Unión Europea

Los europeístas británicos lo fían todo a la economía

Los «tories» críticos ven insuficientes las «líneas rojas» de Cameron a la Unión Europea

El «premier» Cameron, mientras prepara uno de sus discursos
El «premier» Cameron, mientras prepara uno de sus discursoslarazon

El referéndum prometido por el «premier» David Cameron sobre la permanencia de Reino Unido en la Unión Europea se ha convertido en una especie de fantasma. No hay fecha oficial para la consulta (desde Downing Street sólo dicen que será antes de que finalice 2017). Ni tampoco se han hecho públicas las demandas que el Ejecutivo está negociando con Bruselas. Sin embargo, tanto los que están a favor de quedarse en la UE como los euroescépticos han presentado sus respectivas campañas añadiendo más presión a un asunto que tiene completamente dividido al pueblo británico y a las filas «tories».

Con el mensaje de que «lo patriótico es quedarse porque el país es más fuerte dentro que fuera», el empresario Stuart Rose –ex presidente de los grandes almacenes Marks & Spencer convertido ahora en lord conservador– presentó ayer «In Campaign» (Campaña por la permanencia), que cuenta con el apoyo de los ex primeros ministros Tony Blair, Gordon Brown y John Major. «No voy a permitir a nadie que me diga que soy menos británico porque creo en un Reino Unido lo más fuerte posible para los negocios, nuestra seguridad y nuestra sociedad», defendió. Al argumentar su defensa del bloque, al que Reino Unido se unió en 1973, Rose recalcó que la permanencia en la UE supone un gran beneficio económico, con unos ingresos de 3.000 libras (3.900 euros) al año por hogar.

Por su parte, los euroescépticos lanzaron dos campañas. Bajo el título «Vote Leave» (Votar para salir), se encuentra un grupo de diputados y lores de distintos partidos. «LeaveUE» (Salir de la UE), por su parte, ha sido fundada por Arron Banks, donante del UKIP, la tercera fuerza más votada a nivel nacional en las elecciones de mayo con su mensaje antiinmigración. Sin embargo, ninguna de ellas será la campaña oficial, ya que la Comisión Electoral –que regula los comicios en Reino Unido– aún tiene que designar las reglas para representar ambas posturas. ¿Cuál es entonces el sentido ahora de tanto eslogan? Los politólogos coinciden en que, tras la mayoría absoluta conseguida por Cameron en primavera, hay cierto interés por parte de empresarios y ciertos grupos políticos en adelantar la fecha del plebiscito. Además, hay cierto malestar en el propio Partido Conservador ante el mutismo del primer ministro sobre el asunto.

A falta de mensaje oficial, «The Telegraph» filtró las cuatro demandas que Cameron quiere exponer al resto de socios como precio por la permanencia británica. Los puntos pasan por forzar a Bruselas a emitir un comunicado explícito de que «Reino Unido se mantendrá fuera de cualquier movimiento diseñado para crear un superestado». En materia económica, también se debe especificar que el «euro no es y no será la única moneda oficial de la UE, entendiendo que Europa es una unión con varias monedas». «El Gobierno inglés quiere esa declaración para proteger el estatus de la libra esterlina como una moneda legítima que siempre existirá», señala el rotativo. También se exige un nuevo sistema de «tarjeta roja» para «recuperar poder que se ha transferido a Bruselas».

Por último, «una nueva estructura de la Unión Europea en sí misma». Los Veintiocho deben ser reorganizado para prevenir que los nueve países que no están en la eurozona sean dominados por los 19 Estados miembros que sí lo están, con la intención de proteger de modo particular el sistema operativo de la City. Los «tories» más euroescépticos, sin embargo, no están satisfechos, ya que el plan no incluye cambios en los tratados actuales por lo que la batalla interna se prevé larga e intensa.