Estado Islámico

La venganza de Al Sisi

Egipto lanza una ofensiva contra Daesh en Libia para acallar las críticas por la falta de seguridad.

Un hombre cubre las manchas de sangre de las víctimas coptas, ayer
Un hombre cubre las manchas de sangre de las víctimas coptas, ayerlarazon

Egipto lanza una ofensiva contra Daesh en Libia para acallar las críticas por la falta de seguridad.

El presidente egipcio, Abdelfatah al Sisi, encomendó al Ejército del país proteger junto con la Policía instalaciones vitales para la seguridad del Estado a raíz de los sangrientos atentados contra dos iglesias en Tanta y Alejandría a principios de abril. Tras la matanza del viernes en la que fueron asesinados a sangre fría 29 peregrinos cristianos y que fue reivindicada por el Estado Islámico (EI), el Ejecutivo de Al Sisi dio un paso más, ordenando atacar «campamentos terroristas» en Libia.

Por segunda jornada consecutiva, las Fuerzas Aéreas bombardearon ayer distintos puntos en el área de la cuidad libia de Derna, donde El Cairo sospecha que fueron entrenados los asaltantes que se dieron a la fuga una vez cometida la masacre en una carretera desértica de la provincia de Minia. En un comunicado, el Ejército ha informado escuetamente de la operación en la que ha «llevado a cabo bombardeos intensos» en los que ha logrado destruir varios de sus objetivos. La televisión pública ha difundido imágenes de las aeronaves despegando rumbo a la frontera oeste de Egipto. Comandadas por el militar Jalifa Haftar y adscritas al Ejecutivo con base en el este del país, las fuerzas del Ejército Nacional Libio confirmaron su participación en los ataques aéreos y puntualizaron que éstos se verían complementados con acciones sobre el terreno. Citando fuentes de seguridad, la agencia oficial de noticias MENA indicó que los bombardeos egipcios destruyeron enclaves de la milicia yihadista Majlis al Shura. En un discurso televisado, el presidente Al Sisi apuntó a la caída del dictador Muamar Gadafi y la posterior desintegración del Estado libio como fuente de inestabilidad en Egipto, prometiendo luchar contra el terrorismo tanto dentro como fuera de las fronteras del país. Esta no es la primera vez que su Ejecutivo bombardea Libia. En febrero de 2015, los militares lanzaron una breve operación en represalia a la decapitación de 21 trabajadores coptos a manos de un grupo adscrito al autoproclamado «Califato». Más de 60 militantes del grupo terrorista, incluidos tres de sus líderes, perecieron bajo el fuego de los cazas egipcios en las ciudades de Derna y de Sirte, según los uniformados.

Por el momento, ninguna de las medidas tomadas por el Ejecutivo de quien fuera Jefe de las Fuerzas Armadas han resultado en una disminución de los atentados yihadistas. Incluso con el estado de emergencia en vigor, los atacantes implicados en el asalto del viernes demostraron que no ha mermado su capacidad mortífera. El ataque es el tercero contra los cristianos coptos que el EI se atribuye en los últimos seis meses.