Muere Fidel Castro

La muerte en vida en la Cuba deshecha

La Razón
La RazónLa Razón

El futuro de Cuba sin Fidel Castro empezó a vivirse hace ya algunos años, cuando enfermó y entregó el poder a su hermano. Su ausencia pública, –aunque con su presencia real tras bambalinas y ejerciendo siempre su mando– no varió en nada. Era un futuro de continuidad, desgraciadamente. Raúl Castro no es mejor que Fidel Castro ni lo será nunca. Son exactamente lo mismo. Dos sangrientos dictadores.

Me temo que el día en que sepamos de la muerte verdadera de Castro se habrá perdido mucho tiempo y el país quede sumido y varado todavía por un buen rato en lo que ha estado durante 53 años, en la desidia y en el terror. Los cubanos han perdido fuerza vital, no poseen iniciativas ni medios para emprenderlas, se les ha asfixiado y viven en el estupor, la inercia, y el oscurantismo político. Y detrás de todo eso acechan los oportunistas del exilio y de adentro que sólo ven Cuba como un medio de enriquecerse esclavizando todavía más a sus compatriotas; es la razón por la que algunos de ellos han pactado hasta cierto punto y por debajo del tapete con los Castro.

Hasta hace muy poco tuve sembradas esperanzas en la oposición, pero las he desenterrado y perdido, de manera general; esto no quiere decir que no respete a algunos disidentes y opositores, pero son pocos los que no han caído en la trampa de la sobrevivencia a cualquier precio y mediante no importa qué maraña o triquiñuela. El opositor cubano no se plantea ser libre, se plantea ser de izquierdas para que la Prensa mundial, mayormente de izquierdas, hable de ellos, y ser subvencionados por esa vía, y eso es de una fatalidad espantosa y vergonzosa, de una deslealtad horrenda.

Existen proyectos políticos. Yo creo en dos de ellos, en el de La Rosa Blanca, ideado por el doctor Rafael Díaz-Balart y un grupo de cubanos exiliados en Nueva York, en los años sesenta. Y el de La Patria es de Todos, otro proyecto creado en el seno de la disidencia durante los años noventa. Esos dos proyectos (que no son de derecha ni de izquierda, son proyectos reales para Cuba, muy bien estudiados), entre otros, y junto a otros, pudieran empezar a ser vistos como trechos seguros y sinceros para abrirse paso hacia la democracia, primero que nada en la formación de partidos políticos de gran madurez.

Cuba está deshecha. Cuba ahora mismo no es un país, es una isla hundida en el miedo y en el abandono, donde únicamente la familia Castro vive como los latifundistas que son, como los tiranos que son. Los Castro convirtieron ese maravilloso país en una finca de su propiedad donde el único poder lo han ejercido ellos durante más de medio siglo, aislándolo de la información, de la vida normal, con el látigo en la mano. Los cubanos debieran aspirar a vivir normalmente. Pero a los cubanos les formatearon el cerebro para vivir como mártires o como ratas, sumidos en el sacrificio, en el martirio cotidiano, en la muerte en vida. El ejemplo para los niños era, nada más y nada menos, que el de un asesino, extranjero, argentino, el hombre que más cubanos asesinó, y me refiero al «Che» Guevara.

Me da pavor que los norteamericanos y los europeos no comprendan esto, que no lo hayan comprendido en su egolatría, y en su sentido de la preservación. Los norteamericanos prefirieron dejar que Cuba quedara como ejemplo en el área de lo que era el comunismo, permitieron que los Castro la aislaran en un bloqueo comunista, que fuera invadida por más de treinta años por los soviéticos, con tal de no tener nada que ver ellos, y sobre todo preservarse, repito, de una combustión interna que podría desbordarse hacia ellos. Es la razón por la que los norteamericanos creen, y me refiero al Gobierno –sea demócrata o republicano–, que en Cuba deben seguir mandando y mal gobernando los hijos y los nietos de los Castro, y de esos dirigentes castristas, pensando erróneamente que ellos serán la vía hacia el cambio, puesto que ellos son los que se han criado y educado bajo el modo de vida capitalista, estudiando en el extranjero, y consumiendo del capitalismo, y que estarán más preparados para imponer el capitalismo. O sea, un modelo chino a lo cubano. Es muy descorazonador, porque Cuba no fue nunca China, ni tiene por qué seguir una línea trazada por otros. Cuba debe ser independiente, libre y democrática, deberá reinar la justicia, lo que no será nada fácil. La ONU debió desde hace mucho tiempo condenar a los Castro por crímenes en contra de la humanidad, y arrestar a sus hijos. Antes de que ocurra una tragedia como en Libia o en cualquier otro país donde la violencia ha devorado la libertad.

Pero Cuba es un país empobrecido, sin petróleo, inerte. ¿Y quién querrá reanimar a un moribundo? En los tiempos que corren, sin nada a cambio, me temo que nadie esté dispuesto. El daño ya está hecho y es irreversible. Habrá que limpiar muchas conciencias y sembrar un jardín en medio de un árido desierto.