Ginebra

Merkel cede y acelerará las expulsiones

La canciller pacta con sus socios de Gobierno la creación de centros de registro de inmigrantes

Merkel y el primer ministro tunecino, Habib Essid, ayer, en la sede de la Cancillería en Berlín
Merkel y el primer ministro tunecino, Habib Essid, ayer, en la sede de la Cancillería en Berlínlarazon

Tras semanas de reuniones sin consenso, la Gran Coalición que gobierna Alemania logró ayer un acuerdo para gestionar la crisis de los refugiados. Los líderes de los tres partidos –la canciller Angela Merkel, el socialdemócrata Sigmar Gabriel y el social cristiano bávaro Horst Seehofer– acordaron los principios básicos de una nueva estrategia para reducir la oleada migratoria.

Con esta nueva estrategia, «el proceso para muchos solicitantes de asilo será más rápido», declaró la canciller, cuya política de puertas abiertas le ha costado un vertiginoso descenso de su popularidad. En la rueda de prensa a tres bandas posterior al encuentro, los dirigentes explicaron que se crearán de tres a cinco centros de registro, en los que se procesarán las solicitudes de aquellos recién llegados que tienen menos posibilidades de permanecer en el país. Fundamentalmente, aquellos originarios de los países clasificados como «seguros», como Kosovo. En otras palabras, los inmigrantes no aptos para recibir el derecho de asilo alemán serán reenviados con más rapidez a sus países. Esta política sigue dando preferencia a aquellos asilados cuyos países estén en grave conflicto, como Siria, pero quiere reducir la llegada de refugiados que buscan por otros motivos residir en Alemania.

El primer ministro bávaro ha representado desde el inicio de la crisis el lado más crítico con la política migratoria. Exigía que estos centros de registro, llamados «zonas de tránsito», estuvieran emplazados en las fronteras y, desde ellos, el país vigilaría y controlaría a los recién llegados. Esta petición fue muy pronto rechazada por los socialdemócratas, cuyas críticas se hicieron eco en la Prensa hasta muy poco antes de la reunión. «¿De qué sirve venir aquí y buscar la protección de Alemania si se establecen esas «zonas de tránsito», denunció Eva Högl, la vicepresidenta del SPD en el Parlamento. «Nos oponemos a toda limitación de la libertad de movimiento», añadió. Desde las filas socialdemócratas, se considera que esa propuesta «encarcelaba» a los migrantes, algo que contradecía de pleno las directrices europeas.

Finalmente, tras una reunión que comenzó con retraso y duró cerca de tres horas, Seehofer acabó aceptando un acuerdo diferente. Los centros de registro estarían repartidos por todo el territorio alemán, no serían limitados a las fronteras. Además, la vigilancia a los asilados no sería tan férrea, aunque éstos deberán permanecer en la región donde se encuentre su centro de registro hasta que se procese su solicitud. De no hacerlo, las posibilidades de que su solicitud continuara su curso correrían peligro. Además, los refugiados que reciben la denominada «protección subsidiaria» en Alemania y no están reconocidos en los derechos fundamentales de asilo o bajo la Convención de Ginebra no podrán traer a miembros de su familia hasta no residir un mínimo de dos años, pese a que a ellos sí se les haya concedido el derecho de permanecer en el país.

Quizá este acuerdo ayude en los próximos días a contener la alarma que se sigue extendiendo por Alemania. Sólo unas horas antes de la reunión, el Ministerio del Interior actualizó en 758.000 los refugiados en el país desde comienzo de año hasta octubre, un dato sin precedentes. Esta cifra, más alta de lo esperado, nos deja una certeza en el año 2015 habrá más entradas de lo previsto, y camina peligrosamente hacia los pronosticos no oficiales que aseguran que el país podría asumir un millón de refugiados. Al mismo tiempo, los brotes de xenofobia y rechazo a los refugiados continúan en el país y siguen batiendo récords. En lo que va de año se ha registrado un total de 637 delitos en albergues para refugiados, más del triple que durante 2014.

Suecia pide ayuda a la UE

Suecia pedirá ayuda de emergencia a la UE para afrontar el número récord de 190.000 refugiados que va a recibir este año, informó ayer el Gobierno. «La situación es muy, muy tensa» y pedirá financiación extra a la Comisión, dijo la ministra de Empleo, Ylva Johansson. También ha pedido que parte de estos refugiados sean trasladados a otros países de la UE.