Estados Unidos

Los talibanes eligen como líder a un erudito de la sharia

Mawlawi Haibatullah, miembro de la «línea dura» del grupo, asegura que no participará en las conversaciones de paz

Los cadáveres de las dos víctimas (uno de ellos sería Mansur) de un ataque aéreo de EEUU yacen en una camilla
Los cadáveres de las dos víctimas (uno de ellos sería Mansur) de un ataque aéreo de EEUU yacen en una camillalarazon

Mawlawi Haibatullah, quien sustituye al mulá Mansur, y es miembro de la «línea dura» del grupo, asegura que no participará en las conversaciones de paz

Aunque los talibanes no habían reconocido oficialmente hasta ahora que Mulá Akhtar Mansour fue abatido en un ataque con drones en Pakistán el pasado sábado, el nombramiento de Mawlawi Haibatullah Akhundzada como su sucesor, es la prueba que certifica su muerte. Los talibanes anunciaron ayer en un comunicado que «todos los miembros del consejo han prestado juramento de fidelidad al jeque Haibatullah en un lugar seguro de Afganistán».

El nuevo «emir al muminin», como llaman los talibanes al líder supremo, es descrito como un «erudito religioso de línea dura» que emite la mayor parte de las fatwas (edictos religiosos) del grupo, y como un hombre «bien educado y respetado». Aún así, en opinión de expertos regionales, su nombramiento «no hará apaciguar plenamente a todas las facciones de los talibanes».

Desde que el extinto mulá Mansour fue elegido el verano pasado sucesor del mulá Omar, las rivalidades internas por el liderazgo han debilitado la unidad del movimiento radical insurgente. Asimismo, el nuevo líder tampoco parece que vaya a ser una alternativa para que el grupo vuelva a la mesa de negociaciones de paz en Afganistán. El propio Akhundzada ha descartado negociar, según una grabación de voz difundida por el grupo. «No participaremos en ningún tipo de conversaciones de paz», afirmó el nuevo líder. La organización radical islámica también anunció que Sirajuddin Haqqani y Muhammad Yaqoub, hijo del mulá Omar, servirían como lugartenientes del mulá Haibatullah.

Precisamente, el líder de la red Haqqani es visto como un miembro de la línea dura del grupo que se opone a las conversaciones de paz con el Gobierno afgano. Al mulá Haibatullah, del distrito de Panjwai, en la provincia de Kandahar, cuna del movimiento talibán, no se le conoce por haber estado en la primera línea de las operaciones militares de los talibanes, sino por ser un académico religioso y jurista. Después de la caída del régimen talibán a finales de 2001, Akhundzada estuvo al cargo del Tribunal Supremo de la sharia (ley islámica). Más tarde, fue nombrado jefe de la corte militar de los talibanes en Kandahar y luego de la corte militar en la provincia oriental de Nangarhar.

Las estimaciones de su rango de edad van de 47, de acuerdo con los talibanes, a aproximadamente 55, según varias agencias de noticias. Cuando los talibanes capturaron la provincia de Farah, oeste de Afganistán, fue puesto a cargo de la lucha contra la delincuencia en la zona.

«Se le considera ampliamente respetado dentro de los talibanes, y su anterior puesto como oficial superior de la sharia le ha dado las credenciales religiosas y legales para liderar el grupo», sostiene Bill Roggio, de la Fundación de la Defensa por las Democracias. Según el experto, «con mulá Yaqoub y mulá Abdul Manan Akhund, un hermano del mulá Omar, volviendo al redil, hay indicios de que la ruptura con la facción Rasul puede ser remendada».

Tras la elección del nuevo jefe de los talibanes, el Gobierno afgano advirtió que mulá Haibatullah «correrá la misma suerte que su antecesor» si el grupo sigue saboteando las negociaciones de paz. El nombramiento del nuevo líder talibán coincide con un atentado suicida en Kabul. Un kamikaze hizo estallar su cinturón explosivo en un minibús que transportaba a empleados de un tribunal, y asesinó a diez pasajeros.

El ataque tuvo lugar a primera hora de la mañana en un suburbio al oeste de la capital. Los talibanes reclamaron la autoría a través de su portavoz, Zabihullah Mujahid, que aseguró que «unas 22 personas murieron o resultaron heridas». El atentado suicida fue «una revancha», después de que «esos jueces» sentenciaran a muerte a seis talibanes.