Siria

Merkel interviene en la guerra siria y da un giro en su política pacifista

Angela Merkel, junto a la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, y el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, a su llegada al Consejo de Ministros
Angela Merkel, junto a la ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, y el ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, a su llegada al Consejo de Ministroslarazon

El Consejo de Ministros alemán aprobó hoy la misión militar de apoyo a Francia contra la organización terrorista Estado Islámico, que contempla el despliegue de hasta 1.200 soldados.

Impulsada por los sangrientos atentados del pasado 13 de noviembre en París, Alemania está comenzando a abandonar gradualmente sus reticencias a involucrarse en conflictos militares fuera de sus fronteras. El Consejo de Ministros alemán, dispuesto a satisfacer las peticiones de ayuda y cooperación que llegan desde Francia, aceptó ayer la puesta a disposición de su Ejército para luchar contra la «amenaza común» del Estado Islámico (EI). No lo hará de cualquier manera, sino que, de aprobarse la iniciativa a finales de esta semana en el Parlamento, movilizará a 1.200 militares, el más importante despliegue de Alemania en más de 60 años. Se convertiría en la mayor presencia actual de la Armada germana en el extranjero, superando el millar de soldados que tiene destinados en Afganistán. Estos militares «apoyarán a la coalición internacional contra la milicia terrorista del Estado Islámico», informaron las autoridades alemanas, y serán los encargados de manejar la media docena de aviones Tornado que se habilitarán para labores de reconocimiento, el navío militar para avituallamiento de los bombarderos y la fragata que escoltará al portaaviones galo «Charles de Gaulle», que ya se encuentra próximo a las costas sirias.

Esta misión militar en Siria, territorio en el que Alemania se había mantenido al margen hasta ahora guiada por los principios pacifistas y de neutralidad que sigue tras la II Guerra Mundial, costará 134 millones a los contribuyentes germanos. Se trata de la segunda intervención de este tipo más costosa de la historia del Bundeswehr (Ejército) alemán. En principio, tiene previsto prolongarse durante un año prorrogable, aunque, atendiendo a las previsiones de André Wüstner, el presidente de la Asociación de las Fuerzas Armadas alemanas, «la intervención podría durar unos diez años». La lucha contra el EI, según sus conclusiones, resultará un proceso largo para Occidente. La aprobación efectiva de esta medida para sumarse a París en la lucha anti-terrorista resulta muy probable. Pese a que aún deba pasar por la Cámara Baja del Parlamento alemán, la amplia mayoría parlamentaria de la que dispone la Unión Democristiana (CDU) de Angela Merkel y los partidos que gobiernan con ella en coalición, hace que nadie se plantee muchas dudas sobre si se dará luz verde al envío de equipamiento y hombres a Siria. La mayor oposición se espera de La Izquierda y de la fracción de Los Verdes. Ambas representan apenas el 20% en el Parlamento alemán. Las últimas actuaciones del Estado Islámico y el convencimiento germano de que los ataques no iban sólo contra París, sino contra el orden de libertad a nivel mundial, han provocado que Alemania dé un giro significativo en su política exterior, muy contenida desde el final del III Reich y en general marcada por el antimilitarismo y el pacifismo. No hace ni cinco años, en 2011, prefirió ponerse del lado de Rusia o China en el seno de la ONU para negarse a intervenir contra Gadafi en Libia. Ahora, cambia la estrategia y se mantiene firme al apoyar a París y a derrotar al yihadismo, también amenazada en su propio territorio atendiendo a los indicios de ataques con explosivos anunciados por la Policía, que obligaron a cancelar el partido amistoso de fútbol entre Alemania y Países Bajos en Hanóver. Este cambio en su política exterior ya empezó a fraguarse cuando decidió armar a 4.000 «peshmergas» kurdos en el norte de Irak, desembolsando para ello 70 millones de euros. Hace sólo una semana, dio otro gran paso al destinar 650 soldados a Mali para aliviar la presencia francesa en África. Si bien el Ejército germano no atacará directamente en Siria y se limitará a dar cobertura a sus aliados, es una decisión que deja un claro mensaje de compromiso alemán en la batalla contra el EI.

La ministra de Defensa, Ursula von der Leyen, habló en la cadena de televisión ARD de una posible colaboración con el Ejército sirio con ánimo de derrocar el terrorismo yihadista, aunque más tarde puntualizó sus palabras y negó categóricamente toda cooperación entre la Armada alemana y el autócrata sirio Bachar al Asad. Von der Leyen reconoció también que la intervención era «sin ninguna duda, peligrosa». La canciller Merkel camina decidida hacia el cumplimiento de la promesa que le hizo a su homólogo francés, François Hollande, tras los atentados que dejaron 130 víctimas mortales en París, en la que se comprometía a actuar rápidamente contra el Estado Islámico. Esta decisión probablemente le cueste una parte de su popularidad. Su imagen, ya tocada debido a su forma de gestionar la crisis de refugiados, podría deteriorarse atendiendo a los resultados de las últimas encuestas, que muestran que la gran mayoría se manifiesta en contra de la intervención militar en Siria.