Política

Accidente de Germanwings

La misión imposible de llegar al epicentro de la catástrofe

La misión imposible de llegar al epicentro de la catástrofe
La misión imposible de llegar al epicentro de la catástrofelarazon

«Es una zona de alta montaña», «no vais bien equipados», «ha llovido y es más peligroso». En la aldea de Le Vernet, a unos diez minutos en coche de Seynes Les Alpes, es donde se ha instalado tanto la capilla ardiente como la base de operaciones. Es la base para muchos de los alpinistas que acuden a la zona, ya que desde este punto salen muchas de las rutas. Una de ellas, la que se indica con flechas amarillas como Col de Mariaud, a unos cuatro kilómetros de marcha desde el pequeño municipio, es el que siguió Jean Marie, vecino y experto montañista de la zona, cuando el pasado martes por la mañana vio cómo un avión se abalanzaba sobre las montañas, a unos 1.800 metros de altura. Fue él el que guió a los gendarmes por el escarpado terreno. Collette, una de las vecinas que vive más cerca de las montañas, no oyó nada esa mañana, aunque sí que se asomó a su balcón al escuchar cómo varios helicópteros de la Gendarmería sobrevolaban la zona. «Pensé que algún montañero habría tenido un accidente. Este verano ya se ha dado en dos ocasiones: un alud se llevó por delante a un joven y otro se cayó con una placa de hielo». Fueron los informativos los que le dieron la noticia. Nos indica la única ruta de acceso al punto de la catástrofe. «Los gendarmes han acordonado la zona y no nos dejan continuar», le comentamos. «¿Cómo podemos esquivarlos?». Se encoge de hombros. No lo ve claro. «No conozco otra forma que por la pista», apunta.

André es el responsable de la inmobiliaria del pueblo y tiene un negocio de quads con el que también intentamos acceder a la zona, pero el operativo ya incluye a militares que crean un perímetro aún más impenetrable. «Seguramente no abriremos el paso en un par de días», apunta un «gendarme» en el último punto al que se puede llegar motorizado. Sólo queda una opción, la que escogen varios medios locales, seguir a pie a través del bosque y de los diferentes desniveles que plantea el terreno. Sólo bordear los controles lleva alrededor de tres horas y aún queda el acceso a la zona cero. El terreno, además de escarpado, no está en las mejores condiciones, ha llovido durante varios días y lo hace especialmente deslizante, sin olvidar que en varias zonas altas, la nieve aún resiste. Intentamos seguir avanzando, pero el tiempo cada vez dificulta más el avance. El sonido de las hélices es una constante, pasan por encima de nosotros una y otra vez. Encontramos a otro periodista: «No sigáis, llevo varias horas dando vueltas y no se puede. Además, las mejores fotos siempre las hacen ellos». Señala a los helicópteros.