Roma

El hasta luego de Renzi

Dimite como primer ministro tras la aprobación de los Presupuestos en el Senado y abre un periodo de incertidumbre en la política italiana

Matteo Renzi, en el centro, llega al palacio del Qurinal, en Roma.
Matteo Renzi, en el centro, llega al palacio del Qurinal, en Roma.larazon

Dimite como primer ministro tras la aprobación de los Presupuestos en el Senado y abre un periodo de incertidumbre en la política italiana. El presidente Mattarella inicia hoy los contactos para formar un Gobierno de transición que elabore otra ley electoral antes de convocar elecciones.

Ya es oficial. Matteo Renzi no es el primer ministro italiano. Tras varios días de incertidumbre, en los que no se sabía cuándo dejaría el Ejecutivo tras su derrota en el referéndum constitucional del domingo, ayer, a las siete de la tarde, Renzi entraba en el Palacio del Quirinal para oficializar su decisión ante el presidente de la República, Sergio Mattarella. Ambos se habían visto a comienzos de esta semana conociendo ya el panorama dimisionario, pero el jefe del Estado le había puesto como condición al ya ex primer ministro que antes lograra en el Senado la aprobación de los Presupuestos.

Mattarella ha mantenido «congelada» la renuncia de Renzi durante tres días. Superada la «formalidad» –aprobada a modo de moción de censura para comprobar la actual mayoría parlamentaria– con 166 votos a favor y 70 en contra, ahora surgen posibilidades y dudas acerca del próximo inquilino del Palacio Chigi, sede del Gobierno transalpino. Mientras tanto, tal como se aseguraba a última hora por parte del Quirinal, «Renzi seguirá en el cargo» para cuestiones corrientes de los próximos días.

Todo está en manos de Mattarella, que empezará hoy por la tarde una ronda de consultas con los líderes de los principales partidos para buscar una salida al vacío de poder. Lo más probable es que en cuestión de días haya un nuevo Gobierno transitorio que deberá proponer en los próximos dos meses una nueva ley electoral consensuada entre todos. Una vez conseguida, el presidente podría disolver las Cámaras y convocar nuevas elecciones generales para la próxima primavera.

Lo ideal, según el ex primer ministro Renzi, sería que hubiera enseguida un «Gobierno de unidad nacional». Si no se consigue, entonces «ir directamente a unas elecciones generales». No lo dice porque sí, sino porque sabe que su Partido Democrático (PD) y el populista Movimiento 5 Estrellas (M5E), capitaneado por el cómico Beppe Grillo, están muy cerca en las encuestas sobre unas elecciones generales inminentes. Renzi no quiere quedar como alguien que tiene «miedo» a los «grillini». Por eso lanza, desde ya, el desafío electoral, sabiendo que en el referéndum constitucional ha perdido, pero al mismo tiempo ha cosechado un 40% de los votos y en el PD, su partido, tiene un 80% de los consensos. «Hay millones y millones de italianos que creen en otro modelo de hacer política. Los hemos visto en las últimas elecciones europeas y en el referéndum. Y los seguiremos viendo en el futuro. Se puede perder una votación, pero no el buen humor. Es tiempo de volver a retomar el camino», asegura el florentino.

El problema es que Mattarella no aceptará ningunas elecciones generales anticipadas si no hay una nueva ley electoral, al menos en la Cámara de los Diputados, para sustituir a la actual, conocida como «Italicum», sobre la que se pronunciará el Tribunal Constitucional el próximo 24 de enero. Por eso, Renzi, ante la cúpula del PD, confirmó ayer su dimisión asegurando: «Somos el partido de mayoría relativa. Tenemos que ayudar al presidente de la República a cerrar esta crisis [de Gobierno] en la forma que él considere». Pero, de cara a los tiempos y decisiones que seguir, aseguró: «No soy yo quien decide. Tendrán que ser todos los partidos los que deban asumir su propia responsabilidad». Y, en el contexto de una democracia claramente parlamentaria como la italiana, añadió que «la cuestión no es lo que quiera el primer ministro saliente, sino lo que quiere proponer el Parlamento». La reunión de Renzi con los suyos no fue casual, ya que necesitaba confirmarse como líder ante un PD que precisa una voz única ante la ronda de consultas que hoy inicia el presidente de la República.

El panorama es el siguiente. Para que haya una nueva ley electoral, se necesita un Gobierno de transición que tanto Grillo como la Liga Norte rechazan para forzar una adelanto electoral y sacar ventaja de su auge en las encuestas. El primero ante el PD y el segundo ante Berlusconi. Sólo las dotes diplomáticas propias de un presidente de la República podrán desbloquear esta situación.

Lo cierto es que muchos aseguran un cambio de estrategia en el M5E de Grillo de cara a suavizar la situación en el caso de tener que participar activamente en un Gobierno de unidad nacional. Mientras tanto, los «grillini» acaban de presentar una propuesta de ley que prevé la aplicación de la actual reforma electoral, el «Italicum», que tanto criticaron, también en el Senado. Prefieren ir directamente a unas elecciones generales. Saben, en cierto modo, que el estar muy arriba en los sondeos les podría allanar el camino de cara a beneficiarse de unos eventuales premios de mayoría: «Una vez que el Constitucional se pronuncie, tendremos ya una misma ley electoral, tanto en la Cámara de los Diputados como en el Senado».

Los temas que tendrá que afrontar el próximo inquilino del Palacio Chigi son varios: la lenta salida de Italia de la crisis económica, la gestión de los créditos incobrables por parte de los bancos, el futuro del euro, el creciente auge del populismo, el desgaste del europeísmo y la gestión humanitaria del fenómeno migratorio. Los medios de comunicación sitúan como próximo jefe del Consejo de Ministros italiano a varios nombres, entre los favoritos figuran Pier Carlo Padoan, ministro de Economía; Pietro Grasso, presidente del Senado; Graziano Del Rio, ministro de Fomento; y Dario Franceschini, titular de Cultura. La pregunta que se hacen los analistas italianos es si Renzi podrá controlar desde fuera al próximo jefe del Gobierno hasta el punto de obligarle a dimitir y convocar elecciones anticipadas o tendrá que aceptar un primer minsitro que no esté bajo su pleno control.

Según una reciente encuesta difundida por la cadena privada La 7, si se celebraran ahora unas elecciones generales, las ganaría el PD (31%), seguido del M5E (29,9%), la Liga Norte (13,1%) y Forza Italia (10,5%). Pero en una segunda vuelta se impodría el partido de Grillo con el 52%.