Atentado en Londres

«¿Qué vas a hacer? ¿Quedarte en casa? Es lo que quieren»

Una joven atiende a una de los heridos en el ataque terrorista en el puente de Westminster
Una joven atiende a una de los heridos en el ataque terrorista en el puente de Westminsterlarazon

Estaba tan sólo a una estación de metro de Westminster. Había quedado allí para hacer una entrevista sobre la situación en Escocia. Y de repente, el mensaje del conductor: «La próxima estación se ha cerrado por motivos de seguridad». Inmediatamente todo el mundo mira el teléfono móvil y ahí aparecen las palabras malditas: «Atentado terrorista». Inmediatamente salgo a la calle y me veo en el centro de un tapón humano. Mientras la gente intenta salir corriendo de la zona, las tripas del periodista sólo te piden acercarte más y más. El cordón policial aísla toda la zona del Parlamento.

Gina asegura haberlo visto todo de cerca. Es de Canadá. Había venido por motivos de trabajo sólo por dos semanas y ayer justo cruzaba el puente cuando el terrorista arrolló a todo el que encontraba a su paso: «Fue horrible. En cuestión de segundos, vi como a unas quince personas tiradas por el suelo. Todo el mundo empezó a gritar y a salir corriendo». Dos inglesas intentan calmarla. «Esto se veía venir. Estábamos con el nivel de alerta muy alto. Y lamentablemente, si vives en cualquier capital europea, ya estás expuesta a este tipo de cosas. Nosotras somos lo suficientemente mayores para recordar el terrorismo del IRA. Pero ahora esto... Mi hija estaba en el centro cuando ocurrió el 7-J en 2005 y ahora estoy yo. Es horrible. Pero, ¿qué vas a hacer? ¿Quedarte encerrada en casa? ¿Quedarte sin vida? Eso es lo que ellos quieren», matiza.

Todas las calles están cortadas y por un momento me quedo aislada al otro lado del río. Para poder cruzar el puente de Lambeth, paralelo a donde todo ha ocurrido, tengo que pasar por unas calles desérticas. No hay nadie. La escena da miedo. Es entonces, con toda la adrenalina en el cuerpo, cuando una es plenamente consciente de que está siendo testigo de un ataque terrorista. Todas las imágenes del 11-M pasan por mi mente. Sigo acercándome hasta el Parlamento. La mítica Noria (London Eye) ha quedado congelada. «Estábamos dentro y nos han tenido allí arriba dos horas. Hemos pasado momentos de angustia. Desde arriba veíamos cómo se acercaban decenas de ambulancias y coches de Policía, pero nadie sabía muy bien qué estaba pasando. Lamentablemente en estos días asumes que se trata de un atentado y pasan mil cosas por tu cabeza», explica.

Sigo caminando. Mi teléfono no para de sonar, pero las sirenas de las ambulancias que van al hospital de St. Thomas, al lado de Westminster, ensordecen todo lo que hay a mi alrededor. Veo a gente atendida con ataques de ansiedad. Hay muchos turistas que estaban en Londres sólo de paso. El teléfono sigue sonando. «¿Estás bien? Sólo dime que estás bien». Tus padres, tus hermanos, tus amigos, e incluso gente con la que hacía años no hablabas, te manda mensajes con imágenes de todo lo que está saliendo por televisión. Y tú en el centro de todo. Sin saber muy bien cómo asimilar lo que está sucediendo. La Policía te pide una y otra vez que desalojes la zona. Alzas la cabeza y ves el Big Ben. «¿Te acuerdas de la película ‘‘Londres bajo fuego’’?», me pregunta un chico. «Pues ahora las imágenes son realidad», añade.

En declaraciones a la BBC, el ex ministro polaco de Exteriores Radoslaw Sikorski explicó que oyó lo que le pareció una colisión y, al bajar la ventanilla del taxi, vio que había una persona «tumbada, con dolor». «Después vi a una segunda persona y empecé a filmar, luego vi a tres más, una de ellas sangrando mucho», afirmó Sikorski.