Refugiados

Merkel y Hollande piden una política común de asilo

El eje franco-alemán exige una revisión del sistema de cuotas, mientras Juncker se opone a celebrar otra cumbre migratoria

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollande
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollandelarazon

La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, reclamaron ayer en Berlín la cooperación de todos los países miembros para afrontar la escalada de la crisis migratoria en Europa. Aunque el punto central de la agenda de la cita, que también contaba con la presencia del presidente ucraniano Petro Poroshencko, era tratar el conflicto ucraniano, la llegada masiva de inmigrantes ilegales a costas europeas que ha recrudecido la problemática y llevó a los máximos representantes de París y Berlín a reunirse con anterioridad para esbozar una posible solución a la cuestión.

Desde la cancillería alemana, Merkel y Hollande demandaron al resto de sus socios un cumplimiento común del derecho de asilo en Europa. Se necesita una respuesta europea «unificada» para poner frenos a esta situación, declararon. Merkel señaló que, ya que la Unión Europea cuenta con «el mismo derecho de asilo, de forma global» igualmente debe haber un compromiso por parte de todos los países europeos para la aplicación de dichas leyes de la manera «más rápida posible».

Entre las prioridades de la política de asilo, según París y Berlín, se encuentra la «puesta en marcha de los centros de acogida en países de primera entrada; es decir, Grecia e Italia», a los que llegan la mayoría de los inmigrantes que huyen de países en situaciones de guerra y pobreza. Los mandatarios aseguraron que los socios europeos colaborarán con estas naciones, según lo ya acordado el pasado mes de junio. Además, según Merkel, se les dotará con el personal cualificado necesario que garantice su funcionamiento. Esta medida debe adoptarse sin demora, reclamó la canciller, como máximo «a finales de este año».Por la situación estratégica de sus costas, Italia y Grecia acogen una gran parte de los inmigrantes que llegan ilegalmente desde fuera de Europa. Únicamente el pasado domingo, las autoridades italianas detuvieron a 4.400 inmigrantes llegados a través del mar Mediterráneo. Se estimó en 7.000 las personas que el pasado fin de semana cruzaron la frontera entre Serbia y Macedonia, la mayoría procedentes de Siria (con el 37% de los llegados), Irak y Afganistán.

Una crisis duradera

El problema ha llegado a límites no esperados también en otros puntos europeos, como en Macedonia, un país de pequeñas dimensiones que se ha declarado en estado de emergencia al no poder controlar la llegada masiva de inmigrantes a sus fronteras. Ya son más de 40.000 las personas indocumentadas que en dos meses han alcanzado los límites fronterizos macedonios, huyendo de situaciones extremadamente difíciles en sus países de origen.Frente a esta situación, los jefes de Gobierno de Alemania y Francia puntualizaron también en su comparecencia conjunta que se debe facilitar el retorno de los refugiados ilegales a las naciones de las que proceden e insistieron en mejorar la fórmula de la distribución de los demandantes de asilo por cuotas. Actualmente, Alemania recibe el 43% del total de peticiones de asilo de los 28 Estados miembros que componen la Unión Europea. La Comisión Europea ya había redactado un sistema de cuotas considerado más justo hace unos meses, que establecía que Alemania acogiera al 18,42% de los solicitantes de asilos y Francia que el 14,14%, aún ambos países a la cabeza de la UE. Este sistema de cuotas, sin embargo, fue rechazado en Bruselas el pasado mes de junio, por desacuerdo en sus criterios con los socios. En Europa, «la carga debe ser equitativamente repartida, lo que no está sucediendo actualmente», remarcó la canciller, que representa al país que estima recibir 800.000 peticiones de asilo a lo largo del presente año.

Merkel y Hollande subrayaron también que debía establecerse una mayor vigilancia en las fronteras, así como la definición común de una lista de países «seguros». Esta lista unificada, propuesta por la Comisión Europea para determinar qué países de origen resultan más sólidos en términos de seguridad, aún no se encuentra en vigor y lleva nueve años en debate. Además, avanzaron que sus ministros de Interior ya están trabajando sobre una propuesta que presentarán próximamente al resto de países.

Manejar el influjo de cientos de millares de personas en las costas mediterráneas «es una responsabilidad que no puede dejarse a un país en particular, sino que es algo que concierne a toda Europa», declaró Hollande al lado de su homóloga germana, recuperando la idea de unificación y cooperación entre los países miembros ya señalada por el presidente de la comisión Europea, Jean Claude Juncker. «Las normas tienen que ser coherentes», recalcó Hollande, volviendo a poner sobre la mesa la igualdad respecto a las cuotas de refugiados. «Hoy vivimos una situación excepcional, pero es una situación excepcional que va a durar. Por lo cual, en lugar de esperar, en lugar de gestionar día a día las situaciones, debemos organizarnos y reforzar nuestras políticas. Esto es lo que Alemania y Francia proponen», puntualizó para concluir el presidente galo.

Horas antes de la reunión entre los mandatarios, se publicaron en el diario germano «Die Welt» las declaraciones del presidente de la Comisión Europea. Jean Claude Juncker, que aunque igualmente pedía a los Estados miembros que respondieran conjuntamente a la crisis migratoria, descartó por completo la celebración de una nueva cumbre. «Se deben aplicar las medidas vigentes», apuntó.

Europa necesita «coraje colectivo» para abordar el problema de la inmigración, declaró el ex primer ministro de Luxemburgo. «Europa no necesita una nueva cumbre, sino más compromiso de los Estados miembros a la hora de adoptar las medidas vigentes y aplicarlas a sus países», prosiguió. Además, añadió que la crisis debía solucionarse «colectivamente», ya que, hoy por hoy, no existen «soluciones eficaces» que puedan venir de un solo país.

Apoyo a Poroshenko

Misión: salvar los acuerdos de Minsk

Angela Merkel se citó ayer en Berlín con su homónimo ucraniano, Petro Poroshenko, para tratar el conflicto de Ucrania junto al presidente Hollande. Los tres líderes trataron de buscar una solución a los graves episodios de violencia que se han reproducido en el este de Ucrania. También trataron de cómo salvar los precarios Acuerdos de Minsk–«siguen vigentes», según Merkel– para acercar la paz entre Kiev y Moscú. La situación que vive Ucrania se describe en Berlín como «preocupante». Poroshenko insistió en que el peligro de una invasión en su país por parte de las tropas rusas es real.