahmud Abas, al que invitó a la Casa Blanca para tratar en persona «el modo de reactivar el proceso de paz con Israel». Mientras, el mandatario prepara su encuentro con la canciller alemana Angela Merkel, que estará en Washington la semana que viene, y a la que Trump pretende «pedir consejo para saber lidiar con los rusos», dijo.