Roma

«Queremos salir del euro. Nuestros aliados son Le Pen, Putin y Trump»

Matteo Salvini / Líder de la Liga Norte. Con una retórica dura y xenófoba se ha convertido en una figura en alza en la política italiana que trata de ocupar el vacío dejado por la marcha de Silvio Berlusconi

Matteo Salvini, líder de la Liga Norte
Matteo Salvini, líder de la Liga Nortelarazon

Con una retórica dura y xenófoba se ha convertido en una figura en alza en la política italiana que trata de ocupar el vacío dejado por la marcha de Silvio Berlusconi

–¿Por qué la Liga Norte promueve el «no» para el referéndum?

–Hace diez años ofrecimos ya nuestra reforma del Senado, de corte federalista, y fue rechazada. Así pues, nuestra negativa no defiende el inmovilismo, sino un modelo de Senado opuesto al de Renzi. Para nosotros, la actual reforma centraliza todo de nuevo en manos del Estado central.

–¿Qué cree que pasará si el «no» se impusiera en la votación? ¿Qué será de Renzi?

–El Partido Democrático (PD) podría formar otro Gobierno intentando ampliar la coalición con partes de la oposición. A lo mejor con algunos miembros de Forza Italia [el partido de Berlusconi]; proponiendo algún actual ministro como jefe del Ejecutivo. Yo preferiría que se convocaran unas nuevas elecciones. En cualquier caso, si Renzi pierde, tendrá que marcharse. Él mismo ha apostado todo a favor del «sí».

–¿Qué opinión tiene acerca del vínculo que Renzi ha creado entre el referéndum y su continuidad en el Gobierno?

–Es un egocéntrico. No ha hecho otra cosa que decir: «O conmigo, o contra mí». Y se ha equivocado.

–De cara a unas posibles elecciones, ¿cuál sería, entonces, el rival de la Liga Norte?

–Sería una competición entre tres: nosotros, el PD y el Movimiento 5 Estrellas (M5E) de Beppe Grillo. Ninguno de éstos dos tiene una ventaja clara, así que si jugáramos seriamente podríamos ganar esta partida. Aunque los pronósticos digan lo contrario.

–La Liga Norte y el M5E, ¿se podrían aliar contra el PD?

–En absoluto. En aras de encontrar posturas comunes en relación al euro, la inmigración, Europa o los impuestos; he solicitado varias veces un encuentro con Grillo y el M5E. Pero no han querido hablar con nosotros.

–De todo esto se deduce que la derecha italiana está dividida.

–Claramente. El centro-derecha italiano necesita ser reconstruido, a corto plazo. Tenemos grandes divergencias en las cuestiones internacionales, especialmente las europeas. Berlusconi y su partido, Forza Italia, está de la parte de Angela Merkel; mientras que nosotros estamos con Le Pen, los austriacos y los holandeses. Tenemos dos visiones de Europa muy diferentes.

–Entonces Berlusconi, ¿es un aliado o un adversario?

–Un aliado. Tras haber apoyado a Mario Monti, Enrico Letta y algunas reformas de Matteo Renzi; ahora se encuentra de forma estable en la oposición. Por eso es un aliado.

–Se le ha acusado mucho de emplear un lenguaje muy claro y, muchas veces polémico. ¿Qué piensa de aquellos que le consideran un populista y xenófobo?

–Hablo de forma directa. Si tengo que criticar al presidente de la República, lo critico. Si tengo que decir mi opinión, me gusta hacerlo sin emplear frases largas. En la época de las redes sociales, si tienes una idea, puedes expresarla en pocos renglones. No me afecta que me acusen de racista o populista.

–Hace meses cuando conoció a Trump, usted aseguró una buena sintonía entre ambos. ¿Cuáles son sus puntos en común?

–En primer lugar, una tarifa plana del 15% para los impuestos de las empresas; luego la «mano dura» con la inmigración irregular; unas buenas relaciones políticas y comerciales con Rusia; la redefinición del papel de la OTAN; evitar conflictos como el de Siria y Libia; y la protección de los productos nacionales con aranceles del 40% sobre los productos chinos. En cualquier caso, la victoria de Trump ha sido, para nosotros, una gran noticia.

–A propósito del comercio internacional, ¿cómo se justifica un proteccionismo económico en un mundo globalizado que, por definición, se basa en la interdependencia? ¿No lo ve poco factible?

–No. Y fenómenos como Trump, el Brexit, el auge de Le Pen y la aparición de Alternative für Deutschland lo confirman. Cada uno de estos movimientos son diferentes, pero con vocación de resolver el problema del empleo.

–¿Hasta qué punto se opone a la UE la Liga Norte?

–Hay que superar el euro, de eso no tengo dudas. Hay que volver a una soberanía monetaria, donde el Estado controla la economía y los bancos. En lo que se refiere a Europa: o se reescriben todos los tratados, o tendrá que dejar de existir. Se está desgastando por sí sola, hay 28 países demasiado diferentes entre ellos: los intereses de Italia chocan con los de Alemania, los de España con los de Polonia, etc. Sólo con pensar que el Parlamento Europeo, donde soy diputado, es la única institución elegida democráticamente y tiene un poder prácticamente nulo. La UE podría tener sentido más bien como un mercado común, basado en la libre circulación: como en sus inicios. Pero en temas como la agricultura, el comercio, los bancos y la inmigración ha fallado.

–¿Hace bien Italia en salvar a migrantes y refugiados en el Mediterráneo Central?

–Salvar la vida humana es un deber, una ley moral, una ley del mar. Cualquiera que esté en una situación de dificultad, en el mar, hay que salvarla. Pero luego hay que observar lo que ocurre inmediatamente después. El modelo australiano, por ejemplo, prevé que a los migrantes se les salve, se les alimente; pero sin que nadie ponga pie definitivamente en Australia. Salvar es una obligación, pero como hoy podemos saber perfectamente, mediante satélites, de dónde salen los barcos; yo trabajaría en cómo salvar a estas personas para luego devolverlas a su lugar de origen.

–¿Para usted hay diferencias entre refugiados y migrantes?

–Por supuesto. Pero es una cuestión de números: si acogiéramos sólo a los que escapan de la guerra, podríamos hacerlo sin problemas. La cuestión es que estamos acogiendo a cientos de miles de personas que no escapan de ningún conflicto.

–¿Cómo está gestionando Europa la cuestión migratoria?

–No está gestionando nada. Europa no controla las fronteras ni redistribuye a los migrantes: lo único que ha hecho es dar 6.000 millones de euros a Turquía. La cuestión migratoria es el ejemplo de que Europa no existe.

–¿Cuál sería su solución?

–Invertir dinero. Pero no para darlo a Turquía, sino para patrullar las fronteras. Y además, quitar las sanciones contra Rusia quien, por cierto, es la única que ha tomado la iniciativa contra el Estado Islámico en Siria, lugar del que escapan muchos inmigrantes.

–¿Qué sentido tiene que la Liga Norte tenga representación en la migratoria isla siciliana de Lampedusa?

–Fue una elección mía, y que tomé cuando me nombraron secretario general. Tenemos que estar presentes en toda Italia, de Norte a Sur, con nuestra visión federalista. Hoy todo se decide en Bruselas, por lo que tenemos que recuperar soberanía a nivel nacional.

–Usted escribió un tuit de apoyo a la consulta catalana. Incidió en la existencia de unos «Estados centralistas que anulan pueblos, lenguas y culturas». ¿España anula a Cataluña?

–Hay muchos pueblos sin Estado. He estado varias veces en Barcelona, ya que tenemos una suerte de hermanamiento con Lombardía. Cataluña, al igual que Escocia, País Vasco, Bretaña; tienen derecho a decidir su futuro político a través de referéndum. Luego, el «sí» o el «no», es una decisión personal de cada uno. La libertad de elección y de autogobernarse es sagrada.

–La Liga Norte es independentista.

–Soy federalista.

–Entonces su partido no pretende una separación de Italia.

–Ya sea un modelo federal, confederal o macroregional: Italia permanecerá unida si reconoce su diversidad.