Elecciones

Los candidatos austríacos luchan por cada voto en unas presidenciales muy ajustadas

Uno ecologista y el otro ultranacionalista, encarnan visiones, generaciones y temperamentos antagónicos que han fracturado y polarizado al país

El candidato a la presidencia y ex líder del Partido Verde, Alexander Van der Bellen, pronuncia su discurso durante el final de su campaña electoral en Viena
El candidato a la presidencia y ex líder del Partido Verde, Alexander Van der Bellen, pronuncia su discurso durante el final de su campaña electoral en Vienalarazon

Los dos candidatos de las presidenciales austríacas del domingo, un ecologista y un ultranacionalista, han pedido a sus seguidores que voten y que arrastren con ellos al mayor número de indecisos en las ajustadísimas elecciones del domingo.

Los dos candidatos de las presidenciales austríacas del domingo, un ecologista y un ultranacionalista, han pedido a sus seguidores que voten y que arrastren con ellos al mayor número de indecisos en las ajustadísimas elecciones del domingo.

Tras 50 semanas de proceso electoral, tanto el ecologista Alexander Van der Bellen, de 72 años, como su rival de ultraderecha, Norbert Hofer, de 45 años, saben que existe una fatiga electoral y que movilizar a los propios simpatizantes, y no sólo a los indecisos, es clave para el triunfo.

Las elecciones más largas de la historia del país, y unas de las más importantes, se deben a la repetición electoral que ordenó el Tribunal Constitucional por irregularidades formales en la victoria de Van der Bellen, por apenas 30.000 papeletas, el pasado 22 de mayo.

Los dos rivales, uno europeísta convencido y otro euroescéptico militante, encarnan visiones, generaciones y temperamentos antagónicos que han fracturado y polarizado al país.

Si al reflexivo y calmado Van der Bellen le respalda el voto urbano, más formado, y el de la mayoría de las mujeres, al temperamental Hofer lo apoya el voto rural, el menos formado y el de la mayoría de los hombres.

Incluso las diferencias se encuentran en la visión sobre el futuro. Así, según una encuesta, la mayoría de los votantes de Van der Bellen se definen como optimistas y los de Hofer como pesimistas.

Norbert Hofer ofreció a sus seguidores, en su mitin de cierre de campaña en la Bolsa, un mensaje de tono patriótico y volvió a criticar la llegada de unos 130.000 refugiados al país centroeuropeo en menos de dos años.

Hofer, en un alegato menos agresivo que en otras ocasiones, llamó a acabar con el actual sistema de partidos y renovar el proyecto europeo con la promesa de "escuchar más a los ciudadanos".

"El asilo debe ser sólo una protección temporal. Si la situación en los países de origen ha mejorado, deben volver (a sus países). Les tenemos que dar las posibilidades y la formación para que puedan reconstruir sus países", propuso Hofer.

"Y aquellos que entran no deben tener acceso a los servicios sociales. Sólo después de cinco años (de residencia) se debe conceder pleno acceso a ayudas sociales", concluyó en medio de la ovación de sus seguidores.

Con la anulación de los anteriores comicios, Hofer tiene una segunda posibilidad para convertirse en el primer presidente europeo de la extrema derecha, y las encuestas le dan una ligerísima ventaja.

Algunos analistas, como el director del instituto demoscópico OMG, Wolfgang Bachmayer, vaticinan que la participación quedará por debajo de las de mayo, cuando llegó al 72,65 %, debido a que los comicios se celebran durante el adviento.

Una alta participación, según numerosos analistas, beneficiaría más a Van der Bellen, porque se considera que los simpatizantes de Hofer están más movilizados por su malestar contra "el sistema".

En las elecciones también habrá un 20 % menos de voto por correo que en las pasadas, lo que afecta sobre todo al político ecologista, que consiguió darle la vuelta al resultado de mayo y vencer porque recibió la inmensa mayoría de ese sufragio.

En estas elecciones se han solicitado unas 708.000 papeletas de voto por correo, mientras que en mayo fueron 885.000.

Van der Bellen apeló en su discurso final, arropado por numerosos intelectuales y artistas, a votar por una Austria abierta al mundo, optimista y alejada de ideas radicales.

"Hay que decirle a la gente que no se trata de dos personas, sino de la orientación de nuestro país. ¿Queremos levantar las viejas fronteras o queremos que Austria siga siendo un miembro importante de esta Europa común?", declaró Van der Bellen entre aplausos.

Los problemas, dijo, no se van a solucionar con "radicalismo y extremismo"sino con "la razón y el sentido común", y prometió que será el "presidente de todos"para mirar con "optimismo al futuro".

"Veamos una Austria en la que valores como la decencia, la compasión, la libertad, la igualdad y los derechos humanos sean fundamentales y trabajemos juntos por un mundo mejor para nuestros hijos", solicitó a los suyos.

"Hofer dice: 'Nada ni nadie nos va a parar', y yo le digo: Nosotros los vamos a parar", aseguró Van der Bellen, que agregó: "Lo hicimos una vez y vamos a volver a hacerlo".

Las relaciones entre los dos candidatos se han deteriorado en los últimos meses y en el último debate Hofer, que ya había tachado a Van der Bellen de "masón"y "comunista", dijo que fue un antiguo "espía"soviético y lo acusó en numerosas interrupciones de mentir.

Aunque la figura del presidente cumple un papel más bien institucional, Hofer ha prometido que si gana será un jefe de Estado más activo y podría plantearse hacer dimitir al Gobierno "si daña los intereses de Austria".

Van der Bellen ha acusado a Hofer de querer abrirle las puertas del Gobierno al líder ultraderechista, Heinz-Christian Strache, para imponer "una república azul", el color del partido populista FPÖ.

Efe