Elecciones en Chile

Piñera quiere un cambio tranquilo

El presidente electo de Chile, que ganó al candidato izquierdista por nueve puntos en la segunda vuelta, persigue impulsar el crecimiento económico sostenible y no descarta una reforma de la Constitución «desde la unidad» política

Piñera y su esposa, Cecilia Morel, desayunaron un día después de su victoria con la presidenta Michelle Bachelet
Piñera y su esposa, Cecilia Morel, desayunaron un día después de su victoria con la presidenta Michelle Bacheletlarazon

El presidente electo de Chile, que ganó al candidato izquierdista por nueve puntos en la segunda vuelta, persigue impulsar el crecimiento económico sostenible y no descarta una reforma de la Constitución «desde la unidad» política.

Los chilenos hablaron claro en las urnas y confirmaron el domingo esa tendencia que recorre Latinoamérica: la derecha gana terreno, aunque con matices. El conservador Sebastián Piñera, que ya había gobernado Chile entre 2010 y 2014, obtuvo un 54,58% de los votos en la segunda vuelta presidencial, superando en nueve puntos a su rival de centro izquierda, el senador Alejandro Guillier. «Se escuchó fuerte y clara la voz de los chilenos. Unidos vamos a transformar Chile en un país desarrollado, en un país sin pobreza», afirmó Piñera tras conocer la victoria.

El multimillonario de 68 años logró un resultado que le convierte en el mandatario electo con más votos en una segunda vuelta desde el retorno de la democracia a Chile en 1990. Superó incluso la cifra alcanzada por la presidenta saliente, Michelle Bachelet, cuando fue reelegida hace cuatro años. «Tuvimos sorpresa en la primera y en la segunda (...). En la primera vuelta obtuvimos menos votos de lo que creíamos y en la segunda vuelta obtuvimos más votos de lo que creíamos», dijo Piñera en una comparecencia junto a Guillier, en una demostración de madurez democrática en el país más estable del continente.

Y es que Piñera, por más que se le tilde de líder de derechas neoliberal, ha sabido implementar reformas que la Concertación –coalición de izquierdas– nunca soñó. Este tecnócrata confeso ya ha anunciado que aumentará la gratuidad en la educación para los grados técnicos, un área muy importante en el país.

En un discurso repleto de llamamientos al diálogo, el político y empresario afirmó que «cuando los chilenos se han unido, es cuando han conquistado sus más hermosos triunfos».

Los que más le temen son los sindicatos. Se esperan recortes. Su meta es clara: que Chile vuelva a crecer, y eso llevará consigo algunos sacrificios. «En Chile perdió el candidato Guillier y toda su coalición, que no tuvo programa para las mayorías, sino una oferta de medidas subsidiarias que en lo esencial mantienen intacto el modelo», afirmó Eduardo Feis, analista de la Universidad Católica. «Los chilenos están por los cambios. No quieren seguir como están. De hecho, la diferencia fue mayor de lo que esperaban los expertos y los propios equipos de campaña. También es un testimonio del sentir de los chilenos sobre la gestión de Bachelet, que buscó reducir la brecha de ingresos entre ricos y pobres con varias reformas, pero los desacuerdos dentro de una desgastada coalición y el débil desempeño de la economía acabaron ensombreciendo su legado», apuntó el analista.

«Tienen que arreglarse algunas cosas, como la salud, las pensiones, mucha discriminación. Tengo fe en Piñera, en que se cambie lo que está estancado», comentó Laura García, una empleada de 64 años de una empresa de limpieza. «Bachelet hizo cosas buenas, pero no las personas que están con ella», añadió. Poco después de que se oficializara la victoria de Piñera, Bachelet habló por teléfono en una llamada televisada con el candidato y le deseó «una muy buena gestión en su mandato». En la charla acordaron un desayuno de trabajo ayer para coordinar el traspaso del poder. Durante esa reunión de una hora y cuarenta minutos con la presidenta, Piñera adelantó algunos detalles sobre cómo será su futuro Gabinete. El líder de Chile Vamos no anunció nombres, pero precisó que «queremos que sea un equipo amplio y pluralista». «Todos los buenos equipos tienen que ser una combinación, un complemento entre la experiencia y la renovación», sostuvo el presidente electo. Piñera, que estudió en Harvard, aseguró durante la reñida campaña electoral que corregirá las polémicas reformas tributarias y sociales impulsadas por Bachelet, si bien muchos analistas consideran que finalmente acabará respetando algunos cambios sociales introducidos por la presidenta socialista. Ayer, envió un mensaje de confianza a los funcionarios públicos. «No tienen nada que temer, serán respetados y sus derechos protegidos», dijo. También anticipó que podría plantear una reforma para «perfeccionar» la Constitución, si bien matizó que sería «desde un clima de unidad». Asimismo, aseguró que respetará la educación gratuita, un logro reciente en Chile: «Creo en la gratuidad para todos aquellos que la necesitan, pero no creo justo que con el dinero de todos los chilenos, habiendo tantas necesidades (mejorar las pensiones, la salud, hacernos cargo de la pobreza y campamentos, de las víctimas de delincuencia), tengamos que financiar la educación de las familias más favorecidas. Por eso la justicia es darle a cada uno lo que corresponde», puntualizó.

Durante su primer mandato, la economía chilena creció a un ritmo medio de 5,3%, lo que impulsó el mercado laboral a tasas de casi pleno empleo. «Cuando él fue presidente, la actividad en nuestra área fue bastante buena y espero que esta vez sea igual», afirmó José Oyaneder, un vendedor de tienda de 54 años.

El hábil empresario, que se convirtió en el primer político de derechas en ocho décadas en ganar la presidencia de Chile por segunda vez, busca ahora encabezar el repunte de la economía, especialmente de la inversión.

En plena campaña, Piñera, en una entrevista a LA RAZÓN, aseguró que no descartaba una eventual rebaja de impuestos a las empresas para estimular la actividad. Con ello pretende reforzar su plan de duplicar el crecimiento de la economía del mayor productor mundial de cobre y dejar a la nación a las puertas del pleno desarrollo. Sin duda, Piñera es el favorito de los inversores, lo que se reflejó ayer en una positiva apertura del mercado bursátil y de la moneda local.

Cicatrices en la izquierda

Aún no queda claro si los resultados del domingo pondrán en riesgo la supervivencia de la alianza oficialista –socialistas, radicales, comunistas, democratacristianos– que ha dominado la política chilena durante décadas. La derrota sufrida por el pacto gobernante en esta elección es una señal de alarma respecto al fracaso de Guillier a la hora de aglutinar a todas las fuerzas políticas progresistas detrás de su candidatura.

El ex periodista televisivo, representante de la coalición Fuerza de la Mayoría, admitió que el centroizquierda sufrió un fracaso electoral, pero no una derrota política. Además, hizo un guiño a los parlamentarios del izquierdista Frente Amplio (comparado con Podemos), que ganó terreno en las elecciones legislativas del 19 de noviembre y se posicionó como la tercera fuerza política de Chile, pero que no acudió a votarle. La batalla se dará ahora en un Parlamento muy dividido.