Inmigración ilegal

Macron arranca un acuerdo de controles migratorios en África

Níger y Chad acogerán «puntos calientes» que identificarán a los potenciales solicitantes de asilo antes de viajar a Europa a través de Libia

La Razón
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Níger y Chad acogerán «puntos calientes» que identificarán a los potenciales solicitantes de asilo antes de viajar a Europa a través de Libia.

Además del terrorismo, la minicumbre de París se ocupó, en su primer tramo, de la crisis migratoria. Una reunión a la que asistieron la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, y los presidentes de Níger, Mahamadou Issoufo; Chad, Idriss Déby, y del Consejo Presidencial de Libia, Fayez al-Sarraj. Los líderes europeos siguen buscando mejorar los controles fronterizos y la gestión de los flujos migratorios. Algunas cifras de este verano confirmarían estas colaboraciones. Otras persisten en la preocupación.

La lucha contra las redes de traficantes que operan en África y en el Mediterráneo, la vigilancia de las fronteras, la devolución de los inmigrantes a sus países de origen o el desarrollo de modelos económicos viables en las naciones de tránsito y de salida eran los principales puntos a tratar en este encuentro de París.

El presidente Emmanuel Macron avanzó ayer la intención de que el proceso de identificación de quienes pueden acogerse al estatuto de refugiados comience en Níger y Chad, dos de los principales países de tránsito de inmigrantes desde África hasta Europa. Esta propuesta ya fue adelantada por el líder galo en julio, sin consultar con sus socios europeos, lo cual suscitó recelos. Sin embargo, ayer, fue apoyada sin matices por Italia, España y Alemania, así como por los dos representantes africanos.

Los países europeos han lanzado desde hace años programas de ayuda al desarrollo y financiación a sus socios africanos a cambio de ayuda para detener el flujo de migrantes ilegales. En 2015, en la Cumbre de La Valeta en Malta, la UE aprobó la creación de un fondo de 1.800 millones de euros, pero esta ayuda se ha traducido en insuficiente. Un total de 125.000 migrantes han cruzado el Mediterráneo en barco este año, según cifras de la ONU. La gran mayoría ha llegado a las costas italianas. Se estima que 2.400 personas han muerto en la travesía. Italia, cuyas fronteras están en primera línea de la crisis, ha endurecido el tono y, respaldada por Bruselas, ha impuesto un código de conducta a las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo y ha amenazado con bloquear la entrada a sus puertos a los barcos extranjeros que transporten a migrantes rescatados en el mar. Este código recibió el apoyo de los otros grandes socios europeos en París. En este contexto también se suma la decisión de Libia, sumida en el caos desde la caída de Gadafi, de ampliar sus competencias marítimas más allá de las 12 millas de aguas territoriales y restringir el acceso de los barcos de ayuda humanitaria a las aguas internacionales de la costa libia. Sea Eye, Save the Children y Médicos Sin Fronteras decidieron suspender sus trabajos en la zona tras el acoso de patrulleras libias, que incluso dispararon contra ellos durante sus labores de salvamento.

Pero la cumbre de este lunes en París también ha puesto la lupa en algunos factores de interés. Las llegadas de migrantes se han desplomado en los meses de julio y agosto en las costas italianas, con reducciones de hasta el 50% respecto a los mismos meses del año pasado. Una disminución que los líderes europeos atribuyen a un mejor control de los guardacostas en Libia y unos controles fronterizos más estrictos en los países de tránsito. Níger, por ejemplo, asegura haber reducido un 80% el flujo de migrantes en Agadez, una ciudad clave en la principal ruta hacia Europa. Sin embargo, otras rutas como la que une a Marruecos con España están siendo usadas por más migrantes. Durante la primera mitad de este año, más de 7.500 migrantes la usaron. Tres veces más que en el mismo periodo de 2016, según los guardacostas.