Siria

Putin gana la partida

La Razón
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En los últimos días, el conflicto sirio ha aparecido una vez más como el problema internacional más alarmante. Las fuerzas del presidente Asad, con el apoyo aéreo ruso, están intentando retomar Alepo, la ciudad siria más importante que no se encuentra bajo el control del régimen, forzando a miles de ciudadanos a marcharse a Turquía. La Conferencia de Seguridad de Múnich no cambiará esta situación. Los rusos llegaron a Siria en septiembre de 2015 con un objetivo importante: defender al presidente Asad y evitar que su régimen se derrumbase. Desde Moscú, esta tarea tiene un significado altamente simbólico: Putin quiere que la política de cambio de régimen, perseguida por Estados Unidos, acabe en vía muerta y que la soberanía de ese Estado, por muy dictatorial y cruel que sea, se respete. Por eso los rusos no han atacado a los territorios bajo control del Estado Islámico, sino a cualquier fuerza que represente una amenaza mayor para el Gobierno de Damasco. Después de que las Fuerzas Aéreas turcas derribasen el caza ruso en noviembre, otra tarea fue añadida a la agenda: la de interrumpir el comercio de petróleo turco con los grupos rebeldes en Siria e Irak. Sin embargo, ninguna ofensiva relacionada con la derrota del Estado Islámico ha sido contemplada en la lista de objetivos desde el comienzo de la operación rusa.

El actual asalto sirio-ruso-iraní de Alepo internacionaliará aún más el conflicto. El Estado sirio, tal y como era conocido antes, apenas existe estos momentos. El país se encuentra en vías de dividirse en diferentes zonas, o cuasiestados, siendo todos estos potenciales regímenes clientes de Rusia, Turquía o Irán. Seremos testigos de más enfrentamientos, más crueldad, más refugiados y más inestabilidad si la realidad no se ajusta a los planes de Rusia, que necesita que los precios del petróleo sean más altos, algo que conseguirá si la inestabilidad se perpetúa en Oriente Medio. Al mismo tiempo, Rusia quiere desautorizar el poder blando de Estados Unidos, obligándole a involucrarse en una nueva operación militar sobre el terreno, al tiempo que desestabilizar a la Unión Europea, provocando una oleada de refugiados hacia su territorio. Lo que Rusia realmente teme es la participación directa turca y saudí en el conflicto, ya que, en el caso de que esto ocurriese, el conflicto se convertiría en una guerra mayor con un posible combate entre las fuerzas rusas y las de la OTAN, algo para lo que Moscú no se está preparado.

A pesar de todo esto, en este momento hay otra alternativa a la internacionalización del conflicto sirio. Los rusos e iraníes sólo entienden el lenguaje de la fuerza, y lo hacen bastante bien. Con las fuerzas terrestres estadounidenses, saudíes y turcas en Siria quizás las negociaciones serían más exitosas. Lo que yo sugeriría no es una colisión directa de las fuerzas, sino enviar tropas desde Irak y Turquía a los territorios controlados por el Estado Islámico, por ejemplo a las zonas orientales del país. Éstas, oficialmente, estarían participando en una misión antiterrorista, pero al mismo tiempo mostrarían que otras fuerzas regionales pueden intervenir en los territorios en los que ahora operan Rusia e Iráncomo si fueran propios. Así, las conversaciones de paz obligarían a involucrarse a todos los poderes regionales.

Cuando se creó la ONU para sustituir a la Sociedad de Naciones, se dio luz verde al llamado Consejo de Tutela dentro de su estructura. Pero su actividad fue suspendida en 1993. Sería interesante que este cuerpo se active de nuevo, y lidie con casos como el de Siria, con países que dejan de ser gobernables y son tomados bajo un colectivo que los mantiene lejos de la paz . Éste es el único camino para resolver este conflicto sangriento.

*Investigador en el Instituto de Ciencias Humanas en Viena (www.iwm.at)