Bruselas

La yihad se hace fuerte en el caos

La liberación de Cheffou es otra prueba más de que ni la Policía ni la Justicia belga van en la buena dirección

La Razón
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–¿Qué opinión le merece la puesta en libertad de Fayçal Cheffou?

–Se necesita tiempo para probar que existe una conexión entre Cheffou y el Estado Islámico (EI) y la Policía no puede retenerle durante tantos días. Creo que su puesta en libertad prueba que ni la Policía ni mucho menos la Justicia belga han recibido la formación necesaria como para lidiar con este tipo de problemas. Se ve a la legua que no están yendo en la dirección adecuada, aunque esto es comprensible, dado el estado generalizado de emergencia en el país. Lo mejor sería que empezaran de nuevo, o al menos que aprendiesen de sus errores.

–Además de su supuesta participación en el 22-M, pesaba sobre Cheffou una denuncia por proselitismo yihadista...

–Las fuerzas del orden están sobrepasadas. Es verdad que Cheffou tiene un pasado como reclutador de la yihad y que ejercía como tal entre los refugiados asentados en Bruselas. Pero si esto es constitutivo de delito debería decidirse antes y no después de su arresto y la Policía no ha sido capaz de probar aquello por lo que tendría que acabar en la cárcel, es decir, su relación con Daesh.

–¿Tiene Bélgica un problema con la radicalización de los jóvenes árabes de segunda o tercera generación?

–Demasiada gente se ha ido a Siria (prácticamente el mismo número por habitante que de Túnez) y estas personas, poco a poco, están volviendo. Deberíamos señalar claramente a los ideólogos islamistas radicales. Debería vigilarse lo que está siendo predicado en las mezquitas. Tendríamos que concentrarnos en los musulmanes que parecen moderados, pero que luego justifican cosas como los ataques suicidas.

–¿Ha permitido la fragmentación las comunidades belgas el desarrollo de estas células?

–Sí, la incomunicación entre las comunidades francófona y neerlandófona, que se ve reflejada en el Gobierno, en la Policía, ha sido un problema. Han perdido mucho tiempo, pero aún pueden trabajar en programas de prevención, desradicalización, luchar contra el problema de los guetos, revisar las políticas de integración... Aunque el problema no es sólo la inmigración. Bélgica (y la Unión Europea, de paso) debería asuperar sus divergencias internas, porque, ahora, la unidad es lo más importante.

–¿Qué pasos deberían seguir las autoridades belgas ahora?

–Bélgica, o más bien Europa, debería acostumbrarse a este tipo de investigaciones. Ha habido muchos fallos. Lo más necesario ahora sería la creación de una inteligencia europea, e incluso global, porque, desafortunadamente, (¿o quizás afortunadamente?) no hay fronteras en Europa. Está claro que uno no se puede preparar para evitar un ataque como el de Bruselas de la noche a la mañana.

*Investigadora experta en Islam. Miembro de la Fundación Europea para la Democracia