Siria

Putin acepta coordinar con Francia y EE UU sus ataques en Siria

El presidente francés, François Hollande, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se estrechan la mano antes de su reunión ayer en el Kremlin (Moscú)
El presidente francés, François Hollande, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, se estrechan la mano antes de su reunión ayer en el Kremlin (Moscú)larazon

El presidente ruso y Hollande reclaman una amplia coalición internacional contra Estado Islámico tras acordar compartir su información de inteligencia.

Bataclán cambió la determinación de París en la lucha contra el terrorismo, pero no la de otras grandes capitales. La coalición internacional única contra el Estado islámico que busca François Hollande desde los atentados ha llegado a un callejón sin salida y su gira para entrevistarse con los principales líderes mundiales concluyó anoche en Moscú sin resultados concretos, con comprensión pero escasa unidad. «Francia llama a una coalición amplia y fuerte para una lucha legítima contra el terrorismo», insistió Hollande, que se reunió con Putin en el Kremlin. Ambos países, comentó el líder ruso, hemos sufrido recientemente ataques terroristas y por eso entienden la necesidad de unirnos para combatirlo. Putin se refería al atentado del avión de pasajeros en el Sinaí el 31 de octubre, que dejó 224 muertos. Tras sufrir el terrorismo en carnes propias ambos países intensificaron bombardeos en Siria.

Por primera vez, Moscú se mostró dispuesto a coordinar sus acciones militares en Siria con Francia y la coalición internacional, liderada por Estados Unidos. «Hemos acordado que en breve nos coordinaremos tanto en el plano bilateral como en el de la coalición liderada por Estados Unidos, en general», afirmó Putin. El líder ruso explicó de qué se trata esa coordinación «en el campo de batalla»: «Determinar los territorios en los que se pueden lanzar ataques y aquellos en los que es mejor abstenerse de efectuar bombardeos».

El atentado en Egipto obligó al Kremlin a modular su estrategia en el país árabe. Su intervención, que arrancó el 31 de septiembre, se había centrado hasta entonces en debilitar desde el aire los objetivos militares inmediatos del Ejército sirio, posiciones que en pocos casos pasaban por el Estado Islámico. Pero, una vez Moscú tuvo las pruebas para reconocer pública e inequívocamente que el siniestro del A321 fue un atentado, intensificó sus ataques aéreos, esta vez sí, contra posiciones del grupo yihadista, como reconoce incluso la inteligencia estadounidense. Unos bombardeos a gran escala en la mitad oriental del país, en los feudos del grupo yihadista, dirigidos por primera vez contra la fuente de financiación: instalaciones petrolíferas y columnas de camiones cisterna.

Precisamente, sobre las fuentes de financiación del Estado Islámico y el control de la frontera turca hablaron también ayer Putin y Hollande en el Kremlin. «Sabemos que los terroristas son nuestro enemigo común, que tienen territorio, un ejército y fuentes de financiación», afirmó el líder galo. Rusia ha denunciado con insistencia esta semana, tras el derribo de su cazabombardero Su-24 en la frontera turco-siria, que ese paso es un coladero de combatientes y armamento, y que Ankara hace la vista gorda con los camiones de petróleo procedentes de las refinerías del EI. En ese sentido, el martes por la noche en Washington el presidente francés propuso sellar la frontera, sin embargo, un acuerdo en ese sentido, que sí contaría con el beneplácito de Moscú, parece todavía lejano, pues supondría asumir que Turquía mira para otro lado con el comercio ilegal.

En lo que sí parece que hubo acuerdo es que a partir de ahora Francia y Rusia compartirán la información de inteligencia para aumentar la efectividad de sus bombardeos en Siria. Asimismo, Moscú se comprometió a concentrar sus ataques en el Estado Islámico y otros grupos yihadistas, en lugar de la oposición a Asad en general. «En lo que estamos de acuerdo y es muy importante es en golpear al EI y no hacerlo contra fuerzas que también están luchando contra el terrorismo. Compartiremos información sobre a quién golpear y a quién no», explicó Hollande.

Puesta en perspectiva, la gira del presidente francés cierra sin el gran acuerdo internacional que buscaba, aprovechando el impacto en la opinión pública mundial que causaron los atentados de París. Hollande ha chocado con los mismos intereses geopolíticos que los diferentes actores defienden en Siria desde hace ya años y que no parecen dispuestos a aparcar. El caballo de batalla sigue siendo el papel del presidente Bashar al Asad en el futuro del país. La posición de Hollande estaba hace 15 días alineada con la de Washington, es decir, prioridad total a la salida de Asad, pero viró con los atentados y la necesidad de ofrecer una respuesta de cara a su opinión pública. Para Putin, por su parte, la foto de ayer en el Kremlin es de por sí una victoria moral frente al aislamiento que trata de imponerle Washington desde la anexión de Crimea.

Antes de viajar a Moscú, Hollande desayunó en el Elíseo con el primer ministro italiano, Matteo Renzi, que respaldó la campaña contra el Estado Islámico, aunque advirtió de que, al margen de Siria e Irak, también Libia se asoma a una situación de «urgencia». Renzi apoyó a Francia en su ofensiva diplomática y militar contra el EI y compartió el llamamiento de Hollande para trabajar por una «coalición más amplia» con la que «destruir» al grupo yihadista, responsable de acciones «atroces» como los atentados de París del 13 noviembre.

«Será fundamental dar una prioridad absoluta a Libia, que podría ser la próxima urgencia», advirtió el primer ministro italiano. En este sentido, el presidente francés hizo hincapie en la formación de un «Gobierno de unidad nacional» que aúne a las dos administraciones rivales y a la «seguridad del territorio», clave para evitar la instauración del EI.