Roma

Incertidumbre post Renzi

El presidente Mattarella fuerza al primer ministro a «congelar» su dimisión hasta la aprobación de los Presupuestos este viernes. Los partidos tradicionales apuestan por un Gobierno técnico que reforme la ley electoral y agote la legislatura

El «premier», Matteo Renzi, ayer, a su llegada al Palacio del Quirinal para reunirse con el presidente Mattarella
El «premier», Matteo Renzi, ayer, a su llegada al Palacio del Quirinal para reunirse con el presidente Mattarellalarazon

El presidente Mattarella fuerza al primer ministro a «congelar» su dimisión hasta la aprobación de los Presupuestos este viernes. Los partidos tradicionales apuestan por un Gobierno técnico que reforme la ley electoral y agote la legislatura

«No creía que pudieran odiarme tanto, con un odio tan puro. Si no me quieren, me iré igualmente, pero con la conciencia tranquila». Con estas palabras, según publica el diario italiano «Corriere della Sera», Matteo Renzi se dirigió a sus colaboradores, refiriéndose a sus opositores, una vez preanunciada su dimisión como jefe del Gobierno italiano tras 1.016 días en el cargo. La salida de Renzi significa mucho más que un cambio de Gobierno –el enésimo– en Italia. La inestabilidad repercutirá no sólo en la política interna, sino también en la Unión Europea, de la que es socio fundador Italia. Los temas que tendrá que afrontar el próximo inquilino de Palacio Chigi son varios: la lenta salida de Italia de la crisis económica, la gestión de los créditos incobrables por los principales bancos, el futuro del euro, el auge del populismo, el desgaste del europeísmo y la gestión humanitaria del fenómeno migratorio.

Renzi comunicó ayer por la mañana su decisión en un coloquio informal con el presidente de la República, Sergio Mattarella. A las 18:30 se reunía en su Consejo de Ministros para confirmar la renuncia a sus colegas y, de paso, delinear el futuro más inmediato. Después, con la intención de oficializar su decisión, volvía de nuevo ante Mattarella, quien le ha propuesto, sin embargo, que congele su dimisión hasta que se firme la urgente ley de presupuestos, cuya votación se podría celebrar este viernes.

Ahora el protagonismo lo tiene por completo el jefe del Estado italiano, quien tiene la obligación constitucional de favorecer un nuevo Gobierno estable «respetando los tiempos», tal y como afirmó ayer en un comunicado. Así pues, podrían darse tres escenarios principales que, en orden de prioridad, son los siguientes: un Gobierno temporal con un actual ministro de Renzi, un Ejecutivo puramente técnico, o ir directamente a unas nuevas elecciones generales. En cualquier caso, Mattarella escogerá a un político que no esté ni contra Renzi ni contra el Partido Democrático (PD), que tiene actualmente la mayoría parlamentaria. Por otro lado, el nuevo Ejecutivo tendrá que tranquilizar por igual a los italianos, a la Unión Europea y a los mercados.

En el primer caso, los medios italianos afirman que el próximo jefe del Consejo de Ministros se encuentra entre estos cuatro nombres: Pier Carlo Padoan, ministro de Economía; Pietro Grasso, presidente del Senado; Graziano Del Rio, ministro de Fomento, y Dario Franceschini, titular de Cultura.

La segunda posibilidad es que, con el actual apoyo parlamentario se forme un Gobierno técnico como el de Mario Monti en 2011, una opción desde luego bastante familiar en Italia desde los años noventa. El presidente de la República nombraría entonces un personaje destacado e ilustre. El «Corriere della Sera» afirma que, en el caso de darse este camino de Gobierno, hay quien ha citado incluso el nombre de Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo.

El tercer escenario, que agradaría mucho al Movimiento 5 Estrellas (M5E) –líder en las encuestas de intención de voto– y a la Liga Norte –que quiere aprovechar la ola populista tras el Brexit, la victoria de Trump y el auge de Le Pen en Francia–, prevé que haya unas nuevas elecciones generales. Pero se trata de una opción no compartida ni por el PD de Renzi ni por el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia. Y es que muchos analistastransalpinos, como el periodista Massimo Franco, consideran que Berlusconi podría querer aprovechar esta ocasión de incertidumbre gubernamental para que se produzca un nuevo acuerdo entre Forza Italia y el Partido Democrático, las dos formaciones tradicionales, para conseguir juntos una nueva ley electoral, con un corte mucho más proporcional respecto a la actual «Italicum», y así acudir de nuevo a las urnas. Por eso, Berlusconi, aun alegrándose de la victoria del «no», se muestra prudente y moderado respecto a Beppe Grillo, del Movimiento 5 Estrellas, y Matteo Salvini, de la Liga Norte.

La debacle política del joven político toscano volverá a reactivar todos los partidos de la política italiana. De hecho, en medio de este clima de incertidumbre tendrá mucho que decir también el propio Partido Democrático de Renzi, hoy totalmente dividido, que posee una importante ala crítica capitaneada por el veterano Pier Luigi Bersani, que aseguró a LA RAZÓN que «el personalismo de Renzi es peligroso». Por el momento, el conjunto del partido se mantiene prudente a la espera de conocer si el ex alcalde de Florencia dimitirá también como líder del PD antes del congreso del partido, previsto para noviembre de 2017. Mañana se celebra una reunión de la dirección del PD, donde los más críticos pedirán un congreso anticipado.