Brexit

May mide sus fuerzas después de que el Parlamento respalde el Brexit

Por 326 votos a favor y 290 en contra, la Cámara de los Comunes dio su visto bueno al proyecto de ley de retirada de la UE, también conocido como Ley de la Gran Derogación, presentado por el Gobierno de la primera ministra británica, la conservadora Theresa May.

Theresa May
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Por 326 votos a favor y 290 en contra, la Cámara de los Comunes dio su visto bueno al proyecto de ley de retirada de la UE, también conocido como Ley de la Gran Derogación, presentado por el Gobierno de la primera ministra británica, la conservadora Theresa May.

El Gobierno de Theresa May se enfrentó ayer a una de sus pruebas más importantes, la votación en el Parlamento del proyecto de la Gran Ley de Derogación, definido por la «premier» británica como el «paso esencial» para poder llevar a cabo el Brexit. Por 326 votos a favor y 290 en contra, la Cámara de los Comunes dio su visto bueno al proyecto de ley de retirada de la UE.

Los "tories", que no tienen mayoría absoluta en la cámara baja, contaron con el apoyo del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP) para ganar una votación en la que los principales partidos de la oposición rechazaron apoyar la ley. La ley convertirá la legislación europea en legislación británica para que el día en que el país abandone el bloque comunitario, en marzo de 2019, no quede sumido en un vacío legal. Este «copia y pega» supondrá una trasvase de más de 12.000 leyes europeas al acervo británico y, según el Gobierno, se estima que entre 800 y 1.000 leyes necesitarán ser reajustadas para que funcionen correctamente.

En las próximas semanas, la ley pasará por una fase de comités y una tercera lectura en la Cámara de los Comunes, antes de continuar su curso parlamentario hacia la Cámara de los Lores. El problema estriba en que los conservadores quieren que estos ajustes puedan ser hechos por decreto, sin tener que pasar por el Parlamento, lo que se conoce como «los poderes de Enrique VIII», y el resto de los partidos políticos se niega a apoyarlo.

El ministro para el Brexit, el euroscéptico David Davis, advirtió ayer a los diputados al inicio del debate que «votar en contra de este proyecto de ley es votar a favor de una salida caótica de la Unión Europea», y aseguró que el «pueblo británico no votó por la confusión ni tampoco debe hacerlo el Parlamento».

Tanto el Partido Laborista como los liberal demócratas, el Partido Nacional Escocés (SNP, en sus siglas en inglés) y el Partido Verde mostraron su intención de votar en contra. Jeremy Corbyn, líder de los laboristas, declaró además que esta ley supondrá una «apropiación de poder» por parte de los conservadores y pidió a sus diputados votar en bloque en contra del plan.

A pesar de que toda la oposición esté en contra, May cuenta con una mayoría simple gracias a la coalición que mantiene con los norirlandeses del Partido Unionista Democrático (DUP), por lo que la ley saldrá adelante si no hay ninguna sorpresa entre las filas conservadoras.

Esta votación se presenta clave para la primera ministra, que tras catorce meses en el Gobierno debe afianzar su liderazgo antes de llegar a su segundo gran reto, el congreso anual conservador, que se celebrará en otoño y será crucial para su continuidad.