Muere Fidel Castro

La visita real que no fue posible

El Rey Juan Carlos I y el entonces gobernante cubano Fidel Castro durante la IX Cumbre Iberoamericana
El Rey Juan Carlos I y el entonces gobernante cubano Fidel Castro durante la IX Cumbre Iberoamericanalarazon

Tanto el rey Juan Carlos como el Presidente Fidel Castro pugnaron durante muchos años por la visita del jefe del Estado español a La Habana. Pero esa voluntad mutua no pudo cristalizar y se convirtió en un deseo fallido al no darse las condiciones políticas necesarias que hicieran posible la visita de estado del monarca al único país iberoamericano que le faltaba por conocer. Una isla cuyos ciudadanos llevan siglos unidos con los españoles por los vínculos más estrechos que puedan existir: los familiares.

En el año 1998, hubo un momento en el que pareció posible ese viaje del Rey a Cuba. Don Juan Carlos se entrevistó con el mandatario cubano en Oporto, quien salió de la reunión derrochando elogios hacia el monarca español: «Nunca hubiera podido imaginar que iba a tener tan buena relación con el Rey de España» afirmó el líder revolucionario con humor cargado de ironía. Una frase que dejó perplejos a los periodistas allí presentes al oírlas de boca de un mandatario comunista, confeso marxista-leninista desde hacía décadas. Castro no escatimó palabras para expresar «su admiración» por don Juan Carlos, «la simpatía del monarca» y «su contribución a la brillante página de servicio al proceso político de España». Detrás estaba, claro está, la voluntad del presidente cubano de que el Rey visitara oficialmente Cuba, un hecho que ayudaría a lavar la imagen del régimen dictatorial de Fidel Castro. Don Juan Carlos fue mucho más parco en palabras que su homologo cubano, ya que la visita dependía de la voluntad del Gobierno de José Maria Aznar, poco inclinado a dar la oportunidad a Fidel de mejorar su buen nombre a costa de España.

Los meses previos a la Cumbre Iberoamericana de La Habana no propiciaron que los planes del Rey se hicieran realidad, lo que provocó tirantez en la relación entre el monarca y el Presidente del Gobierno. Era de dominio público que Don Juan Carlos deseaba visitar La Habana antes de la Cumbre y que el propio Aznar y su equipo se oponían a esa visita. «El presidente Aznar no me deja ir a Cuba» confesó el Rey al periodista estadounidense Jon Lee Anderson en una conversación privada que trascendió públicamente y que sentó fatal al Gobierno. El final de la historia fue que nunca se produjo la visita de estado del monarca español a Cuba, aunque sí viajó a La Habana para participar en la reunión de Jefes de Estado y de Gobierno de la IX Cumbre Iberoamericana. Un momento que no desperdició Fidel Castro para mostrar su amistad con el Rey, a quien fue a esperar al aeropuerto de la capital cubana y se empeñó en llevarle personalmente en su automóvil al lugar de residencia en La Habana, a pesar de que eso suponía saltarse a la torera el protocolo previsto. Los funcionarios españoles del Gobierno trataron de frenar los detalles y deferencias personales de Fidel Castro con los Reyes pero el mandatario cubano hizo valer su propósito de mostrar su amistad con Don Juan Carlos y Doña Sofía hasta el último minuto de su estancia en la isla caribeña. Eso sí, el presidente cubano se tomó la revancha al vaciar las calles de La Habana vieja de gente que pudiera mostrar su simpatía por la delegación española, un desaire que molestó mucho al Gobierno español.

Don Juan Carlos, por tanto, no pudo realizar su deseo de visitar oficialmente Cuba, algo que respondía a su voluntad de estrechar los hondos lazos entre dos pueblos que merecía la pena mantener por encima de las diferencias políticas.